Pues si vosotros, beta males, teneis experiencias de acoso mariconil, imaginaos un tipo con una tranca equina como un servidor...
Sobre todo en los servicios de los bares nocturnos, donde tengo que hacer toda una performance para mear (me desabrocho la correa, todos los botones del pantalón y entonces saco la herramienta, que suele estar morcillona debido a las ganas de mear y puede tener 16 centímetros tranquilamente), y la peña, maricones o no, lo flipa.
Yo a mi rollo trato de concentrarme en la micción aislándome de las expresiones de sorpresa, el problema es que los maricones no pierden un viaje, y hacen maniobras peligrosos con gran osadía que es preciso atajar si dilación si no quieres sentir las sucias manos de un piompa manoseando tu penis miccionante.