A mi me parece que, más el hecho en si que no conozca uno de los mayores pintores de occidente, es que denota un nivel cultural demasiado bajo.
No es clasismo pero para congeniar hay que tener cosas en común y la cultura e inteligencia son dos elementos claves.
Si mi chica ya se aburre en la segunda sala del Louvre o del British Museum denota que vivimos en dos mundos distintos, que poco tenemos en común.
Sobre momentos Oh Oh no puedo aportar ya que yo siempre me he enamorado de mujeres que ya conocía de tiempo, las rupturas han sido paulatinas hasta darnos cuenta que no valía la pena seguir.
De hecho antes de empezar una relación hago un análisis exhaustivo de su personalidad por si hubiera características incompatibles, oh oh si quieren. Solo las que superan el examen son candidatas.
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Jamás, jamás, he hablado mal de una pareja anterior. Jamás. Todas ellas tuvieron su momento, todas ellas me hicieron feliz, me enseñaron cosas, al lado de todas ellas crecí. También me hicieron daño, mucho más del que podríais imaginar la mayoría de vosotros.
Y esas heridas se quedan en mi alma para siempre. No olvidaré que fueron, algunas, hechas a sabiendas de que me iban a herir. No se me olvida tampoco que se las pudieron ahorrar, o que lo pudieron hacer de otra manera, más suave. Y es ésto lo único que les reprocho. El haberme causado dolor.
Pero fueron, todas ellas, maravillosas mientras estuvieron conmigo. Más que yo con ellas, lo reconozco. No lo fueron, no lo fue en especial la última, con la manera en la que me dejó, cortando de raíz, sin marcha atrás, de un día para otro, sin darme la oportunidad de arreglarlo. No, no lo fue. Por eso, porque mató buena parte de mí, no le perdono. Pero no por lo que tuvimos los tres años juntos que estuvimos. Porque en esos tres años aprendí más de la vida gracias a ella que en los 25 anteriores.
Y eso también se lo agradezco, de la misma manera que no le perdono el final.
Lo siento por usted, debe de ser de ánimo sensible y me solidarizo, casi, casi le daría un abrazo.
Lamentablemente ese daño se lo hicieron a sabiendas pensando como le podían herir más dolorosamente. Es una lástima pero la mujer cuando deja de amar es así, odia y no tiene piedad.
Yo también sigo apreciando muchas de mis ex, ma gustaría ser amigo de ellas pero no puede ser, ellas no quieren.
Mi firma da a entender que algunas cosas no las perdono, exactamente las mismas que dice usted, ese jugar, esa crueldad, ese ensañamiento.
Si hay hijos de por medio ya ni le cuento, creo que eso usted no lo ha vivido. Seguro que sabe de las puñaladas que se gastan en lo económico y en lo relacionado con los niños. Pero eso no es violencia de género, ellas son las víctimas.
La ventaja es que tras esto uno se curte. La siguiente vez se está preparado, no me siento orgulloso de ello, pero se aprende ser insensible, a devolverlas y a hacer daño de verdad.
Perdoneme que tampoco quiero dar la impresión de ser un misógino, pero ILG me ha recordado muchas cosas, pocas agradables.