No hay amor verdadero hasta el primer pedo camero

Pero hombre, para eso ya dio Nuria Roca el remedio (y lo repitió hace poco Berto Romero): como el estruendo se produce debido a la fricción del aire contra las nalgas, se abre uno los cachetes. Así el cuesco, lejos de sonar como el espíritu del velcro, se desliza suavemente, con un "ffffff" imperceptible.
Lo probaré, no lo sabia
 
Os gano a todos, hijos de puta.

Me sucedió hará unos cinco años, con una interfecta treinteañera que coincidió en el que era por entonces mi instituto para hacer una sustitución de mierda. Cordosiesa como ella sola, iba de reinona por la vida, y los aires lorealistas no sé de dónde le venían, porque no era nada del otro mundo. El curso echó a andar y se le agotaban los días en la casa donde estaba de prestada, que consiguió a través de los padres moviendo hilos de viejas amistades. Como vi oportunidad de percutir, y recién conocidos no era ni la sombra de los gilipollas que resultó ser la pava esta, me ofrecí para acogerla tres días en mi casa, cediéndole el cuarto de invitados. Tres días era el acuerdo, no más, y tres insoportables días de condena me dio la hija de la gran puta.

La jugada que os cuento sucedió la segunda jornada, a media tarde, después de llegar a casa y ponernos a comentar asuntos del trabajo. Estábamos en la cocina, preparando algo de comer, y me dice que va al baño y tal. Vale. Le dije que usara uno que había en el pasillo, que iba junto con la habitación, que para eso tenía yo otro en la mía. Total, que estoy a lo mío y pasado un rato tiro al dormitorio a por algo que ahora no recuerdo ni viene al caso. Al pasar por el pasillo la imagen me traumatizó: la tontalculo sentada en el váter, en pose orante, con la ropa arrugada en los tobillos, cagando con la puerta del baño abierta de par en par. Y ahí te lo comas con patatas.

-Pero qué cojones..., le dije mientras iba tirado a cerrarle la puerta.
-¿Pero por qué vas a cerrar?
-¿A ti qué te parece?
-En mi casa siempre hacemos caca con la puerta abierta y no pasa nada.
-¿Pero en serio a ti te parece normal?, insistía yo intentando cerrar la puerta y acabando con la discusión surrealista.
-Además, mi caca no huele.

Traumatizado me dejó la asquerosa esta.

Sin intención de hacer de menos su historia, eso le pasaba a un hamijo himajinario pero con la suegra, bendita, de costumbre ancestral de cagar/mear a cualquier hora con la puerta abierta. Y le hablo de baños antiguos, de los que el trono miraba a la puerta.

Este pobre desgraciado del relato, me reconocía abiertamente que, de tener ganas de mear por la noche, iba por los pasillos del nido suegrero con más sigilo que un marine por Da Nang. Pero claro, el evento podía acontecer a cualquier hora, con lo que era viable ir a lavarse las garras antes de comer, y encontrarse a la suegra de 2x2 con el hola ahí, dale que te pego. Y sonreía, la tipa. Imagínese.
 
Yo soy de buen comer. Seguramente comer es lo que más me gusta en el mundo, por eso es un suplicio hacerlo delante de un hombre al que estoy conociendo. Ya conté una vez como en una cita, por cortarme y no parecer vulgar, comí entre dientes toda la noche , como cuando habla la Monasterio, y
por modificar puerilmente mi conducta Dios me castigó haciendo que se me quedara un trozo de perejil pegado en uno de los paletos con la forma del logotipo del Corte Inglés.
Eso por hacer el tonto, que me di cuenta cuando llegué a casa.

Encima me tocó uno de estos hombres que apenas prueba bocado, un milindre. Pasé una noche que ni el perro de un lazarillo, qué hambre.

Pues para mí el momento de relación plena es cuando como con total naturalidad ingentes cantidades sin avergonzarme.
 
Yo soy de buen comer. Seguramente comer es lo que más me gusta en el mundo, por eso es un suplicio hacerlo delante de un hombre al que estoy conociendo. Ya conté una vez como en una cita, por cortarme y no parecer vulgar, comí entre dientes toda la noche , como cuando habla la Monasterio, y
por modificar puerilmente mi conducta Dios me castigó haciendo que se me quedara un trozo de perejil pegado en uno de los paletos con la forma del logotipo del Corte Inglés.
Eso por hacer el tonto, que me di cuenta cuando llegué a casa.

Encima me tocó uno de estos hombres que apenas prueba bocado, un milindre. Pasé una noche que ni el perro de un lazarillo, qué hambre.

Pues para mí el momento de relación plena es cuando como con total naturalidad ingentes cantidades sin avergonzarme.
Ya, pero ¿te tiras cuescos sonoros en la cama o no? ¿Te desilusionas del hombre si este saluda al alba con un pedo que te despierta y avienta la sábana?
 
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Ya, pero ¿te tiras cuescos sonoros en la cama o no? ¿Te desilusionas del hombre si este saluda al alba con un pedo que te despierta y avienta la sábana?

Yo no hago esas cosas delante de nadie. No me gusta ni que me escuchen hacer pis como para hacer lo otro.
Respecto a él, si lo hace a sabiendas, digamos con dolo, los pensamientos homicidas se amontonan en mi cabeza.
 
Lo mejor es llegar con tu chorba to chuzao a casa. Ella a lo suyo y tú como spiderman con las piernas rotas
Vomitar con tropezones en el lavabo, mearse to fuera del vater y restos de nicotina y frenazos en las paredes del tigre.
Una incursión a la nevera a comerse hasta el perejil con la salsa perrins o innovar una deconstruccion que haga bumb en la microsonda mientras te fumas un sigar por la casa...

Si cuando te levantas con un pie en el otro barrio, todo está limpiadito y te espera un desayuno continental en la cocina... THE LOVE.
 
Para no desvirtuar el hilo, yo nunca me he tirado un cuesco delante de la Alina, ni ella delante mío. Pero claro, ella se sigue poniendo tacones, follamos, me compra regalitos y comparte sus alegrías...
Ahora lo entiendo. Son pareja pero no han llegado a la fase del amor verdadero. Tranquilo es cuestión de tiempo.

Así el cuesco, lejos de sonar como el espíritu del velcro, se desliza suavemente, con un "ffffff" imperceptible.
Esto no siempre funciona, ojo. Aunque es buen truco.

El hilo no trata de pedos sino del amor verdadero. Cualquier signo no gaseoso es bienvenido.

Creo que también hay amor verdadero cuando sabes que no hay absolutamente ninguna posibilidad de acabar en la cama y, aún así, te esfuerzas en que la otra persona sea feliz. Disociar sexo y relación.
 
Yo soy de buen comer. Seguramente comer es lo que más me gusta en el mundo, por eso es un suplicio hacerlo delante de un hombre al que estoy conociendo. Ya conté una vez como en una cita, por cortarme y no parecer vulgar, comí entre dientes toda la noche , como cuando habla la Monasterio, y
por modificar puerilmente mi conducta Dios me castigó haciendo que se me quedara un trozo de perejil pegado en uno de los paletos con la forma del logotipo del Corte Inglés.
Eso por hacer el tonto, que me di cuenta cuando llegué a casa.

Encima me tocó uno de estos hombres que apenas prueba bocado, un milindre. Pasé una noche que ni el perro de un lazarillo, qué hambre.

Pues para mí el momento de relación plena es cuando como con total naturalidad ingentes cantidades sin avergonzarme.
¿Qué tiene de pudoroso comer con gusto cuando una no es una obesa? No entiendo esa vergüenza, debe ser cosa de burgueses.

A mi me da alegría compartir mesa con una chica que disfruta de la comida, lo que no soporto es lo contrario, aquellas que meten en la boca el tenedor y parece que están comiendo cagadas de ratón, que se nota a leguas que tienen una relación traumática con la comida y son capaces de vivir con tan bajos aportes nutritivos porque no mueven en culo más allá de lo estrictamente necesario, esto es, ir al baño a maquillarse, salir de compras.
 
Ahora lo entiendo. Son pareja pero no han llegado a la fase del amor verdadero. Tranquilo es cuestión de tiempo.

Pues tal y como lo estáis poniendo, espero no llegar nunca...

Creo que también hay amor verdadero cuando sabes que no hay absolutamente ninguna posibilidad de acabar en la cama y, aún así, te esfuerzas en que la otra persona sea feliz. Disociar sexo y relación.

O amor verdadero, o pagafantismo nivel supremo. Porque una cosa es que no haya interés en acabar en la cama (=amistad) , y otra que no haya posibilidades de ello (=ser un omega de libro), pero aún así preocuparte para que tu diva alcance la felicidad que no le puedes dar.
 
Ahora lo entiendo. Son pareja pero no han llegado a la fase del amor verdadero. Tranquilo es cuestión de tiempo.


Esto no siempre funciona, ojo. Aunque es buen truco.

El hilo no trata de pedos sino del amor verdadero. Cualquier signo no gaseoso es bienvenido.

Creo que también hay amor verdadero cuando sabes que no hay absolutamente ninguna posibilidad de acabar en la cama y, aún así, te esfuerzas en que la otra persona sea feliz. Disociar sexo y relación.
Sacrificar el sexo por el amor es una bonita muestra. Pero, si vamos al AMOR VERDADERO, no hay nada como el que mostraba un vecino de unos familiares: la esposa se había quedado paralítica, y el hombre llevaba cuidándola casi quince años, bajándola y subiendola dos pisos, en brazos, cada día, para que pudiera tomar el sol. Todo lo que baje de ahí -verla guapa sin maquillaje por la mañana, que no te importe que sus piernas de repente sean cactus, entender que sus cambios de humor hormonales no son intencionados...- es mera pose, un quieroynopuedo sin mérito.
 
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¡Creo que la verdadera prueba para ambos es el tiempo!
No importa lo trivial que pueda parecer, ¡pero lo es! El tiempo nos muestra si una persona es la forma en que la elegimos originalmente. El tiempo muestra si nosotros mismos somos lo que parecíamos ser.

Hola Diodenal. Ponte avatal, o poco vas a dural.
 
Me imagino que no soy el único que ha reparado en semejante atrocidad y han sorteado el escollo para no morder el anzuelo offtopic, pero esto tiene tres pares de cojones, señores. Ojo al dato, que los tacones son una obligación. Ahí lo lleváis, compadres.
Es un ejemplo de obligación autoimpuesta. Por querer agradar, por querer seducir, una se impone los tacones. Con el tiempo, sintiéndose más querida y más segura, ya no siente esa obligación.

Eso no es el paso al amor, es el paso a la rutina y monotonía de una pareja donde se ha acabado el amor: dejar de arreglarse, dejar de preocuparte por la vida sexual, dejar de ser detallista, incluirle en el marrón de rollos familiares y no preocuparte de utilizar a tu pareja como water emocional.
¿Y no puede ser que el amor elimine algunos esfuerzos que se hacían por agradar al inicio de una relación?
Es como el nivel de higiene y vestuario. En las primeras citas una se esmera más que cuando todo va rodado.
 
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