En plenas acusaciones del PSOE, ETA dice que Aznar rechazó la negociación
«No podemos reconocer el derecho de autodeterminación», dijeron los emisarios del Ejecutivo a sus interlocutores etarras, según la versión de la banda terrorista
MADRID. ETA llegó a la conclusión de que el Gobierno de José María Aznar accedió a reunirse con la banda el 19 de mayo de 1999 para transmitirle que no se planteaba una negociación con contrapartidas políticas. «No podemos reconocer el derecho de autodeterminación», aclararon los emisarios del Ejecutivo a sus interlocutores etarras, según consta en el acta que elaboró la banda terrorista al término de aquel único encuentro, celebrado en un país europeo.
En plena ofensiva de ataques del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero y del PSOE,que aseguran que Aznar negoció con ETA cuando fue inquilino de La Moncloa, la propia banda parece interesada en replicar que el Gobierno del PP dejó claro desde un principio que no iba a negociar cuestiones políticas. «Gara», receptor casi en exclusiva de los comunicados de la banda, ha difundido recientemente el acta de la única entrevista mantenida entre una representación de Aznar y terroristas, que ya publicó en 2000. Entonces lo hizo para desenmascarar al PNV y EA al recordar que había llegado a acuerdos con los nacionalistas. Ahora, voluntaria o involuntariamente, desmiente las acusaciones del Gobierno de Zapatero a Aznar.
Tras mes y medio de tregua
En los documentos que ahora recupera el periódico abertzale, ETA sitúa el inicio de aquel proceso de comunicaciones en la tregua que anunció el 18 de septiembre de 1998, y recuerda que fue el 3 de noviembre, es decir, mes y medio después, cuando Aznar autorizó, públicamente, las conversaciones.
El encuentro, cara a cara, entre emisarios del Gobierno y representantes de ETA tuvo lugar el 19 de mayo de 1999, en una ciudad europea que, según medios antiterroristas, no fue Zurich en contra de lo que se ha venido informando. De esa reunión, la banda elaboró un acta, de la que se desprende que los emisarios de Aznar estaban interesados en establecer un marco de comunicación estable y superar desconfianzas mutuas, pero que desde el primer momento dejaron claro que no estaban dispuestos a pagar un precio político a cambio del abandono de las armas.
ETA acudió a la cita con el objetivo de obtener garantías de que el Estado respetaría el proceso iniciado entonces, cuando los partidos nacionalistas y abertzales, así como la propia banda, firmaron el pacto de Estella.
De acuerdo con el acta, que ahora ha desempolvado el periódico «Gara», y que contradice las acusaciones lanzadas por el PSOE y el Ejecutivo de Zapatero, los emisarios de Aznar dejaron claro que no iban a negociar cuestiones políticas. «No podemos reconocer el derecho de autodeterminación de los habitantes de un determinado lugar». Sí expusieron, según la misma documentación de ETA, que su objetivo era la creación de un clima de confianza adecuado para la nueva situación -silencio de las armas-. Para ello, insistieron, Gobierno y ETA deberían llevar a cabo gestos, pero sin carácter de contrapartida, siempre según el acta elaborado por los dirigentes etarras.
La organización criminal señala que las dos conclusiones de la reunión de mayo de 1999 fueron mantener el canal de comunicación que se había establecido y dejar la puerta abierta para un segundo encuentro. Sin embargo, la banda indica que el Gobierno no cumplió «ni siquiera la poco que se había acordado», ya que filtró a los medios de comunicación la celebración de esa entrevista y distintos detalles de la misma. Los terroristas suspendieron el proceso y no hubo más reuniones.
Pacto con los nacionalistas
Por el contrario, ETA sí alude a que hubo acuerdos con PNV y EA. Así, indicaba que el objetivo del pacto de Estella de 1998 era buscar un compromiso para la «construcción nacional» entre los nacionalistas y la ruptura con las «fuerzas españolistas». Lo que ocurrió, según la banda, es que PNV y EA «falsearon, deformaron y desdibujaron los parámetros originales de la iniciativa».
Al mismo tiempo, destaca que el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor, dio una interpretación correcta a la tregua, al ponerle la etiqueta de «trampa». «¡Por supuesto, era un instrumento dirigido contra los gobiernos español y francés», era, «una trampa para la estrategia de sumisión a España que habían desarrollado hasta entonces PNV y EA».
Los compromisos públicos de Aznar
Durante aquel proceso que acompañó a la tregua, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró que no pagaría peaje político para atajar la actividad terrorista. «Es un gravísimo error poner precio político al cese de la violencia y sería inaceptable que cualquier solución estable al problema del terrorismo se planteara sobre fórmulas no integradoras, que conduzcan al enfrentamiento», declaró el 11 de octubre de 1998. El 22 de junio de 1999 sentenciaba, en el Debate del Estado de la Nación, que «la paz no tendrá precio ni hipoteca. El orden constitucional que los españoles nos dimos no se puede romper ni se romperá, ni matando ni por dejar de matar».
El 16 de junio de 1999 aseguraba Aznar que «se trata de lograr el cese definitivo de la violencia y quiero garantizar que en el ámbito y límite de la interlocución, en ningún caso incluye, ni incluirá ninguna contraprestación política». «Hay un límite, que es no quebrar las reglas, y hay un campo de juego, que es la Constitución y el Estatuto de Autonomía», agregó el 26 de febrero de 1999. El 4 de marzo de ese año, el entonces presidente del Gobierno aseguraba que «ejerciendo el terror y la violencia se han querido conseguir objetivos políticos y no se han conseguido. Por dejar la violencia no vamos a pagar los españoles ningún precio que les permita conseguir esos mismos objetivos; ninguno».