Alcides Moreno, un inmigrante ecuatoriano que trabaja de limpiacristales en Nueva York, ha conseguido involuntariamente una hazaña de muy difícil superación: sobrevivir a una caída de un rascacielos de 47 pisos. O lo que es lo mismo, casi
170 metros de altura.
Después de ser trasladado al hospital, Moreno, de 37 años de edad, recibió varias transfusiones de sangre y plasma y
fue sometido a diversas operaciones. Numerosos huesos de su cuerpo estaban completamente rotos, entre ellos ambas piernas.
Casi un mes después de la milagrosa caída, Moreno ya es capaz de hablar, respirar por sí mismo, y mover todas sus extremidades. Los médicos del Hospital Presbiteriano de Nueva York que le tratan esperan que después de algunos meses de terapia,
será incluso capaz de volver a caminar.
El doctor Herbert Paredes, el presidente del hospital, ha descrito como un "completo desastre" la condición en la que Moreno entró en el hospital.
"Si podemos hablar de milagros médicos, éste ciertamente lo merece", explicó el médico en una rueda de prensa.
La palabra milagro, pero con un componente más religioso que científico, es la que utiliza de forma reiterada su esposa, Rosario Moreno, que aseguro que Alcides es muy creyente. "Gracias a Dios por este milagro que hemos tenido, él no para de decirme que
simplemente aún no había llegado su hora".
Para hacerse una idea de la excepcionalidad del caso basta con decir que
la probabilidad de sobrevivir a una caída de solamente tres pisos es del 50%.