Es un clásico de Youtube este vídeo, como el del Ogro de las drogas.
La mejor parte es cuando rompe en dos una cartulina y dice "así tenéis dos"
Que hay muchos padres que son tontísimos hoy en día. Qué son los padres más que españoles que se han reproducido, y este país esta lleno de retrasados que no cabe uno más. Mezclar la imbecilidad con la paternidad te da como resultado un hijo mal educado.
La hija pequeña de mi vecina panchita día si y día también dejaba los dedos grasientos marcados en el espejo del ascensor, y en los paneles metálicos de los botones. Todos los putos días y simplemente porque le hacia gracia ver sus manos marcadas. Rayones con boli o pinturas por las paredes solo había en mi piso, por la puta niña de mierda. ¿Le dijo algo su madre alguna vez? lo dudo mucho porque no fue hasta que la niña creció y se le pasó la tontería que dejé de ver los cristales grasientos y las paredes jodidas. Osea que se la sudaba completamente. Una falta de respeto a la convivencia y a la propiedad ajena acojonante. Si yo tuviese un hijo, e hiciese lo mismo, la primera sería la última y me aseguraría de ello, o al menos aplicaría un correctivo considerablemente más severo cada vez que lo hiciese.
El hijo de mis vecinos dos pisos más arriba me pone la cabeza loca pegando pisotones por el pasillo y tocando una flauta y un tambor. A saber como tiene que estar la vecina encima mio o como han debido desconectar de la realidad los padres para que no les moleste tanto ruido asqueroso.
Comprarle un tambor y una flauta a un crío es para cruzarles la puta cara hasta que se les asome el cráneo. Como si esperasen que después de 500 horas haciendo ruidos aleatorios e infernales empezase a convertirse en un virtuoso que les va a dar una jubilación de oro.
Es pura y llanamente irresponsabilidad e incapacidad de manejar la situación. Saben hacer un creampie e incluso desean que les llegue un niño monismo que dé significado su mierda de existencia, luego todo lo que viene después no lo habían planeado.
El otro día en la carnicería del super había otra panchita con dos críos en un carrito. Uno de ellos pegaba unos gritos que te hacían rechinar los dientes. Yo según me aproximaba a la carnicería me puse en el extremo opuesto porque vi el panorama. A los pocos segundo una señora dijo alto y claro "AY POR FAVOR, QUE HORROR, QUE COSA MAS MOLESTA" y tiró de otra chica para alejarse de allí. La panchita no movió un parpado, pero ni por vergüenza. No sé si el hecho de que siguiese allí mirando al infinito como si aquellos chillos no fuesen con ella era cosa de chulería, de subnormalidad profunda, o de que era una madre acostumbrada a vivir con esa mierda y ya ni les oía.
Fuese cual fuese el caso se merecía mínimo un toque de atención. Y menos correcto políticamente, una hostia a mano abierta.