calosgouzy
Asiduo
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- 29 Abr 2004
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Mi hermano, que por estos días anda un poco enfermo, me pidió el favor de ir al cole de su hijo y llevar unos papeles. Cuando estaba en la recepción vi que un chaval de unos 9 años venia corriendo por el pasillo a toda velocidad. En eso, un profesor que iba en sentido contrario, en el momento oportuno lo ha tomado del brazo y le ha dado un estrujón de padre y señor mio, parándolo en seco y batiendolo como muñeco de feria.
El chico le miraba con los ojos muy abiertos como diciéndole "suéltame que me haces daño"... Y el hijoputa del profesor no solo no lo soltaba sino que le cayó a punta de gritos diciendole que "No se corre por los pasillos, cuantas veces hay que repetirlo... si es que vas a tumbar a alguien.. bla bla bla..."
Yo me imaginé que aquel chaval fuera mi sobrino o mi hija y sencillamente no me pude controlar. Le grité al desgraciado "Suéltelo hombre, que le pasa a usted!"
Lo que pasó allí fue largo de contar, basta con decir que no solo le canté las cuatro verdades sino que pedí hablar con el director, quien después de unos minutos salió a enterarse de lo sucedido y una vez se lo conté, muy consternado (o eso parecía) ofreció disculpas y le dijo al hijoputa que lo acompañara a su despacho. No se si le correrán o no, pero recordé como muchos profesores de los colegios donde estudié hacian estas cosas sin que nadie les dijera nada.
El chico le miraba con los ojos muy abiertos como diciéndole "suéltame que me haces daño"... Y el hijoputa del profesor no solo no lo soltaba sino que le cayó a punta de gritos diciendole que "No se corre por los pasillos, cuantas veces hay que repetirlo... si es que vas a tumbar a alguien.. bla bla bla..."
Yo me imaginé que aquel chaval fuera mi sobrino o mi hija y sencillamente no me pude controlar. Le grité al desgraciado "Suéltelo hombre, que le pasa a usted!"
Lo que pasó allí fue largo de contar, basta con decir que no solo le canté las cuatro verdades sino que pedí hablar con el director, quien después de unos minutos salió a enterarse de lo sucedido y una vez se lo conté, muy consternado (o eso parecía) ofreció disculpas y le dijo al hijoputa que lo acompañara a su despacho. No se si le correrán o no, pero recordé como muchos profesores de los colegios donde estudié hacian estas cosas sin que nadie les dijera nada.