Me parece a mí que podría haber un deseo más o menos consciente de hacerlo caer. Hay otras dos cosas que no me cuadran o que por lo menos me llaman la atención: la primera, ¿cómo es que un tipo puede "tragarse" que una desconocida de voz seductora le llama por teléfono para tener con él un affaire amoroso? Esas cosas nunca suceden en la realidad (como dice la víctima de la mujer-monstruo en la película "species"), a menos, claro está, que seas alguna estrella del show-business.
Estos reality shows, inventos innobles, repugnantes y abyectos donde los haya, buscan sus víctimas en cierto "sector de la población" desde luego no muy lúcido ni avisado, cosa que también da la educación, aunque entre celtíberos nos empeñemos en que no, o sea pobrecitos carne de sofá rosa, para chutarse subidones de audiencia a costa de ellos. No son más que sinvergüenzas, aprovechados, explotadores de las debilidades ajenas, y me producen un profundo asco.