Muy buenas:
En la década de los 80 tuve la suerte de marchar de casa; nunca y en ningún momento el motivo de mi marcha fué la incomodidad de estar en casa de mis padres; sencillamente con 17 años estaba estudiando biológicas y cuando llegué a casa tenía la maleta preparada y me comunicaron " te han aceptado en veterinaria; te vas para Lugo"; tuve que buscar en el mapa donde se encontraba dicho pueblo; me había pasado 8 años de mi vida en Venezuela, como buén gallego hijo de la emigración, nos trasladamos a vivir a Vigo, donde estaban nuestras raíces y nuestra familia... y 8 años después me trasladaban a la capital del nabo.
Me habían cogido una simpática pensión en el centro de la ciudad, que me recibió bajo una intensa niebla del mes de noviembre. Estaba regentada por una viuda, que para completar su pensión acogía estudiantes a los que nos daba de comer siempre y bajo cualquier circunstancia lengua de ternera( después de semejante empacho y tras 3 meses a base de lengua, mi locuacidad aumentó considerablemente, así como mi odio a semejante producto; no la he vuelto a probar desde el año 86). Tras un periodo corto de aclimatación, comenzó mi amistad con los grnades bebedores de vino peleón de la zona; todos los días de la semana acabábamos en la zona de vinos de Lugo, recomendable y saludable visitar, donde entonábamos simpáticos cantos de camadería que hacían las delicias de los presentes, y que por supuesto hacía que nuestras gargantas se secasen y pidiesemos más rondas del famoso vino químico creaúlceras. De las clases de primer año no me acuerdo en demasía.... a algún examen de anatomía animal tengo llegado borracho y quedarme dormido durante su realización; no me preocupaba excesivamente, ya que uno de los profesores que nos daban las clases prácticas era el borracho tenor de la pandilla (ahora es catedrático de Universidad, para los que opinen que el vino es malo).
La duración de mi estancia en la pensión se acabó a los tres meses, motivado por dos razones fundamentales: reventé el candado de la nevera de la pensión para comerme el queso de tetilla por el hambre que tenía provocado por una sesión fumadora de maría.... y por fundir los plomos de la casa al querer comprobar los efectos de tirar una lampara dentro de una bañera llena de agua ( era una casa vieja, sin limitador de potencia y con un voltaje de 150V.... real y cierto.. así era Lugo en el año 85).
Tras unas amistosas palabras con la viuda y su hija, decidimos de mutuo acuerdo la rescisión de nuestra relación.
Alquilé una habitación en una famoso hostal frecuentado por amigas de la pajilla y el folleteo de pago.
Pero eso es otro capítulo, donde se describen las distintas posturas observadas a diferentes clientes, mis comienzos en el rugby (Xabarín de Lugo) y demás... siempre que esteis interesados en que continúe..
En la década de los 80 tuve la suerte de marchar de casa; nunca y en ningún momento el motivo de mi marcha fué la incomodidad de estar en casa de mis padres; sencillamente con 17 años estaba estudiando biológicas y cuando llegué a casa tenía la maleta preparada y me comunicaron " te han aceptado en veterinaria; te vas para Lugo"; tuve que buscar en el mapa donde se encontraba dicho pueblo; me había pasado 8 años de mi vida en Venezuela, como buén gallego hijo de la emigración, nos trasladamos a vivir a Vigo, donde estaban nuestras raíces y nuestra familia... y 8 años después me trasladaban a la capital del nabo.
Me habían cogido una simpática pensión en el centro de la ciudad, que me recibió bajo una intensa niebla del mes de noviembre. Estaba regentada por una viuda, que para completar su pensión acogía estudiantes a los que nos daba de comer siempre y bajo cualquier circunstancia lengua de ternera( después de semejante empacho y tras 3 meses a base de lengua, mi locuacidad aumentó considerablemente, así como mi odio a semejante producto; no la he vuelto a probar desde el año 86). Tras un periodo corto de aclimatación, comenzó mi amistad con los grnades bebedores de vino peleón de la zona; todos los días de la semana acabábamos en la zona de vinos de Lugo, recomendable y saludable visitar, donde entonábamos simpáticos cantos de camadería que hacían las delicias de los presentes, y que por supuesto hacía que nuestras gargantas se secasen y pidiesemos más rondas del famoso vino químico creaúlceras. De las clases de primer año no me acuerdo en demasía.... a algún examen de anatomía animal tengo llegado borracho y quedarme dormido durante su realización; no me preocupaba excesivamente, ya que uno de los profesores que nos daban las clases prácticas era el borracho tenor de la pandilla (ahora es catedrático de Universidad, para los que opinen que el vino es malo).
La duración de mi estancia en la pensión se acabó a los tres meses, motivado por dos razones fundamentales: reventé el candado de la nevera de la pensión para comerme el queso de tetilla por el hambre que tenía provocado por una sesión fumadora de maría.... y por fundir los plomos de la casa al querer comprobar los efectos de tirar una lampara dentro de una bañera llena de agua ( era una casa vieja, sin limitador de potencia y con un voltaje de 150V.... real y cierto.. así era Lugo en el año 85).
Tras unas amistosas palabras con la viuda y su hija, decidimos de mutuo acuerdo la rescisión de nuestra relación.
Alquilé una habitación en una famoso hostal frecuentado por amigas de la pajilla y el folleteo de pago.
Pero eso es otro capítulo, donde se describen las distintas posturas observadas a diferentes clientes, mis comienzos en el rugby (Xabarín de Lugo) y demás... siempre que esteis interesados en que continúe..