curro jimenez
Muerto por dentro
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¿No tienes escrúpulos?
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Hace un par de años, en mi edificio vinieron unos gitanos, y en la otra escalera, unos pakistaníes.
Al principio, la familia de gitanos parecía gente adaptada a la vida social y legal. Uno de los hijos estafó a varios vecinos haciéndoles creer que les iba a traer lotería de Sort, uno de ellos mi padre, que es un bienquedas. Yo le dije que a los gitanos, hola y adiós, pero no me hizo caso.
El hijo mayor de los gitanos se pasaba el día entero amenazando de muerte a su madre. Por mucha conciencia que haya sobre el maltrato, en mi escalera nadie llamó a la policía ni una sola vez. Yo llamé dos. Una de esas veces se lo llevaron detenido.
Otra de las veces me encontré a la gitana en la escalera llorando porque se habían llevado a su hijo que era muy bueno, que tenía mucho genio, pero era un trocito de pan. Y que no podía estar en la cárcel porque iba a ser padre. Le pillaron droga en su casa.
Con los pakistaníes fue otro asunto. Una de las 5 esposas del pakistaní magnate (tenía varias marisquerías y estaban forrados) se pasa las noches hablando por teléfono en los columpios del jardín. Dando berridos a las 3 de la mañana durante más de dos semanas.
Esta gente NUNCA va a poder vivir como personas normales, asumidlo. Cuando os creáis todo ese rollo de que todos somos iguales blabla la raza no importa, cada uno tiene sus costumbres, os robarán con una navaja y se os quitará la tontería
Al final a la pakistaní le terminé tirando un cubo de agua helada.
No me arrepiento de nada. Al final lo mejor es que cada uno viva como merece. Las personas normales en barrios tranquilos y esta gente, apartada.
Esto que has descrito pasó en mi bloque pero con una familia de argentinos. En un año y medio que vivieron aquí dio tiempo a que el mayor de los hijos, 17 años, preñara la hija de 16 de otros vecinos. El pequeño de 15 fuese detenido varias veces por que lo pillaron robando gasolina de las motos de los vecinos para su scooter, y tambien por robarle la moto de 125 a un nacional. El padre era portero de discoteca y venia pasado de vueltas todas las madrugadas, pegando portazos y pegandole a la mujer, que se salia a las escaleras y se ponia a chillar como si estuviese poseida. Cuando follaban el le daba unas hostias como panes y a ella le gustaba. Si ni fuera por los gemidos parecia que la estaba maltratando. Por no hablar de que el rellano del cuarto, donde ellos vivian, era de ellos. Tenian cajas, muebles y la bicicleta del pequeño.
En ese tiempo me dí cuenta que los argentinos son los gitanos de Sudamerica.