Hace ya unos añetes, el típico puesto de churros, papas fritas y cubatas de las fiestas (Caravana&BAr), era regentado por la misma gitana de mi edad todos los años. Era una família feriante que tenía varias atracciones y movidillas esparcidas por el pueblo en fechas ludico-festivas.
Yo, que tenía el record del pueblo de beber cubatas, acabé haciéndome medio amigo de ella, ya que eran unas 10-15 visitas diarias para rellenar el biberón de roncete. Las últimas siempre me invitaban, y no se si era por el efecto de el alcohol o la euforia de que era bebida gratis, que en las últimas copas siempre me parecía mas guapa. La mezcla entre el pelo amarillo grasiento teñido, esos collares de oro que tanto me recordaban a MA más los flourescentes de la caravana... deslumbraban de una manera que creía que era un rostro angelical. Se me pasaba al dia siguiente.
Un día de estos que ya estaba intoxicado, me quede un rato de más hablando con ella de gilipolleces varias de las que puedes soltar con mas de 10 copas ya que mis colegas que eran unos jodidos tristes me habian dejado tirado. Ella empezaba a hacer el recuento de pasta del negicio churríl y me dijo que me invitaba a otra copa, pero dentro ya que tenía que cerrar.
Yo que escuché la palabra copa gratis, sentí un cosquilleo por mi cuerpo que no pude decir que no, aun sabiendo que meterse en una carabana-churrería con ella, era como entrar a una jaula con un león de Ángel Cristo.
Me lo puso bién cargadete, supongo que para que no pidiera más.
Yo ya había notado que ella se había insinuado varias veces, pero dentro de su puesto de control churríl, se le notaba aún mas. Yo estaba bastante nerviosete. Ella llevaba una bata blanca (Ese era el color que tendría cuando la compraron), y debajo solamente llevaba su ropa interior.
Yo hablaba de chorradas y ella estaba recogiendo, y a la que se agachó a guardar las patatas congeladas debajo de la freidora, entonces vi algo que me ha rondado la cabeza durante muchos años, una bragas blancas amarilleadas por el centro y dos matorraless de pelo que desbordaban de ellas. Impactante. Era como esos bigotes amarillos por el centro fruto de la nicotina. Siempre le dí un voto de confianza pensando que el amarillo de la bragas era debido al vapor de el aceite de girasol.
En ese momento me entró el canguele y quise salir de su cuchitril. Había cerrado. Decía que era para que alguno de sus primos no entraran, por si hacíamos algo. Yo le dije que tenía prisa... creoq ue hasta le di el dinero de el cubata. Parece que no le sentó muy bien que la rechazara y abrió la carabana para que saliera de muy mala leche.
Desde ese dia no se me ha ido el olor a fritanga.