Yo hace tiempo que me prometí no volver a ver estos vídeos y de momento lo estoy cumpliendo a rajatabla. Desde entonces me siento mejor persona.
Creo que fue a raíz del vídeo de los psicópatas de Dnepropetrovsk que me dije "ya basta me cago en san dios". No quiero más mierda para mi cerebro.
Es que vamos a ver, qué cojones nos aporta eso. El problema de estos vídeos es que para verlos sin sufrir tienes que identificarte con el agresor y no con la víctima, un poco en plan "toma ya, mátalo, algo habrá hecho, haber estudiao, etc.", pero si por un segundo te identificas con la víctima (cosa inevitable, porque la mente humana es muy traicionera y ante escenas sobrecogedoras siempre se disparan proyecciones, transferencias, externalizaciones del Yo e identificaciones con el débil), estás jodido pero que bien jodido. Algo se rompe en tu aparato moral y espiritual, tanto si adoptas la postura defensiva de identificación con el agresor, como si adoptas la postura compasiva de identificación con la víctima.
Una vez esta mierda se te ha incrustado en la retina, entras en una especie de trastorno por estrés postraumático a pequeña escala, como un veterano de la guerra del VieCnam; ausente, retraído, nihilista, es decir, más leña para el fuego de vuestro hikikomorismo. Cada vez que veis un vídeo de estos vuestras habilidades sociales (reales, no foriles) y vuestras oportunidades sexuales (con zorras amateurs, no con zorras de pago) se reducen en un 2,37% aprox.