snow
Freak
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Yo queria ser japonesa.
Queria tener los ojos grandes y rasgados, vestirme con kimonos difíciles y aprender a caminar con thongs y calcetines. Imaginaba como se verian las ciudades a través de una cámara de fotos o lo bonito que seria que todos mis amigos tuvieran nombres manga.
Deseaba convertirme en alguien tan delicado como para servir el té y tan hábil como para cortar limpiamente las cabezas de mis enemigos con una katana, queria saber como se siente una cuando vive en un país donde todo el mundo sabe jugar con tus consolas preferidas.
No ha podido ser.
No, no ha sido porque mis ojos sean redondos o tenga la piel blanca, tampoco porque mi nombre no suene a cómic o porque no entienda los malditos ideogramas que indicaban donde se iba a todas partes...
Fué porque los japoneses de verdad no son como yo los imaginaba. No llevan una cámara 24 horas colgada del cuello para descubrir las verdaderas formas y colores de lo que les rodea, los únicos vestidos fantásticos que ví por las calles fueron los que han comprado en las maisons de lujo europeas y nadie va vengando afrentas personales con ágiles movimientos de muñeca o certeros golpes de katana.
Hay pocas cosas que fueran tal y como yo imaginaba pero muchas que resultaron infinitamente mejores. La vida en Tokio es rápida y ordenada, los japoneses corteses y distantes, sus costumbres.... sencillamente maravillosas. Ya os las iré contando.
Yo no queria ser japonesa, lo que queria estaba más cerca de Kill Bill que de cualquier otra cosa. Quizás por eso era tan ideal ;)
Queria tener los ojos grandes y rasgados, vestirme con kimonos difíciles y aprender a caminar con thongs y calcetines. Imaginaba como se verian las ciudades a través de una cámara de fotos o lo bonito que seria que todos mis amigos tuvieran nombres manga.
Deseaba convertirme en alguien tan delicado como para servir el té y tan hábil como para cortar limpiamente las cabezas de mis enemigos con una katana, queria saber como se siente una cuando vive en un país donde todo el mundo sabe jugar con tus consolas preferidas.
No ha podido ser.
No, no ha sido porque mis ojos sean redondos o tenga la piel blanca, tampoco porque mi nombre no suene a cómic o porque no entienda los malditos ideogramas que indicaban donde se iba a todas partes...
Fué porque los japoneses de verdad no son como yo los imaginaba. No llevan una cámara 24 horas colgada del cuello para descubrir las verdaderas formas y colores de lo que les rodea, los únicos vestidos fantásticos que ví por las calles fueron los que han comprado en las maisons de lujo europeas y nadie va vengando afrentas personales con ágiles movimientos de muñeca o certeros golpes de katana.
Hay pocas cosas que fueran tal y como yo imaginaba pero muchas que resultaron infinitamente mejores. La vida en Tokio es rápida y ordenada, los japoneses corteses y distantes, sus costumbres.... sencillamente maravillosas. Ya os las iré contando.
Yo no queria ser japonesa, lo que queria estaba más cerca de Kill Bill que de cualquier otra cosa. Quizás por eso era tan ideal ;)