No puedo creer que existan tantos retards capaces de encender un ordenador y de conectarse a Internet. Pero veo que sí, que los hay. Vamos a ver como lo escribiría para que quedara meridianamente claro.
Sería algo así: las actrices porno se mean unas sobre otras, y a veces sobre algún actor porno, mientras fingen que se corren, porque han descubierto que hay retards que se lo creen (que se corren de verdad) y así venden más.
La eyaculación femenina no existe. Es cierto que algunas mujeres (no muchas) se mean durante el orgasmo. Cuando el meado es fresco y poco concentrado, lo que suele ocurrir cuando se ha vaciado uno antes del acto sepsual, lo novios imbéciles lo describen como "algo que se ve que no es pipí, porque es más claro, y casi no huele". Es decir, como cualquier orina que puede hacer cualquiera de nosotros cuando bebe agua y mea muchas veces. La tercera vez y sucesivas puede comprobarse que lo que uno mea es casi agua, casi sin color, y casi sin sabor. A mi me encanta que las tías me lo hagan en la boca, sobre todo después de beber cava valenciano. Es que me corro casi sin tocarme. Vamos, hasta me estoy empalmando ahora mismo.
Así que ya lo sabéis, la eyaculación femenina es un mito, exactamente igual que el orgasmo vaginal, que no existe, o que el punto G, que tampoco existe. La industria del porno se ha adaptado a ello. Es bonito, barato y a los tíos les gusta; pues adelante con ello. Salvan su puritanismo yanqui dejando claro que no es pipí impuro, sino un líquido que no se sabe de donde sale, pero que no es pipí, aunque salga también por el meato urinario. Además les ha abierto la posibilidad de rodar los "Lesbian bukkakes", que son rápidos, fáciles y baratos, porque la única que cobra bien es la que recibe encima los meados.
Si alguno todavía tiene dudas, que se baje una de estas películas, "Lesbian bukkake N", y comprobará como en más de una ocasión, a la que le toca mearse encima de la receptora, se le olvida fingir que se está corriendo, y se la puede ver mirando al cámara o al director, interrogándole con la mirada si sigue o si se quita de enmedio ya, o de repente, y estando el meado ya saliendo, recuerda que tiene que fingir, y se pone a dar alaridos de placer cuando un segundo antes estaba pensando en qué se meaba viva y no podía aguantar más. Miradla detenidamente, y descubriréis multitud de detalles que demuestran que los orgasmos son falsos, y las meadas no.
El colmo es ya Cytherea, que da pena fingiendo los orgasmos ya que se pone a hacer temblar las piernas, y hace como que se cae, esperando que el maromo la agarre, y alguna vez se ha pegado una buena hostia en el suelo por ir demasiado lejos (curiosamente, el chorro de "eyaculación" se le corta de golpe, je, je, je)
Bueno, un placer. Hasta otra.