Eso es, Iskra Lawrence, tiene un culazo tremendo, me encanta y le haría un anal metiéndole hasta el escroto, aunque me lo pringase de caca. Desgraciadamente se la folla un nigro que la nutre con el néctar de su escroto con olor a cuero viejo.
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No sé por qué extraña razón a las gordas les encantan los niggas, y todas ellas suspiran por ser empaladas por trancas negras como el tizón, probablemente sea fruto del mundo en putrefacción que nos ha tocado vivir. Seguro que las gordas del siglo pasado se conformaban con los elegantes varones de su época, con bigotes encrespados y sombreros de copa.
Hago mi aportación con otra culona, Briella Bounce, también perforada hasta el esófago por seres infernales del guetto, pero que merece que se dibujen corazones de lefa sobre sus nalgas.
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