Vaya viaje, bro. Valencia en un fin de semana y con críos no da de sí. Muchos tiempos muertos en transporte público, y mi plan de probar cuantos más vinos de la tierra posibles junto con la torpeza femenina de mi mujer para la conducción en ciudad, anulaban la opción de coger el vehículo. Al parking se accedía por un ascensor en el que, para entrar, había que plegar los retrovisores y estaba todo lleno de rozaduras. Buen cuerpo le habría puesto al coche después de los gintonis.
Resumiendo, Valencia me sigue gustando, pero no es lo mismo ir a tu bola o con tu pareja que con una maquinita que convierte los biberones en cagaditas cada hora.
A FAVOR:
El puto cauce del Turia. Eso es una maravilla tanto para el deporte matutino como para dar paseos o, yo qué sé, alquilar una bici y recorrerte la ciudad de punta a punta pisando lo menos posible el asfalto y aguantando lo menos posible a los conductores.
La oferta gastronómica. Una cosa es que no me pillasen a mano a la hora de llantar, pero se veían garitos decentes.
El centro. Me sigue pareciendo más limpio y bonito que el de la mayoría de ciudades españolas. Tanto los edificios que rodean la Plaza del Ayuntamiento como los que hay por donde la Catedral, etc. Al lado de Ciutat Vella de Barcelona esto es Calgary, bro.
El clima. El otro día hizo el efecto FORN ese que decía
@petiso reloaded y hubo algo de caloret, pero en general suele hacer temperaturas más suaves que en los monegros.
El tráfico en coche no es tan infernal, en general, como en otras ciudades. Grandes avenidas y rondas de puta madre. Han hecho algo el mongolo peatonalizando parte del centro, pero no mucho.
EN CONTRA:
El transporte público. Le falta frecuencia y extensión. Leí que van a cascar dos líneas más de tranvía. Bien por ellos.
Los restaurantes esos tan de moda de hacerlo todo en plan tapeo y movidas que a veces se flipan un poco.
Los italianos. Joder con los putos italianos.
Me quedé con ganas de probar el Anyora y el Atmosphère, y alguno de esos otros que recomendó
@miliu en la playa, aunque comí en un par de italianos decentillos en cuanto al producto final (
La Fórcola y
Dibocca) y otros dos que merecen ser comentados:
La Otra Parte Taberna. Está en Eugenia Viñes, detrás de la Playa y donde decía Petiso que se encontraba (como efectivamente comprobé) la Lonja del Pescado versión Corral de la Pacheca. Buenas tapas en plan moderno pero sin perderse en pijotadas y, compartiendo unas cuantas al centro, te puedes ir lleno habiendo probado cosas ricas.
Carta.
Pelegrí. Este nos lo encontramos de casualidad y vimos que no era la mierda esa que ya empieza a cansar de garitos con diseño minimalista industrial y manteles con la carta impresa, sino que tenía sus manteles blancos impolutos hasta el suelo y sus sillas clásicas de tela blanca también. El mejor sitio para meter a un bebé alborotado a las tantas de la noche. Tuvieron que tirar de fregona un par de veces, pero eso es otra historia. Está cerca de la Calle Turia y el jardín botánico. El rollo es un menú degustación con varios entrantes y luego carne o pescado o ambas cosas. El cabrón te pone lo que le sale de los cojones, vaya, pero estaba buenísimo. Lo mejor, su buena carta de vinos. Gosar.
Estos son sólo los blancos. Comí goulash de ciervo y me acordé de
@Morzhilla.
El tema del ocio estaba un poco bastante a medio gas y me dio pena ver restaurantes y hoteles cerrados. Por ejemplo, La Mandarina en el ExpoHotel era una buena opción para el domingo noche cuando llevas a la jauría ahí a las ferias a Nuevo Centro. O su azotea. Pues no, cerrado y te la cascas y comes en cualquier sitio y a las once y media pa tu puta casa, que te tienes que beber los gintonics engullendo como un pavo.
Nada de espectáculos esta vez, hamijjos, estaba todo a medias por el COVIC y aparte no nos daba el finde para más. Me quedé con ganas de darle un par de bofetadas a
@Ferris al lado del Bioparc. Para la próxima.
Espero que te sirva para tu viaje,
@Lebrom.