Así es Hezpaña, un país bananero donde el amo ha de llevar chaqueta y corbata, aunque tengamos temperaturas tropicales.
Un país donde los gañanes de cualquier villorrio se ponen palotes con el hedor a sobaquina del señor cura y del señor alcalde.
Un país, en definitiva, de siervos y cobardes siempre dispuestos a lamer el culo del señorito.
Si volviera el derecho de pernada, rezarían a su dios para que el dueño de las tierras se tirara a su mujer, a sus hijas y hasta a ellos mismos si fuere menester.