Bueno, lo que sea o no sea a nivel personal me da un poco igual, yo más que nada es por ver la hazaña de aquel que es capaz de hacer semejantes brutalidades gastronómicas. Cosas insanas, cosas exentas de razón, una forma hiperhedonista de castigo moderno, engullir casi sin saborear con un cronómetro cerca para llevarte una indigestión, un martirio para el tracto digestivo... y una camiseta con foto en un hall de la fama al que solo mirará gente a la cual le importa este individuo una soberana mierda, pero que a veces disfrutan (como este que ahora escribe), de ver esas barrabasadas gastronómicas. Entertainment absurdo del primer mundo y nada más.