Tengo un amigo que antaño era un simpático ligoncete/folleitor, le iba bien en la vida, alegre y con pocas preocupaciones salvo (en su día) los estudios... En una fiesta en la que yo también estuve conoció a la que hoy es su esposa. Hoy en día tienen 2 hijos, el segundo recién llegado.
Nos vemos a veces (cada vez menos) a tomar una cerveza. Más de una y más de dos ocasiones se ha tenido que traer al puto crío (uno de ellos), obligándole a estar pendiente -criatura asalvajada- y sin poder disfrutar de un ratito de tranquilidad. Triste, desquiciado, malhumorado... Así me llega la mayoría de las veces. Alguien que era un bromista, un tipo afable, con ese brillo de juventud e ilusión en la mirada, se ha tornado en otro gris y taciturno. Y me juego los Geox con brillantes de Swarovski recién comprados de
@Cimmerio a que en pocos años acabará divorciado, porque si con el primer niño ya la cosa tuvo su miga, el segundo -al menos a él, que es con quien tengo contacto- los ha sobrepasado absolutamente.
Tentaciones me han dado de no quedar más con él en esas condiciones, pero tampoco quiero privarle de uno de los contadísimos momentos de esparcimiento que tiene el pobre. Además es muy buen tío y me sabría mal dejarlo así.
Conozco a una pareja que tuvieron un primer crío terrible; muy movido y muy cabrón.
Pero claro, no te vas a quedar solo con uno, que es una tragedia. Así que tuvieron otro, convencidos de que no les saldría hijodeputa.
Ahora viene cuando digo que sí. PUES NO. Les salió un crío tranquilo y pachorrón, que se comerá las collejas del hijoputa de su hermano, en el futuro.
Pero da igual.
Porque el tema está en que, como curran los dos, su vida es un encaje de bolillos para ver donde enchufan a los nenes: guarderías, abuelos, pollas. Sus semanas requieren una planificación mayor que la Operación Barbaroja.
Y digo yo, si no los vas a ver, si los tienes que estar enchufando constantemente, ¿pa qué coño los tienes?
Porque los críos, cuando son (pueden ser) una maravilla, es cuando son eso: críos. Criaturas que se asombran ante las maravillas del mundo, mientras tu disfrutas enseñándoselas, y viendo como progresan.
En cuanto van mutando hacia la adolescencia, se tornan seres grotescos y repugnantes para cualquier adulto de bien, incluidos (especialmente) sus padres. Y para cuando hayan salido de ese gilipollismo, cada vez más largo gracias a la sociedad retarded en la que vivimos, los papás, por lo general, rondarán ya los 60, o más. Y todo dará ya bastante igual.
Mi conclusión es que, a día de hoy, o hay una persona en la pareja a la que le encanten los críos, y que se vaya a dedicar a cuidarlos y disfrutarlos, o tener más de uno, e incluso uno, es una gilipollez como un templo, además de un trabajo mastodóntico que acabará con los individuos implicados y con la pareja misma.
Para tener críos a lo tonto, hoy día tienes que manejar pasta para tener una casa grande y mantener a un miembro de la pareja para que los críe, como Dios manda, o como le salga de los cojones. Pero que los críe. Nadie cría peor que una abuela.
Lo de la pasta es opcional si eres nigger o morloc. Pero incluso estos, suelen tener a la mujer dedicada en exclusiva a la manada.