Acabo de ver la primera mitad/final de la tercera y la segunda y he caído en unas cuantas cosas muy interesantes de la franquicia:
- Mientras que en la primera y segunda las motivaciones de John para meterse en los berenjenales pasan por la integridad física de su mujer, que no quedan más cojones que entrar al trapo para salvarla, en la tercera John está hecho una almóndiga. Simon le mete en el ajo, y a falta de mujer por la que luchar, se implica porque este le obliga.
- El comienzo de la tercera es excepcional: McClane hecho un guiñapo y obligado, aún borracho casi, a calzarse ese cartelazo de I Hate Niggers. Maravillosa también la primera visita (ya con Zeus) a la comisaría: el flipado de artificieros, el sociólogo/psicólogo (parecido al puto Amando de Miguel) la tensión que transmiten los diálogos ("me cago en la puta, cállate ya") y cómo se obliga a Samuel L Jackson a intervenir en el fregao.
- La segunda (cosas de Renny Harlinn) es la película con más explosiones EVER, y la más gore en lo físico: cabezas aplastadas, desmembramientos por turbina de avión, estalactica en un ojo.
- McClane se parte el culo cada vez que algo estalla. Mola mucho eso, verle hecho una mierda, sangrando y magullado, mientras se descojona viendo un avión explotar o un metro descarrilar. Creo que es plausible que uno haga algo así si se diera eso en la realidad, de puro loco y excesivo.
- Los malos son los primeros que se sorprenden ya no de que sobreviva cuando parece imposible, sino de lo testarudo y cabezón que es el hijo de puta. Las caras que ponen son medio de sorpresa medio de cabreo
- En la tercera es la primera vez que claudica ante alguien (Zeus) y reconoce que necesita de su ayuda.
- Los cigarros. Como fumador me parece un acierto importantísimo que en cada una de las pelis, al zanjar una batalla o una explosión y ya medio recogido, se eche uno. Lo humaniza que te cagas, pues no son en plan chupi ni pollas, vienen en momentos donde ha de asumir cosas (que igual no sale de esa, que igual se cae el avión de su mujer, que igual muere en cinco minutos) y tomar un respiro para pensar con claridad.
- El final de la dos, el abrazo con su mujer hasta las trancas de sangre y roña, me ha puesto tontorrón. Cosas de lo de mi ex y tal, pero me ha parecido muy romántico. Pese al cardado de Bonnie Bedella.
- El carisma de los malos es alto, altísimo. Menos en la segunda, diversificado en varias figuras (el dicador, el general y el militar corrupto), ahí queda ese Alan Rickman a tope de gentleman del mal y el Jeremy Irons hijo de puta de la tercera. Gente fría a la que no le importa matar a tantos necesiten para conseguir sus dineros y que sólo ven sus nervios crispados por McClane. Gente erudita que se pone nerviosa por un gañanazo
