Amor epistolar, sirviendo tus sentimientos en bandeja

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naxo

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3 Nov 2006
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Yo tendría 15 años y era un pipiolo que usaba su tiempo libre en jugar al fútbol con los amigos, escuchar música y jugar al PC Fútbol en casa del único amigo con un ordenador decente. También había pajas, una por tarde (al menos), pero eso es otra historia.
Ella era de las más guapas de la clase, aunque para mi era top, y el tiempo se encargaría de darme la razón. Tenía largos cabellos color miel, era alta, delgada y con un sensual lunar que la hacía aun más deslumbrante, aplicada, amable y sencilla a la par que atractiva, de esas que no necesitan pintarse para destacar. Lo tenía todo.

Pero yo no podía tenerla a ella, y eso me frustraba. De haber conocido entonces al Aldeano, habría tomado otras medidas, pero con aquella edad, pese a destacar por mi ingenio, no conseguía destacar por mi belleza, así que tenía que intentar conquistarla ahí donde otros no se atreverían a llegar. Es por ello que desarrollé una idea infalible que NUNCA antes nadie puso en práctica en mi colegio: escribir cartas de amor.

Lo tenía todo pensado, el plan estaba milimétricamente calculado y solo había que ejecutarlo; NO se me escaparía. Fije una fecha en el calendario, el día de visita a un teatro, y me estrujé el cerebro para sacar mis mejores rimas.
Y ahí estaba yo, en mi escritorio, depurando mi técnica para escribir con la mano izquierda pese a ser diestro, pues era importante no dejar pruebas, viéndome como un juglar, enlazando versos y rimas hasta conseguir lo que mi profesora de literatura nunca habría creido que fuera capaz de crear: un soneto.

Estaba hecho, la criatura había sido engendrada y la fecha ya había llegado, así que me levanté, cogí la mochipanda y metí en ella el sobre color celeste, previamente perfumado con una embriagadora y dulce fragancia que saqué del cuarto de baño de mi abuela.
Una vez en el colegio, esperé a que los compañeros se ausentaran para, raudo y veloz, colocar el colorido sobre de forma estratégica en su cajón, donde ella lo pudiera ver pero nadie más pudiera percibir su presencia.
Al llegar del teatro, me fije en como ella cogía el sobre, lo observaba y lo guardaba. Estaba hecho, la primera batalla estaba ganada y solo había que esperar al día siguiente.
Fue algo decepcionante ver que no había demasiada reacción, así que tuve que planear una nueva incursión con el mismo procedimiento, pero siendo más ambicioso: lo haría en clase y nadie se daría cuenta.
Llegué a casa, me senté en la mesa y me estrujé los sesos nuevamente intentado superar mi anterior obra maestra, y lo conseguí, misma técnica de mano izquierda y otro magistral soneto con rimas aun más audaces que fue intriducido en un sobre similar y aderezado con el mismo embriagador perfume.

Al día siguiente yo era un manojo de nervios, tenía que hacer la blitzkrieg del amor y no las tenía todas conmigo. Había murmullos, miradas, rumores. Ya se sabía y la clase hablaba sobre ello en pequeños grupos, el clásico "no se lo digas a nadie, pero...". Daba por hecho que también habría miradas dirigidas hacia ese pupitre, así que tuve que cerciorarme que nadie estaba en clase, ni siquiera cerca, que todos estaban tomando su nutritivo bocadillo de mantequilla con jamonyor lejos de aquella clase. Una vez hecho, de manera rápida y discreta, con el sobre dentro de su mochila, ya me di por satisfecho y solo quedaba esperar.

Al siguiente día, y una vez llegado a clase, aquello ya estaba salido de madre: la gente juraba haber vistos cosas y daba nombres, había candidatos y se señalaba con el dedo impunemente a todo aquel que tenía un aura de sospechoso. Incluso las demás clases, sobre todo las mayores, estaban totalmente informadas de los hechos y se asomaban, preguntaban, miraban y se mofaban. No tenía precio :lol:.
Decidí que aquel no era el día para decir nada, y posiblemente el día siguiente tampoco lo fuera, habría que esperar a que se relajasen las cosas, si es que se relajaban.

Pero no se relajaron, si no que durante un par de días fueron a peor, y lo que en un principio nació como un gesto del más genuino y celestial amor, puro e inmaculado, se convirtió en una sucesión de crueles juicios sumarísimos en los que hasta tres veces tuve que negar tener relación alguna con los hechos :lol:.
Por supuesto, me las ingenié para que todos los focos se fijaran en aquel chico con mal aliento y peores uñas que tan pesadísimo era con ella, desviando la atención de mi persona, pese a que hoy día, y han pasado ya casi 20 años de aquello, hay quien lo sigue recordando y me sigue preguntando si yo fuí el que escribió aquellas cartas.

Ni que decir tiene que ella no tuvo nada que ver con el devenir de los acontecimientos, pero si fué culpable de que todo el mundo lo supiese, que fue lo que me dejó sin ganas de quitarme la máscara y proclamar a los cuatro vientos "¡SÍ, YO SOY TU AMADO!".
En esos momentos en los que veía mi OBRA CUMBRE irse al traste, la sensación que recuerdo tener era similar a esta

KeshaDrinkingHeartBlood.jpg

Y vosotros, mis mejores amigos, ¿habéis puesto vuestros sentimientos a disposición del populacho de similar o peor manera?
 
Una historia similar tengo yo. No hay cartas, ni confesiones, pero igualmente el escarnio fue monumental.

Cuando tenía unos 13 o 14 años años había una chica que llevaba años yendo a la misma clase que yo. Esa chica de una descripción similar a la que ha dado Naxo, era la chica a la que todos aspiraban desde que a los 8 o 9 años todos los niños entienden que en el colegio hay que tener una novia para ir de la mano y todos esos males necesarios que comienzan la doctrina y el yugo de los años posteriores. Si bien era la chica a la que todos aspiraban, yo, aunque atraído por ella, jamás la ví a mi alcance. Yo no era nada atractivo (por aquel entonces, antes de que mi tardía pubertad hiciera sus efectos, yo estaba gordo), ni tenía el valor suficiente para decirle más de dos palabras seguidas.

Casualmente, aquella chica era la vecina de mis tíos y, cosas de la perspectiva que los años dan, cosas de comentarios fugaces o impresiones certeras, un día mi tía me dijo ''a ti esa chica te gusta eh?''. Yo no pude hacer otra cosa que ponerme rojo como un tomate, mientras sus hijas, mis primas pequeñas, se reían.

Desde ahí apenas sucedió nada más, salvo algún comentario del mismo estilo, más por parte de aquellas pequeñas enanas retorcidas que decían que era ''mi novia'', que de su madre, pero todos lo sabían y yo no sabía lo que se venía encima.

Una tarde, me encontraba yo en la plaza en un grupito con mis amigos y algunas chicas, entre las que aquella chica, mi dulce Náyade incofesable, se encontraba.

Sucedió entonces que una pequeña traidora con la que comparto sangre en segunda instancia, hija de mi tío, sobrina de mi madre, se acercó a donde yo estaba. Ni corta ni perezosa exclamó ''Texas, esta es la que dices que es tu novia, no?''. Y las miradas con los ojos como platos, seguidas de risas de toda índole, hicieron que quisiera que el averno se abriera bajos mis pies y me engullera allí mismo.

A raíz de aquello, se habló durante días y semanas de aquel acontecimiento. Las burlas directas de mis amigos y las risas de ella dentro del grupo de chicas mientras me miraban, fueron probablemente una de las mayores vergüenzas que me ha tocado vivir.
 
Yo tengo una historia a la inversa. Un día entrando al prestituto, con mi paso de subnormal, mi chandal adidas, mi mochila gris hecha una mierda, el frío mañanero, la cara de monguer del que se acaba de levantar y el pelo revuelto me encuentro con que, en la PUTA puerta, donde se habían acumulado una veintena de personas espera una chica, de nombre Cristina, en medio de la muchedumbre y cortando el paso. "Esta mierda no tendrá que ver conmigo" pensé incauto, pero mientras más me acercaba (paso de subnormal y cara de monguer) veía la cara de la excitación en los parroquianos allí reunidos, y como la chica clava su mirada en mi.
- Hola, te he escrito ésta carta.
- Ehm... Hola, si, bueno a ver.
- Toma, llevo un tiempo queriendo decirte todo ésto.
Abre la carta, está escrita en boli bic y en papel a cuadros de recambio para portafolios.
- Está a boli bic.
WTF!
- Eh?, si... no se, que más da.
La carta es un truño de proporciones bíblicas, un batiburrillo de tiempo y sentimientos.
- ¿Tengo que responder ahora?
WTF!!!!
- Pues si...
- Pues entonces es que no.
- Bueno, vale, pues adiós.
- Bueno, adiós, aunque vamos al mismo instituto.
WTF!!!
Años después me la follé.
Fin!
 
Durante mi etapa como seminarista mantuve correspondencia epistolar con una muchacha, bueno con varias pero ésta en concreto fue por la que no acabé siendo cura. Como buen pringao preforero en las cartas no le decía nada serio, ni sexual, sólo las chorradas típicas del tiempo, los estudios, viajes y demás. No hay nada lolesco que contar, tan sólo que el tutor/maestro de prenovicios me llamó la atención porque si estaba pendiente de esa muchacha no podía escuchar la llamada del señor, como si El Cabezas hubiera sido capaz de presentarse alli, no te jode.
 
De alguna manera yo siempre fui muy maduro para algunas cosas y muy niño para otras. Cuando se está en preadolescencia y los niños y las niñas empiezan a gustarse, a jugar a los tonteos y esas cosas, yo estaba pegándole patadas a un balón o con más frecuencia jugando al basket. Pero por otro lado era lo bastante maduro como para saber que eso de las cartas no iba a servirme de nada, y menos aún hablarle a alguna chica por mi tremenda impopularidad, de haber sido de otra manera en aquellos años podría haber aprovechado mi altura (pegué el estirón pronto), pero es tarde para eso.


Lance_Murdock rebuznó:
Yo tengo una historia a la inversa.


Creo que en otro hilo yo también conté la mía. Era la secundaria, nos encontramos al volver a clase (estaríamos en gimnasia o en el laboratorio de ciencias, a saber), una inscripción en la pizarra que decía más o menos:

"Hola, somos dos chicas del instituto, una está enamoradita de Rafa y otra de un amigo suyo que no sabemos cómo se llama, ese que es tan alto, queremos conoceros"

Rafa se movió y dio con la chica; de la otra chica no se supo nada, y yo siendo relativamente alto no llegaba al 1.95 o así que tenía el más alto de mi clase, que al tener novia pasó del tema. Años después me enteré de que yo era el chico alto y me enteré de quién era la torda en cuestión. Estaba buena, maldita sea mi estampa; la muy puta no sabe distinguir entre un chico alto y otro más alto, ni siquiera fue capaz de decirle a la amiga que era yo el chaval que buscaba. Las mujeres y sus señales :face:
 
La verdad que la inmadurez, tanto nuestra como de ellas, tiene mucho que ver en todo ésto.
Ya con el tiempo aprendí cómo había que jugar a todo ésto y mi técnica de escritura de mensajes de amor se depuró hasta conseguir la perfección.
Fue hace cosa de 8 años y estaba de Erasmus en Alemania. Allí todo era despiporre, pero yo me había fijado en J., una chica alemana que era de los bellezones de la facultad.
Cansado de hacer el panoli, durante una de las múltiples fiestas que se hacen coincidió que ella estaba allí con sus amigas y yo a escasos 3 metros con los míos. Preso de una enorme carga etílica decidí hacer la machada: iba a erscribir mi número en un papel y dárselo. La idea provocó una enome hilaridad entre los amigos, con comentarios del tipo "Naxo, no seas gilipollas, anda" :lol:, pero no me achantaron, así que fuí a la barra, pedí un boli y escribí en el primer papel que pillé de mi cartera.
Acto seguido, les miré, me miraron, se descojonaron y yo, intentando no dar demasiados tumbos, me acerqué a ella, interrumpí su conversación, me presenté y le di el papel con el teléfono; algo que duró apenas 5 segundos se me hizo eterno, y al darme la vuelta fui consciente de lo que había hecho, con mis amigos mirándome con cara de haber visto un fantasma.
Cuando les pregunté que había hecho con el papel (soy un cobarde y no me atrevía a mirar, qué le hago), me dijeron que lo guardo entre risas y miradas de sus amigas.

A las dos semanas me escribió y estuvimos juntos casi 6 meses :oops:
 
Hamez de movimiento, pero el hecho de que fuera en una fiesta, le dieras tu número y lo hicieras con todo el morro lo encuadra más en una estratagema de ligoteo que en una carta de amol.


Anyway bien jugado.
 
Gregory_Peck rebuznó:
Hamez de movimiento, pero el hecho de que fuera en una fiesta, le dieras tu número y lo hicieras con todo el morro lo encuadra más en una estratagema de ligoteo que en una carta de amol.


Anyway bien jugado.

Por eso digo que ya fue una técnica más depurada: a la cara, claro, conciso y directo. Nada de esperas, pérdidas de tiempo innecesarias ni especulaciones.

Llámalo telegrama con acuse de recibo, si lo prefieres :lol:
 
Pues sí que he escrito cartas de amor, dos para ser exactos.

La primera hace algunos años. Estaba completamente enamorado de una compañera de clase, durante dos años pasamos gran parte del día juntos, tanto dentro como fuera del instituto y cuando no, nos quedábamos hablando por el pc hasta que se hacía de día nuevamente. Estaba totalmente obnubilado por esta chica, hasta el punto de que ha sido la única mujer a la que le he confesado mis sentimientos antes de que ella haga lo propio.

Le dije pues, que me gustaba y que no me lo podía callar más tiempo, y la respuesta pues fue la esperada, no ocurría así al contrario, pues no llegaba en el momento oportuno a su vida, que si hubiese llegado antes pues sí, típico.:lol:

Seguimos siendo muy buenos amigos "friendzone :face:", hasta que llegó el momento en que nuestros caminos se iban a separar drásticamente, y así, la noche antes del último día en el que con seguridad nos veríamos, decidí volcar todo lo que sentía en una carta, que le entregué en mano en el momento de nuestra despedida. Al leerla dijo sentirse profundamente conmovida, lloró y río con ella, y aunque no sirvió para cambiar la situación yo me sentí mucho mejor. Por cierto, que ambos teníamos pareja en ese momento, por lo que yo me sentía bastante mierda.

A otra mujer le escribí un par de poemas y acabó siendo follamiga, tampoco buscaba más con ésta.

La segunda carta la escribí no hace ni un año, en relación con la chica sobre la que "abrí" el hilo de tremendo éxito :lol: el otro día. Fue un regalo para su cumpleaños... :cry::cry::cry:
 
naxo rebuznó:
Pero no se relajaron, si no que durante un par de días fueron a peor, y lo que en un principio nació como un gesto del más genuino y celestial amor, puro e inmaculado, se convirtió en una sucesión de crueles juicios sumarísimos en los que hasta tres veces tuve que negar tener relación alguna con los hechos :lol:.
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Ni que decir tiene que ella no tuvo nada que ver con el devenir de los acontecimientos, pero si fué culpable de que todo el mundo lo supiese, que fue lo que me dejó sin ganas de quitarme la máscara y proclamar a los cuatro vientos "¡SÍ, YO SOY TU AMADO!".

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En esos momentos en los que veía mi OBRA CUMBRE irse al traste, la sensación que recuerdo tener era similar a esta

Ahora te entiendo perfectamente, de como un chico bueno e inocente tomo el camino del fascismo mas rancio por resentimiento contra la especie humana.
 
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