A mí Apofis siempre me cayó bien, todos me conocéis y sabéis de sobra que soy una persona muy sensible y especial. Por eso me tiene tanta envidia Nueces, bueno, a lo que iba, que me voy por las ramas. Pues eso, que Apofis siempre ha despertado en mí un sentimiento tierno, igual que el que siento cuando estoy con un anciano. Me trasmite una energía especial que no percibo en otros foreros, una energía como de estrella que se apaga. Todas sus reflexiones vitales y el constante recuerdo de su infancia, son claro ejemplo de que su cerebro sabe que está llegando al fin del trayecto.Él lo intuye, pero como todos los jóvenes se niega a aceptarlo, aunque en el fondo de su ser sabe que toca despedida.
Pero sin dramas, la vida es así, hay que mantener la entereza hasta el final. Serenos, firmes, haciendo balance de los logros y fracasos, orgullosos de lo que se ha podido hacer. Que ha tenido que trabajar en un taxi en vez de ser profesor como quería, pues oye, no pasa nada. Que se va a extinguir por no dejar descendencia, pues nada, la naturaleza es sabia y por algo habrá sido. Que le ha tocado la china del cáncer, pues a tirar pa'lante hasta que el cuerpo aguante.
Lo importante es haber sido consciente de la existencia como individuo, de haberse conocido a sí mismo, de haber transcendido más allá del mero animal para lograr el ser metafísico que mientras patrulla con su taxi por las sucias calles de Madrid le hace viajar a mundos de fantasía donde el límite es su propia imaginación y raciocinio.
Ahora toca decir que le vamos a echar de menos, pero todos sabemos que en el fondo una vez que esté en el hoyo caerá sobre él el tupido velo del olvido. Polvo somos y en polvo nos convertiremos.