the magic bum
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Este hilo es una consecuencia directa de haber leido el hilo de Snow "UNDER MY SKIN" después de haberme empollado el tema 69 de las Oposiciones titulado "El Existencialismo". Usease, me ha cogido filosófico/pesimista... pa ke no se diga ke el foro no sirve pa madurar ideas...
Las investigaciones arqueológicas en antiguas ciudades como Atenas, Roma, México DF y otros lugares revelan que bajo los patrones de urbanización, es decir, la forma en ke se distribuía el espacio urbano, lejos de responder a un plan preconcebido, revelaba una evolución en la ke lo nuevo iba "buscando espacios" entre lo caduco. Los templos de dioses más "modernos" se asentaban sobre las ruinas de antiguas deidades, enriqueciéndose así del valor ke la tradición había depositado en aquellos. Los parques se construían sobre antiguos cementerios, y las casas y edificios nuevos iban construyendose según las posibilidades ke se abrían cuando, ya fuera por la antigüedad, ya por causas mayores (guerras, saqueos, cataclismos...), lo viejo iba cayendo.
El resultado es ke, en cualquier ciudad relativamente antigua, su imagen revela un crecimiento alimentado de la propia decadencia, una vida como espíritu ke se alimenta de lo muerto para crear más vida. Un proceso absolutamente natural, al fin y al cabo.
Hoy todos asistimos al boom de la construcción. todos los que hemos vivido en lugares más o menos antiguos, vemos como los solares donde jugabamos de niños han dejado de serlo, bajo la lógica implacable del beneficio. Las fincas y descampados ke rodeaban mi casa son ahora Parkings y edificios en construcción, ke aprovechan cada centímetro de de los espacios de mi niñez para convertir el dinero en piedra, y las piedras en pisos.
Cuando miro al terreno donde jugaba al fútbol con los niños de mi calle, veo dos edificios, propiedad privada.
Ese proceso imparable ke observo fuera lo veo también dentro de mí mismo. El paso inexorable del tiempo, de mis vivencias y sentimientos sobre más vivencias y sentimientos. Los antiguos dejan paso a los nuevos, pero no de cualquier forma. Repiten el patrón del crecimiento urbano ke observo fuera. Mis "dioses espirituales" ya son otros, y los templos para su adoración bien distintos. Pero siguen siendo templos, y siguen estando ahí. Los traumas y buenos momentos, con el paso del tiempo, han ido haciendo hueco para nuevos traumas y nuevas esperanzas. Por mucho ke pretendiera darles una estructura lineal y diseñada, no haría más que engañarme. No puedo tirar una bomba sobre mi vida, ke lo arrasara todo y comenzar a construir una ciudad de grandes avenidas con amplios jardines.
Yo no empecé a vivir en un descampado sobre el ke construyera mi casa. Yo ya vivía desde ke recuerdo en una casa (en realidad han sido unas cuantas). De la misma manera, tampoco empecé a vivir en una "tabula rasa". La aldea ke un día hubo en la ciudad ke hoy representa mi espíritu ha cambiado hasta hacerse irreconocible. Pero nunca he podido construir sino en función de aquella aldea primitiva, de cuyo surgimiento ni me acuerdo. Ya estaba ahí antes de plantearmelo siquiera.
La gente pasa, los amigos cambian, las relaciones nacen y degeneran, y vuelven a nacer como todos esos yerbajos ke surgen de las grietas que quedan en el suelo de las nuevas construcciones ke me rodean. Ahí están mis amigos, los que una vez lo fueron, los que lo siguen siendo. Mi familia y mis enemigos. Yo tuve ke habitar en mi casa y frente a ellos, y ellos fueron la materia prima de mi alma. ¿Qué queda de los ke han pasado, de los ke han dejado de existir, por muerte o lejanía? No siempre keda un solar, porke las casas pocas veces se desploman en un abrir y cerrar de ojos. Queda el producto de la especulación, del intento de mi vida por crecer sin parar, por buscar el provecho en cada espacio ke cae.
Y esa dialéctica de muerte y especulación, expresada en construcciones, es el rostro de mi espíritu. Ese espíritu ke hechará la losa cuando muera el último ke me conozca. Porque hemos compartido los materiales y limitaciones con que construimos el barrio que en cada alma somos, en la ciudad en que las almas vivimos.
Pa poner fin, un fragmento de SEXUS, de mi adorado Henry Miller
"Nunca ha habido un tiempo en el que yo viviera una vida, la vida de una marido, de un amante, de un amigo. Allá donde estuviera, en cualquier cosa que me metiera, llevaba múltiples vidas. Así, cualquier cosa que yo quiera considerar como mi historia está perdida, ahogada, indisolublemente fundida a las vidas, al drama, a las historias de los otros"
dedicado a los que pasarán
Las investigaciones arqueológicas en antiguas ciudades como Atenas, Roma, México DF y otros lugares revelan que bajo los patrones de urbanización, es decir, la forma en ke se distribuía el espacio urbano, lejos de responder a un plan preconcebido, revelaba una evolución en la ke lo nuevo iba "buscando espacios" entre lo caduco. Los templos de dioses más "modernos" se asentaban sobre las ruinas de antiguas deidades, enriqueciéndose así del valor ke la tradición había depositado en aquellos. Los parques se construían sobre antiguos cementerios, y las casas y edificios nuevos iban construyendose según las posibilidades ke se abrían cuando, ya fuera por la antigüedad, ya por causas mayores (guerras, saqueos, cataclismos...), lo viejo iba cayendo.
El resultado es ke, en cualquier ciudad relativamente antigua, su imagen revela un crecimiento alimentado de la propia decadencia, una vida como espíritu ke se alimenta de lo muerto para crear más vida. Un proceso absolutamente natural, al fin y al cabo.
Hoy todos asistimos al boom de la construcción. todos los que hemos vivido en lugares más o menos antiguos, vemos como los solares donde jugabamos de niños han dejado de serlo, bajo la lógica implacable del beneficio. Las fincas y descampados ke rodeaban mi casa son ahora Parkings y edificios en construcción, ke aprovechan cada centímetro de de los espacios de mi niñez para convertir el dinero en piedra, y las piedras en pisos.
Cuando miro al terreno donde jugaba al fútbol con los niños de mi calle, veo dos edificios, propiedad privada.
Ese proceso imparable ke observo fuera lo veo también dentro de mí mismo. El paso inexorable del tiempo, de mis vivencias y sentimientos sobre más vivencias y sentimientos. Los antiguos dejan paso a los nuevos, pero no de cualquier forma. Repiten el patrón del crecimiento urbano ke observo fuera. Mis "dioses espirituales" ya son otros, y los templos para su adoración bien distintos. Pero siguen siendo templos, y siguen estando ahí. Los traumas y buenos momentos, con el paso del tiempo, han ido haciendo hueco para nuevos traumas y nuevas esperanzas. Por mucho ke pretendiera darles una estructura lineal y diseñada, no haría más que engañarme. No puedo tirar una bomba sobre mi vida, ke lo arrasara todo y comenzar a construir una ciudad de grandes avenidas con amplios jardines.
Yo no empecé a vivir en un descampado sobre el ke construyera mi casa. Yo ya vivía desde ke recuerdo en una casa (en realidad han sido unas cuantas). De la misma manera, tampoco empecé a vivir en una "tabula rasa". La aldea ke un día hubo en la ciudad ke hoy representa mi espíritu ha cambiado hasta hacerse irreconocible. Pero nunca he podido construir sino en función de aquella aldea primitiva, de cuyo surgimiento ni me acuerdo. Ya estaba ahí antes de plantearmelo siquiera.
La gente pasa, los amigos cambian, las relaciones nacen y degeneran, y vuelven a nacer como todos esos yerbajos ke surgen de las grietas que quedan en el suelo de las nuevas construcciones ke me rodean. Ahí están mis amigos, los que una vez lo fueron, los que lo siguen siendo. Mi familia y mis enemigos. Yo tuve ke habitar en mi casa y frente a ellos, y ellos fueron la materia prima de mi alma. ¿Qué queda de los ke han pasado, de los ke han dejado de existir, por muerte o lejanía? No siempre keda un solar, porke las casas pocas veces se desploman en un abrir y cerrar de ojos. Queda el producto de la especulación, del intento de mi vida por crecer sin parar, por buscar el provecho en cada espacio ke cae.
Y esa dialéctica de muerte y especulación, expresada en construcciones, es el rostro de mi espíritu. Ese espíritu ke hechará la losa cuando muera el último ke me conozca. Porque hemos compartido los materiales y limitaciones con que construimos el barrio que en cada alma somos, en la ciudad en que las almas vivimos.
Pa poner fin, un fragmento de SEXUS, de mi adorado Henry Miller
"Nunca ha habido un tiempo en el que yo viviera una vida, la vida de una marido, de un amante, de un amigo. Allá donde estuviera, en cualquier cosa que me metiera, llevaba múltiples vidas. Así, cualquier cosa que yo quiera considerar como mi historia está perdida, ahogada, indisolublemente fundida a las vidas, al drama, a las historias de los otros"
dedicado a los que pasarán