Los problemas del mundo moderno. El aburrimiento, las ganas de central la atención en algo, esa extraña necesidad humana de entrar en conflicto, de imponer las ideas propias y afear las ajenas, aunque el asunto no les afecte ni de lejos.
Me encantan los problemas de juguete de Twiter, son como problemas pero como si todo fuese un juego, un juego que puedes jugar desde casa cuando llegas del trabajo. Te conectas y empiezas a resolver o crear problemas de cosas naif y superficiales. Tener problemas o algo en qué pensar relaja del día a día del trabajo, desconecta de la rutina laboral, del hastío de la vida moderna de occidente, que dicho sea de paso es una vida vacía pero llena de iconos (la ley del vacío). Da para conversación, para interactual con otras ciberpersonas. Para sentirse miembro de alguna comunidad, ese instinto gregario tan potente.
Gracias a internet ahora todos los subnormales están unidos creando una megaestructura que actúa como un solo organismo. Cuando los problemas básicos de supervivencia están superados, por lo que sea, yo no lo sé, la mente humana tiene que crear problemas de mentirijilla, es como si nuestro cerebro tuviese esa aplicación instalada de serie y no se pudiese desinstalar.