Experiencia de este último sábado noche:
Una brasileira, 37 años. Había hablado con ella un par de veces ó 3, y me dió su número para hablar por whattsap. Una vez le dije de quedar y, sorprendentemente, me dijo que cuando quisiera. Yo pensaba que sería de las que, en el último momento, se echarían atrás con cualquier pretexto, pero éste pasado sábado le propuse quedar por la noche y aceptó.
La recogí en el portal de su casa. La chica estaba bastante bien; sobre 1,70, bastante guapa de cara, quizá un pelín rellena, pero absolutamente pasable. Primero nos fuimos a tomar un café (eran las 11 de la noche). La toma de contacto fué bastante buena. Era habladora (odio a las que se quedan calladas y sólo saben responder con monosísabos) y se la veía una chica inteligente. En ese momento la conversación era en tono formal y manteniendo las distancias. Luego nos fuimos a tomar unas copas, y ya se empezó a hablar de temas más personales, acompañados con toquecitos hacia mí por su parte (ponía su mano sobre la mía, sobre mi pierna,......) hasta que, en el último sitio al que fuimos, empezamos a bailar bien pegados, cogiéndome ella por el cuello, yo por su cintura y, de cuando en cuando, empezamos a darnos besitos en la mejilla y el cuello. En esta fase intenté meter morro, pero no se dejó. A todo esto, ya tenía yo el mástil levantado a tope y un dolor de huevos que empezaba a ser molesto.
A eso de las 5 am nos marchamos y la acompañé a su casa. Nos dimos los dos besos de rigor y, cuando me disponía a irme, me pregunta si quiero subir a desayunar.......... " ¡ Ostras, aquí ha chollo !"..........:1. La verdad es que no tenía nada de hambre, pero óbviamente acepté la invitación. Me preparó una tostada y un café con leche. Al terminar, pensé que era el momento de dar el todo por el todo asi que, me acerqué, la miré y, esta vez sí, se dejó meter morro, y con ganas. Estuvimos en la cocina como 15 minutos dándonos lengüetazos y, "sin querer", llegamos a la cama, donde nos echamos y seguimos con el morreo.
Yo pensaba que ya estaba hecho pero, cuando quería sobarle las zonas de rigor (tetas, culo, chocho) me apartaba la mano. "Bueno, será cosa de calentarla un poco más", pensé yo. Una hora después la cosa no avanzaba; mucho morreo con lengua, mucho lamer cuello y oreja mutuamente, pero no se dejaba sobar, ni quitarse prenda de ropa alguna. Se ponía encima de mi a horcajadas, o yo encima de ella a lo misionero, restregándome a ver si aquello cedía, pero no cedió. Le pregunté que qué pasaba y me dijo que "es que no se pueden traer chicos a casa y mis compañeras de piso se pueden molestar" (entonces para qué coño me invitas a subir?). A eso de las 7 me dí por vencido y me fuí, con un calentón y un dolor de huevos terrible.
Decir que yo invité a todo esa noche (sí, soy un pringao), aunque, al menos, no tomó consumiciones caras.
Hemos vuelto a hablar por whatts, y quiere volver a quedar, pero otra calientapollada como esa y me voy directo a la tumba, asi que no sé qué hacer.
Aquí os dejo una foto suya mientras tomaba una de esas cervezas mejicanas que saben a pis de gato: