Primero Paco Vázquez, luego Rosa Díez, y ahora Bono. ZP está limpiando el PSOE de gente no afín a sus desvarios.
Claro que siendo Bono un peso pesado del partido, no puede ningunearle como a los otros. Bien hizo en darle un ministerio para callarle la boca (ya se sabe, hay que tener cerca a los amigos, y a los enemigos aún más cerca)), aunque a la postre no haya dado el resultado que pretendía.
Por lo demás, la operación de maquillaje, cesando a algunos ministros para diluir el efecto de la marcha de Bono, también tiene su guasa; se han quedado los más inútiles (Montilla, Moratinos, Caldera, y los demás payasos de la tele), y encima ha fichado a Rubalcaba, el tipo más cínico, siniestro e indeseable del partido.