No te engañes, ahí fue donde se te manifestó el gen perdedor. Es como la obsolescencia programada de los cachivaches modernos, está insertado en nuestro cerebro y cuando llega su momento se activa y comienza la cuenta atrás de autodestrucción. No quiero ser gafe, pero lo que no hayas hecho ya, ya no lo haces. Se te ha pasado el tiempo de crear, ahora estás en la fase de destruir. Nada, absolutamente nada de lo que intentes prosperará jamás. Ya no, llegaste al punto álgido de tu vida cuando ingresaste en el ejercito, tenías que haber aguantado allí, se te activaría el gen perdedor como funcionario y tendrías la paga por depresión hasta que te jubilases. Pero creíste que ibas a ser un joven intrépido y soñador siempre. Pues no, una vez que se va el gas a la coca cola luego ya no hay forma de recuperarlo.
Olvídate del pasado, procura tener leña para este invierto, que está a la vuelta de la esquina, y vive día a día. De aquí a que te trague el hoyo hay un suspiro porque después de la juventud lo que queda es la espera de días iguales, semanas calcadas, meses idénticos y años que se pasan volando.
Lo mejor es bajar los brazos e intentar pensar lo menos posible en lo que pudo ser y no fue. Hay que saber ganar y saber perder, amigo mio, y tú has perdido, llévalo con dignidad y busca un lugar donde estar escondido.