ESTRATAGEMA 5
También se puede probar una sentencia usando falsas premisas en caso de que el oponente no conozca las verdaderas [...]: entonces hay que adoptar proposiciones que sean falsas en sí mismas pero verdaderas ad hominem, y argumentar ex concessis a partir del modo de pensar del oponente. Porque lo verdadero puede resultar de falsas premisas: pero lo falso nunca puede decorrer de las verdaderas. Pueden así refutarse proposiciones falsas del oponente con otras proposiciones falsas que él, sin embargo, considere verdaderas; ya que con él es con quien hay que lidiar, habrá que utilizarse su modo de pensar. Por ejemplo, si él fuese adepto de una secta cualquiera a la que no pertenecemos, pueden usarse contra él los preceptos de esa secta.
ESTRATAGEMA 21
Frente a un argumento superficial o sofístico del oponente por el cual no seamos confundidos, podemos ciertamente refutarlo explicando lo que tiene de capcioso y de falaz; pero es preferible oponerle un contraargumento igualmente superficial y sofístico para disponer de él así. [...]
ESTRATAGEMA 27
Cuando el oponente nos sorprenda encolerizándose contra un argumento en particular, debemos poner en él un énfasis aún mayor; no sólo por ser bueno encolerizarlo, sino porque se supone que ya tocamos el punto flaco de su raciocínio, y que está más sujeto a ataques que antes.