La mamada en el terreno sexual es como los iPads en el ámbito tecnológico. Simboliza un concepto serio y profundo (sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) si es hecha hasta la base del cilindro y con los huevos en la boca, eso yes) con un amplio abanico de posibilidades que ha sido desnaturalizado por una generación de putos subnormales que lo utilizan como una herramienta para el trabajo fácil y mal hecho. Así veréis a marujas cuarentonas hablando de la sacra succión como si se tratara de hacer la colada, o a andróginos con el alma a medio hacer y la retina tan fundida con millones de frames de blowjobs que la trivializan hasta el punto de colocarla como un ítem más en su larga colección de posiciones sexuales imaginarias.
Para comprender realmente lo que SIGNIFICA una mamada, hay que haber nacido hombre y tener una mínima perspectiva vital. Una mujer es incapaz de forjarse una opinión propia sobre las mamadas más allá de lo que obtienen de ellas, por eso se polarizan en dos grupos claramente diferenciados:
A) las inútiles que se niegan a amorrarse al pilón, bien sea por una lista interminable de traumas y tabús, por un concepto de la sexualidad antinatural, reglado, impuesto en la infancia y que se han negado a superar, o por perversas equivocaciones heredadas de un feminismo sexista que no terminan de entender.
En efecto, todavía hay idiotas que se obstinan a declinar las invitaciones felatrices de sus parejas de baile porque identifican el sexo oral con la sumisión. Futura carne de psiquiatra, estas hembras asocian hincar rodilla ante un hombre como una humillación equivalente a confirmar su pertenencia al sexo débil.
B) las imbéciles subnormales que, para subirse al carro de la modernidad y la corrección política, se empollan toda
esta lista después de
esta,
esta y
esta otra para aprender a repetir mecánicamente un acto del que vanaglorian públicamente de exceler, aunque la mitad de las veces sea mentira y su rendimiento no pase de mediocre, y del que juran disfrutar físicamente, engañándose a sí mismas, debido a los dictados impuestos por los medios de masas sobre lo que debería ser la sexualidad femenina.
Y es por eso que las mujeres deben ser excluídas de cualquier debate serio sobre este tema. En este mismo hilo todos sus posts deberían ser editados, para ser posteriormente borrados, antes de resetear toda la base de datos con inmisericordes sentencias DELETE * WHERE 1==1 y migrarla a otro servidor. No como en cualquier otro tema, en el que sus opiniones bien ponderadas, siempre maduras, nunca manipuladas y construídas en base al buen juicio son valoradas y bienvenidas.
Recientes papiros descubiertos en el Alto Nilo confirman la antigua leyenda de la maldición de Xuclaleskroth I, según la cual la polla es el joystick de la voluntad masculina. En realidad, el término joystick en egipcio arcaico era traducido literalmente como "palanca de control". Escalofriante.
Los sacerdotes del Antiguo Egipto sabían que no existe actividad sexual que deje el hombre más sometido a la indefensión que una buena mamada y creían que con cada felación un hombre perdía un pequeño pedazo de su alma. De hecho, en determinadas etapas de la antigua cultura nilótica, era normal que las mujeres pasearan con la polla de sus hombres metida en la boca, ejerciendo sobre ellos un control absoluto y permanente, tal y como un ventrílocuo mueve los muñecos a su voluntad. Investigaciones actuales sugieren que la erradicación de tales costumbres primitivas sólo se pudo llevar a cabo cuando las mujeres trasvasaron el poder ejercido del plano físico al legal, mediante reglamentaciones sociales excesivamente penalizadoras para el hombre como el código romano, la doctrina católica y las leyes de paridad inspiradas en el puritanismo victoriano.
Felar un rabo no es meterse un trozo de carne inerte en la boca y babosearlo hasta que se ponga erecto, es sorber el alma de un hombre por la polla. Es la absorción completa de la masculinidad, en un acto de parasitación absoluta que siglos más tarde servirá en Rumanía para forjar la leyena del hombre vampiro. A pesar de que seáis foreros, si no sois demasiado asíduos al World of Warcraft, por lo menos habréis tenido la oportunidad remota de vivir alguna vez en la vida, en primera persona, el concepto del que os estoy hablando. No es este el subforo adecuado para entrar en detalles luctuosos sobre el procedimiento correcto, pero vagamente intuís a lo que me refiero. Ese suave tanteo que empieza con un buen salivado, aplicando la presión correcta con los labios en los puntos adecuados de los capilares sanguíneos superficiales, hinchados por un flujo sanguíneo extrarico en óxido nítrico. Un vaivén acompasado efectuado desde la base del cuello a partir de rítmicos movimientos de cabeza, sin perder nunca la cadencia ni el nivel de presión justa, que convierte la fuerza de voluntad del hombre en un azucarillo y que finaliza en el momento crucial en el que, si habéis sido víctimas de una experta, podrían ordenaros que saltárais de un doceavo piso y lo haríais sin siquiera cuestionároslo, ya sea con una transición transparente, espectacular y con un dominio absoluto de los tempos a una finalización manual dirigiendo el chorro sobre la cara, cuello y tetas de la interfecta, o más terrible aún, porque mantiene el yugo durante aún más tiempo, dejando que su boca se llene con la explosión de vuestro jugo, resiguiendo a continuación el nardo aún erecto con la lengua hasta la misma base de los huevos, para no dejar escapar aquella última gota traicionera constatando que, en ese momento más que en ningún otro, la hembra tiene todo el poder.
Si entendéis de lo que hablo, amigos, el amargo sentimiento del que se reconoce en la desgracia de otro os inundará las entrañas y os consumirá, al igual que al cautivo que aún conociendo su condición es incapaz de revelarse contra su cautiverio, cada vez que os identifiquéis en el aciago aforismo "tener a un hombre cogido por los huevos".