No creáis que estoy bien por poder contarlo, pero creo que si no lo hago nunca podré llegar a estar como mi alma necesita: en paz conmigo mismo.
Esto para mi es muy duro de contar y realmente necesito apoyo, es un tema que me atormenta desde hace años, ya demasiados.
Eran los primeros años del 2000, éramos jóvenes desenfadados con algo de dinerillo y las hormonas exaltadas, aunque creo que esto último no exime de culpa a la persona que ese día abuso de otra.
Habíamos quedado un grupo grande de jipis en el Creamfield, 3 estábamos en Vera en casa de una colega y el sábado bajaban dos coches a Villaricos cargados de subnormales para completar el grupo.
Nosotros habíamos estado ya en el festival la noche antes y nos habíamos pasado el dia en la piscina entre hash, speed y cerveza. Cuando llegaron a media tarde y nos vimos en un punto de encuentro íbamos con la cara desencajada. Los que venían también habían estado alterando sus conciencias pero con sustancias diferentes.
Ahí se bajó del coche con sus otras hamijas con una juerga por to lo alto y cieguísimas de cristal.
Ese día, recuerdo que entre muchos, tocaban los pet shop boys y two many djs además de mistress Barbara, Carlos Cox y otros muchos gordos.
Nunca me había gustado pet shop pero siempre me gusta ver en directo a bandas, grupos solistas o djs, aunque no sea mi estilo el directo siempre me gusta, pero oh amigos, mi gozo y alegria tornaronse desdicha cuando la reputa con la que salía en ese momento y llegó to cerda de M me llevo obligado, cogiendome por el brazo como una mamá lleva a su malcriado nene hasta donde tenía aparcado mi coche.
Con el consumo de sulfato de anfetamina se hace difícil conseguir una ereccion pero ella no iba a permitir no apoderarse de lo que creyó suyo, y muy obstinadamente se dedicó a succionar mi pene mientras yo quería irme a bailar, no quería estar en ese coche mientras abusaban de mi. Lo pase mal. Varias veces le insté a dejarme pero hizo oídos sordos a mis palabras de auxilio y desesperación. Con tanta insistencia por su parte y empleando mucho tiempo y esmero consiguió que se me pusiera morcillona y poniéndose de espaldas a mi se sentó y consiguió metérsela malamente.
Me concentré para ofrecerle el placer que esa bestia necesitaba y me vi obligado a proporcionársela.
Pos na, que me quede sin ver a los maricones ingleses.
Ya iré contanto alguna vez más que se han propasado conmigo.