Alduin, yo no voy a criticarte, ni muchísimo menos, máxime cuando en alguna ocasión puede que haya actuado de manera similar a la tuya.
Cuando me pasó a mi, es porque en el trabajo sentía un reconocimiento, un orgullo y una sensación de ser útil y muy válido para algunas tareas o trabajos que años antes no creía capaz de hacer o el entorno suponía que era demasiado para mí. Al final también suele haber una manera de reivindicarse frente a quienes no tenían mucha confianza en tus posibilidades
Y eso no es malo, ojo, lo malo es que entras en una espiral donde el trabajo se convierte en el centro de todo y lo demás órbita sobre él. Y ahi el precio que se empieza a pagar es muy elevado. Y como has dejado entrever, también hay un trasfondo que debieras afrontarlo ( me supongo que lo has hecho) con la ayuda de un profesional. Es más el mayor paso y el más difícil es decir a tu círculo cercano que tienes un problema y obsesión. A partir de ahí si das con un profesional bueno sueles reconducir ese nudo gordiano que te ha enredado
Al final fuera de los clichés y tópicos manidos tales como esta no es tu empresa, vas a heredarla, o te darán la patada igual ( este es el más certero de los tres) normalmente, cuando sales de esa espiral, te das cuenta que puedes hacer muchas cosas tan gratificante o más que el trabajo, y el hecho de ir a un gimnasio, apuntarte a una peña ciclista, o de senderismo o realizar actividades que te apetezcan como si quieres hacer la torre Eiffel con mondadientes, te dan una perspectiva más cercana a lo que es una relación normal entre vida laboral y personal. Hay veces que la balanza se va a un lado y otras al otro, que no tiene que ser exacto, pero si mantener un equilibrio o no permitir que el plato de la vida laboral siempre esté abajo.
No pasaate de 0 a 100 en dos días, como cuando quieras dar la vuelta no pasarás de 100 a 0 en tres paradas. Normalmente es un viaje que desenmarañara muchos nudos y te permitirá sobre todo ponerte al volante de tu propia vida, porque ahora vas en piloto automático