Desertores del arado

Casi toda esa gente que migró en masa a las grandes urbes durante el éxodo rural se convirtieron en el proletariado inculto del país, los que decían "yo no creo en Dios, yo creo en Felipe González", y hoy sus hijos y nietos dicen "el violador eres tú". Gentuza que jamás debió abandonar la boina. Asquerosos que jamás serán urbanitas civilizados, que jamás cogerán el tenedor como se debe coger. Que procrearán con la morismaindonegroide, que pudrirán las periferias de las ciudades con su ruido atávicamente campestre.
 
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