Felicitaciones a Dick W. Onion por su exposición del primer post. Yo también creo que es un contraste bastante acertado de dos épocas totalmente distintas.
Pues si, fui adolescente en la década de los 90. No metí morro hasta que cumplí los 19, pero eso no quiere decir que no tuviera ojos en la cara. Follaban cuatro gatos y aunque procurasen ser discretos (o no), los demás nos acababamos enterando.
Porque señores, a pajas estabamos todos, pero ninguna chica podía permitirse el lujo de que la tacharan de fácil. Porque en esa época, había
discreción. O secreto de confesión. Como queráis llamarlo. Se buscaba el momento y lugar propicio y que nadie más supiera nada porque a la chica le esperaría la vergüenza de ser señalada por todos (y especialmente por todas) en el instituto.
Tocar teta era algo fugaz y furtivo. Jueguecitos como las tinieblas durante el cumpleaños de alguien del grupo, algún roce en la piscina, las reuniones interfamiliares donde los hijos se buscaban a escondidas entre pasillos oscuros, quedarte a solas con tu prima que te mira con ojos golosos, los campamentos de verano cuando no miraban los monitores, la chica a la que se le bajaba la camiseta mientras hacia el pino y mostraba sus domingas "accidentalmente" y en todo su esplendor...
INCISO: Las parejas de novios no se lo que follarían o no, ahora estamos con el aqui te pillo, aqui te mato.
Nada que ver con el descontrol que existe hoy en día. Si antes perder el virgo a los 14 era de putillas, hoy es casi una lacra que no te hayas estrenado antes de los 17. Adolescentes traumatizadas ante el miedo de la primera vez, o por no ser elegidas, sigue habiendo a día de hoy.
Ahora se proclama a los cuatro vientos que si me he follao a tal y cual. La famosa asturiana Aurora, que hizo un gangbang en el parque con varios compañeros de clase es el resultado claro del culto al placer. Si no se hubiera grabado aquel vídeo con el movil, ¿creeis que ella se hubiera arrepentido por las cerdadas realizadas o por el contrario hubiera repetido más veces?
Dick W. Onion rebuznó:
Podría haber relatado historias contadas de primera mano de treceañeras que la chupan a cambio de que les hagan la tarea o le soplen exámenes. O del sorprendente número de teens para las que el sexo anal y grupal son el pan suyo de cada día.
A eso me refería, copón. Mecagondios! jamás, jamás se oían historias de tal calibre cuando yo era un crío con los primeros pelos en los huevos.
Otro tema es el de la banalización sexual. Antes se focalizaba la educación sexual hacia la precaución de las ETS y responsabilidad frente al embarazo no deseado. El fantasma de la Sidra había aparecido hace poco y ponían especial énfasis en meternos miedo.
Ahora eso es justo al contrario, lo primero es explorar el cuerpo (el de ese, y el de esa...) y lo de usar condón da igual porque al dia siguiente te dan la píldora del dia despues como si fueran caramelos. Las ETS no existen y si te pegan algo, pues ya te daran pastillas los médicos que pa eso estan.
En resumen, hay dos puntos que han llevado a esta hipersexualización de la juventud.
1. Las nuevas tecnologías. Han puesto en contacto entre sí a jóvenes de distintos institutos, de distintos barrios, de distintas ciudades. Incluso han facilitado el acercamiento entre teens y maduros (si lo sabré yo).
2. La LOGSE, falta de valores, padres hiperpermisivos y el trauma del trauma. "Hijo mío, haz lo que te salga del nardo, no vaya a ser que acabes traumatizado de por vida".