Esto es el COMFUT :
El combatiente del futuro ya no tendrá que salir de su escondite para encarar el arma y apuntar a su objetivo antes de hacer fuego. Un sofisticado sistema de visores montado sobre el fusil le proporcionará imágenes del campo de batalla a través de un dispositivo óptico sujeto al casco justo delante de su ojo. Y parapetado, sin necesidad de exponerse, podrá auscultar de día o de noche el terreno con precisión quirúrgica. Ver sin ser visto, con capacidad incluso para detectar en la oscuridad cualquier presencia humana a más de 500 metros gracias a una cámara térmica que capta el calor corporal.
Protegido en su posición, dispondrá también de un ordenador que le permitirá conocer en todo momento la situación exacta de sus compañeros, lo que evitará las bajas por «fuego amigo». Podrá comunicarse con ellos por mensaje o voz y visualizar mapas computerizados con todo detalle. La vieja obsesión de los mandos militares del «campo de batalla transparente»: saber por fin qué aguarda detrás de la colina y quién se tiene alrededor, el factor clave para superar el miedo y la sensación de aislamiento.
Porque ya no estará solo. Unos sensores no intrusivos en el cuerpo vigilarán su estado médico, la temperatura de la piel, el ritmo cardiaco o el nivel de oxígeno en la sangre y los datos serán enviados a su jefe de pelotón, que podrá interpretar las posibilidades de decisión e iniciativa de cada soldado y, en su caso, conocer en tiempo real si alguien ha resultado herido. Sensores ocultos tras un traje que cambiará de color para mimetizarse con el escenario de operaciones, repeler amenazas NBQ -Nucleares, Biológicas y Químicas- y que estará preparado para abrigar durante ocho horas a 29 grados bajo cero o para que la sensación a 45 grados al sol sea de entre 18 y 20.
En una generación posterior, el infante de a pie contará con un esqueleto robótico adaptado a sus piernas, con el que aumentará su velocidad, su resistencia y su fuerza, hasta lograr que un peso de 40 kilos se acuse sobre sus hombros como si fueran solo dos. Hasta el agua para beber dejará de ser un problema: será generada como residuo por una fuente de energía portátil que alimentará los componentes eléctricos del combatiente, convertido en una suerte de «soldado a pilas».
Una arquitectura, en definitiva, que otorgará unas herramientas de supervivencia y una capacidad de letalidad que recuerdan al perfil invencible de los guerreros de ciencia-ficción.
Pero nada más lejos de la intención de emular el fetichismo tecnológico de un «terminator». «Huimos del «Robocop»: no se trata de construir un robot, todo lo contrario, la única finalidad es aprovechar la tecnología para potenciar las aptitudes naturales del combatiente: el uso del arma, la observación y la percepción del entorno, el camuflaje, la comunicación... no le vamos a colgar aparatos como si fuera un árbol de navidad». Quien así habla es el coronel José Ramos Barrera, jefe del «Programa Combatiente Futuro», activado por el Ministerio de Defensa en 1999 y que se dirige desde una oficina creada al efecto con sede en la Academia de Infantería de Toledo.
Objetivo, salvar vidas
Se trata de un complejo proyecto de I+D incluido en el Plan Director de Investigación de Defensa, que ha servido ya para identificar hasta un centenar de tecnologías susceptibles de ser aplicadas al militar de Tierra y para crear a partir de ellas 36 «prototipos funcionales». Son los denominados «demostradores». subsistemas de Información (DSIC), de Eficacia de Fuego (DEFU), de Fuentes de Alimentación (DEFA) o de Supervivencia (DESUP) constituidos con la participación de Universidades y empresas españolas, y ya «validados» para abrir la fase siguiente y definitiva: el diseño y desarrollo del combatiente que ha empezado en 2005.
Serán treinta y seis meses para encajar las piezas y alumbrar en 2008 un «sistema» que se producirá durante 2009 y estará operativo en el año 2010.
Para entonces, la previsión es que estén disponibles las primeras 3.000 unidades de la nueva equipación, a las que se sumarán otras 6.000 para el año 2011, con un coste que se estima entre los 12.000 y los 18.000 euros por cada versión completa del «uniforme». Cifras que están dentro del presupuesto superior a 24 millones de euros que financiará el Programa hasta 2010, 4.000 millones de las antiguas pesetas, a priori una cantidad abultada, pero que cobra su justa dimensión al compararla con los números del «Land Warrior» de Estados Unidos: 2.000 millones de dólares -1.743 millones de euros- para «modernizar» a 34.000 soldados, al precio de 32.000 dólares por pieza.
El porqué de una inversión tan importante en «fabricar» un combatiente del siglo XXI aún a pesar del enorme rechazo social que suscita el gasto en Defensa, tiene una justificación: el equipo salvará vidas.
La clave de la presente revolución militar, según el profesor de Estudios Militares en el King’s College de Londres Lawrence Feedman, está en el reconocimiento de que ya no hay sociedad occidental que tolere las víctimas propias en los conflictos. y en ese sentido, la información en tiempo real sobre la ubicación del enemigo y de los compañeros de misión supondrá una ventaja a favor de quienes operen en el frente que bien vale un esfuerzo económico,
Desde la jefatura del Programa, el coronel Ramos inserta la necesidad de esta innovación en el marco de los nuevos compromisos del Ejército en el escenario internacional. «España está interviniendo cada vez con más frecuencia en misiones exteriores con otros países, y hay que ir en las mejores condiciones de protección y eficacia, y también ser interoperables con esos Ejércitos con los que se comparte misión». No obstante, no hay respuesta a la pregunta de por qué se dotan combatientes para un escenario de enfrentamiento activo, cuando ya hace años que las tropas que salen de España lo hacen como «fuerza de pacificación» y el Gobierno de turno niega con espanto la posibilidad de que puedan intervenir en acciones hostiles. «Eso lo tendrán que contestar los políticos, nosotros nos ocupamos de hacer lo que han decidido», explica el coronel.
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-Y sobre el GOE aqui tienes informacion referente a mi comentario:
Las fuerzas especiales españolas de las mejores del mundo
Tras la realización del ejercicio Dynamic Mix-02, dirigido por primera vez por el Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra del 15 de mayo al 6 de junio de este año, España ha sido reconocida como nación líder en Operaciones Especiales por los Cuarteles Generales de la OTAN. Hasta ahora las únicas naciones con esta capacidad reconocida eran Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
De esta forma, los "boinas verdes" de los tres ejércitos españoles, cuya preparación está a la altura de las mejores unidades de comandos, ocupan por derecho propio un lugar de privilegio entre las fuerzas de élite de los ejércitos occidentales.
El equivalente a los "boinas verdes" en el Ejército del Aire es el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC). Con base en Alcantarilla (Murcia), es la unidad de operaciones especiales de la fuerza aérea española, con disponibilidad inmediata y permanente para actuar ante cualquier urgencia. Los objetivos de sus misiones están vinculados siempre con el poder aéreo: apoyo al rescate y evasión de tripulaciones, funciones de controlador para conducción de cazas, acondicionamiento y señalización de pistas de emergencia y adiestramiento de pilotos en técnicas de supervivencia y evasión, entre otras.
La unidad ha asimilado las más modernas técnicas hasta convertirse en una fuerza altamente cualificada. Sus miembros —300 hombres y mujeres— reciben una completa instrucción de cuatro años, hasta que se les considera preparados para integrar un equipo operativo. De su gran capacidad técnica como paracaidistas, que ya supera la cifra de 150.000 lanzamientos, habla por sí sola la posesión del récord de España en la modalidad HALO con uso de oxígeno, con un salto desde 38.500 pies (10.780 metros) logrado con el programa de TVE Al filo de lo imposible, y el de distancia de planeo con más de 50 kilómetros, en modalidad HAHO con uso de oxígeno.
Estos Boinas Verdes liderarán la fuerza de intervención rápida de la UE.