Después de la joya literaria del extrarradio, creo que no voy a estar a la altura, pero como algunos han mostrado interés, voy a relatar lo que pasó anoche y que, para mí, fue el desenlace de la historia con la mejicana, si es que alguna vez hubo historia alguna.
Tras divagar un poco en casa, salí. Cuando yo llegué, los dos mejicanos estaban ya hasta el culo, me habían sacado mucha ventaja en cierto lugar de bebercio barato. Nos reunimos en un antro de bastante mal gusto en el que las copas daban resaca sólo de olerlas, pero a ella ya le daba igual, iba muy perjudicada, tanto que no podía hacerle ni una broma porque ya no las entendía. Decidimos irnos de ese agujero apestoso y acabamos en otro algo más decente, donde me olvidé de ella, que ya iba sin zapatos y con una cara deplorable, acentuada por un maquillaje de dudoso gusto.
Aproximadamente una hora después llegaron unos cuantos conocidos más, compañeros de clase del mejicano, que se unieron al grupo y animaron bastante el cotarro, especialmente
ELLA. Una alemana, que no era del máster, sino que estaba visitando a una compatriota que sí lo era (y que es más fea que pegarle al cadáver de tu abuelo). Llamaba mucho la atención, era una auténtica belleza. La cosa iba bien, coincidimos por casualidad en la barra y charlamos un rato, notaba las miradas de todo el grupo, los buitres ya volaban en círculos a nuestro alrededor. Uno de ellos se me acercó y me dijo "¿Qué, tú también te has enamorado?". Cambiamos impresiones sobre cómo afrontar nuestra rivalidad al respecto y le cedí la oportunidad de intentarlo (vamos, que me estaba meando vivo y quedé como un buen tío). Al volver ya se contaban a pares los pretendientes y yo me lo estaba pasando bomba viendo cómo hablaba con ellos sin quitarme la mirada de encima y dedicándome sonrisas. Esta noche follas, iskariote.
Ya en la pista de baile, se alzaba triunfante mi mirada sobre los demás mortales, el mejicano apareció fugazmente por allí para darme una palmadita de felicitación al son de "vamos güey, esta buenísima". Y entonces, en un prudente pero firme envite, ella esquivó con un "i have a boyfriend".
Pues...
Seguí probando algo de suerte, el novio, en caso de existir, está en Alemania y todos sabemos cómo se desmadran las europeas, pero no, nada, no way.
Me retiré discretamente sin comentar la jugada, no por joder a los demás, sino porque quería ver si alguien tenía más suerte y se destapaba una excusa barata. Nadie tuvo suerte alguna.
Hubo otros intentos más discretos por mi parte, búsquedas de premios de consolación, pero anoche no me consoló nadie.
Me crucé con la mejicana algo más tarde y me dijo que se iba a casa, yo le dije que haría lo mismo, sabiendo que pagaría ella el taxi. Apenas hice un intento que me alegro que no funcionase, porque se ha pasado toda la noche vomitando.
Pues eso, que soy un pringui.