Uy mare mía, cuánta sustancia se me ha juntao para responder. Ni con un multiquote de tres páginas daba abasto. Que se trague mi ladrillo el que pueda.
1. ¿Por qué es sinónimo de parado habitual o con dificultad en matener el empleo es sinónimo de vivalapepa? Puedo entender la lógica que subyace, que no hace falta comentar, pero te doy un ejemplo claro, Katua: todos mis trabajos han caducado entre los 6 y los 9 meses de duración (contratado por terceros, se entiende). Agotado ese plazo, la empresa cierra filas durante unos meses, hasta volver a contratar otro pardillo.
La última oferta "seria" que me ha llegado proviene de una buena empresa de herramientas informáticas, situada a 850 kms de mi lugar habitual de residencia, por mil y pocos euros a cambio de jornada partida incluyendo sábados por la mañana, pero eso sí, subrayando una y otra que vez que se trata de un contrato de un año inicialmente. Salvedades legales y económicas aparte, ¿de verdad crees que a estas alturas voy a creerme que es la oportunidad de mi vida? Un cotrato de un año no me resuelve nada, y menos por esas cantidades. Ni siquiera puedo esperar que sea la plataforma de espera para algo mejor.
La dificultad en mantener empleos, a mí entender, no proviene siempre de una decisión o una actitud del empleado, sino muchas veces de un despotismo del contratador. Vamos, de otro modo: un empleo que caduca no tiene muchos remedios.
2. El concepto de estabilidad. El que se crea que tiene el culo a salvo que se prepare, porque nadie lo está. Hoy estás dentro, mañana fuera. Y así son las cosas. Para muchas empresas no significa nada la indemnización por despido (inclusive improcedente) de un trabajador de una antigüedad de dos, tres o cinco años. Antes les sale más barato la patada en el culo que tenerte como gasto toda la eternidad.
3. El concepto de parado. En esta riqueza de país que tenemos la idea de parado es la que se deja ver aquí entre líneas. Joven o de mediana edad, currito de toda la vida, sin preparación ni formación, cuyo encuadre profesional es la obra o el trabajo físico. Ya se nos han olvidado las manifestaciones de médicos con sus pancartas de 6=0, y el éxodo masivo de sanitarios a Francia, Reino Unido y Portugal, por decir algo.
Hay mucho desempleado, nacional (nada de panchitos buscando el sueño europeo) que lo tiene verdaderamente complicado. Hay magníficos profesionales, tan perfecta y concisamente especializados que lo tienen crudo para econtrar un empleo. Su profesión es esa, y no saben (ni tienen por qué) hacer otra cosa. En caso de apuro económico (que todo llega) se prestan a cualquier cosa, pero no duran ni dos días porque no saben desempeñar sus tareas. Aquí, guste o no guste, meto a toda la retahíla de formados universitarios que no tienen dónde meterse. Que una amiga mía, licenciada en Filología Inglesa esté de interina administrativa en una oficina del Inem, no me da pie a pensar que, al menos, tiene trabajo. Está jodida, y ella lo sabe.
4. La exigencia de la pareja. Por supuesto que la pareja reclama. Y tanto, lo mismo que hacemos nosotros. Exigimos en la misma proporción que damos. Ahora bien, el parado cualificado tiene mucho que aportar en potencia, lo cual es un truño como una catedral a la hora de pagar la hipoteca. La pareja no exige formación, capacitación ni afán emprendedor. Exige billetes encima de la mesa. En ese sentido, un parado lo tiene bien complicado para ligar. Lo segundo que se pregunta en el ligoteo es a qué te dedicas. Decir con dos cojones que no tienes donde caerte muerto (porque ya sabes lo que has vivido), no augura nada bueno. Es como decir que vas limpio y perfumado, pero que por dentro te corroe el cáncer.
5. Los calvos no ligan. Hacerlo esporádicamente no cuenta. Soy calvo, pero calvo de cojones, desde los 20 años. Me corto el "pelo" que me queda (eso fue una decisión divina para marcarnos aún más como calvos) todo lo que puedo, y aguanto la crítica de todo el que me dice que me afeite la cabeza. No me la puedo afeitar por un problema de piel, lo cual tampoco me permite usar cremitas. El calvo, además de estar afeado por completo (digan lo que digan la calva no le sienta bien a nadie), aparenta 15 años más y transmite a la mujer una serie de prejuicios subliminales sobre la salud y edad del macho. Vayas donde vayas eres el calvo, y a cambio te tienes que tragar que la etiqueta te la ponga un desdentado, un gordo seboso o un peludo mugriento, porque si los llamas así la cosa acaba en el juzgado de guardia. Los calvos sólo atraemos a gordas, feas y viejas, las cuales enseguida dicen sentir una especie de atracción por la calva para esconder la verdad de que están contigo porque todos los demás hombres las rechazan. Por mi experiencia (una pareja estable y pajas diarias) he llegado a la conclusión de que un hombre calvo equivale a una mujer gorda. Prefiero hacerme pajas.
6. El dinero va y viene. Hace años lo tuve de sobra y hoy me falta. Y el que ríe el último ríe mejor.