Pues yo no había visto el vídeo hasta ayer. Y ganas me entraron de afostiar al mocoso ese.
Este video resume en sí cómo va España. El contraste del avance tecnológico de un novedoso metro subterráneo con el deterioro de nuestra sociedad; la educación que recibieron generaciones pasadas con la falta de respeto de los jóvenes hacia las personas y las cosas más sencillas.
Esa falta de respeto la veo a diario en las calles de nuestra querida España. Lo leo en el pintarrajo de una persiana de un establecimiento que dice "la mari es puta". Lo veo en las amotillos apestosas que hacen eses por las aceras. En los niñatos que hacen cola a tu derecha o a tu izquierda, a ver si les toca premio antes que a ti. Lo oigo cuando me paran por la calle y me preguntan por una calle tuteándome. Cuando se saltan un semáforo con un seíllas tuneao y te miran perdonándote la vida.
Creo que hace falta ver más a menudo actitudes como la de este señor del metro. Llamar cerdo al que es un cerdo, exigir un compartamiento digno y educado, y sobre todo no tolerar los insultos ni los descaros como este.
A este video le faltan dos minutos para salir en la tele y que se haga uno de esos debates infructíferos en los que quedará patente que estos niñatos son como un grano en el culo. Ahora los tenemos quemando coches, motos y contenedores por placer. Y yo no paro de explicarme dónde cojones se torció el camino de la educación para llegar a esto.
Pero lo que más me llama la atención del video son sólo dos segundos. Un instante en el que el abuelete (que está sanote como para dar buenos soplamocos) trinca al enano por el cuello y le dice algo bajito. La cara de acojone del chaval no tiene precio. ¡Lo que daría yo por saber lo que le dijo!
Y de premio, para los que se leen mis paridas, os dejo la ostia que el viejo le tenía que haber dado al mocoso. Así, sin más, sin avisar. Ostia va: