Los Mangantes: primeriza peli de Fulci en coproducción con España. Simpaticorra, ni de broma dejaba atisbar dónde destacaría este hombre. López Vázquez petándolo, como siempre.
Ostia: producción de Pasolini dirigida por Sergio Citti a mayor gloria de sus chaperos, efebos y su misogínia. Meh.
8 y 1/2: alterna momentos de una belleza fascinante con otros plomizos como pocos. Excesiva.
Querido Papá: Más que una reseña centrándome en Querido Papá exclusivamente, preferiría aprovechar para recomendar a todo aquel que dude de la valía de Dino Risi cualquier película al azar de su excelsa filmografía. Las habrá mejores y peores, hasta atípicas para lo que eran los campos por donde solía moverse este auténtico genio (como Fantasma De Amor), pero si uno da por casualidad o de forma voluntaria con, por decir unas cuantas en batería, El Profeta, Perfume De Mujer, El Éxito, El Parasol, Monstruos De Hoy o Arreglo De Cuentas En San Genaro, que no le quepa duda que –salvo que exista una importante merma mental- reirá como un ¨stronzo¨ durante buena parte del metraje mientras Dino le muestra las miserias humanas de una forma tan precisa que igual la risa termina por trocar en una mueca de disgusto, cuando no en una profunda repulsa por el ser humano. Su vigencia es máxima, creedme. Ya sea de su etapa inicial, la de madurez o la de su ocaso.
En Querido Papá el director analiza con tiralíneas las relaciones filio paternales sirviéndose de la realidad de la convulsa Italia de por aquel entonces (la Italia de las Brigadas Rojas). Aquí no puedo entrar a valorar si el retrato que hace de la organización es acertado o no, pues ni conozco en profundidad toda la cronología de lo que derivó en Banda Armada ni quiero conocerla –pues implicaría aceptar la versión oficial, y ya sabemos que sucede con estas cosas-. Lo que sí es valiente, desde luego, es que no eluda hablar de algo que ahí estaba, quisiesen Dino y sus paisanos o no, y que lo integre tan naturalmente en el tema de forma creíble y que da pie a conflictos sin chirriar. Por descontado Dino reparte estopa satírica de la buena a todos lados: a la alta sociedad, a la Izquierda complaciente y acomodada, a la omnipresente corrupción, a las religiones New Age como forma de negocio, a la senectud incapaz ya no de empatizar con la juventud, sino de poder abrir una línea de diálogo con ellos, a la superficialidad de las mujeres florero, a la violencia como forma de generar más violencia… pero lo que prima, insisto, es otra lucha tan antigua como puede serlo la de clases: la que se da entre padres e hijos.
Hay un instante maravillosos donde Vittorio Gassman (es extraordinario este señor, clava todo lo que hace y tiene una vis cómica que sólo he visto en John Cleese), tan culpable como cualquier otro compañero en la ficción de la mierda que les envuelve, termina por declamar ¨es todo absurdo.¨Rodado en el contexto de una Fiesta promovida por él, con toda clase de lujos circundándole tanto a él como a sus invitados. Y este, que no otro, es el mensaje general que deja la filmografía de Dino, por encima de cualquier otro. Sublime.