Un amigo mío trabajó durante unos meses, muchos años ha, en una empresa llamada Ambigest, dedicada al control de plagas. Muchas noches -su trabajo lo realizaba de noche en muchas ocasiones, cuando los locales y los bares estaban cerrados- se pasaba con la fragoneta por mi casa y nos ibamos por ahí a algún servicio que tuviera. Huelga decir que la furgoneta olía a Cucal que mataba, y entiendo que buena parte de ese aroma se nos pegaba a nosotros.
Utilizaba un producto líquido que esparcía por los rincones y zonas de paso que era echarlo y salir todas las cucas por patas de donde estuvieran. Llegábamos al bar de turno y lo echaba por debajo de las cámaras y la cafetera y de repente la pared y el suelo se convertía en una especie de marabunta de bichos que era para verlo aquello, cómo corrían las hijas de puta, por docenas. Algunas veces me contaba que en sitios donde iba no porque tuvieran que hacer la desinsectación periódica, que era lo normal, sino porque tenían plaga, le subían las cucarachas por la ropa, de tal suerte que cuando iba a uno de estos se ponía bolsas de plástico atadas con cinta aislante por encima de las botas para que no se le metieran por dentro, y también se cerraba las mangas y hasta el cuello con esa misma cinta. Yo nunca vi uno de estos, pero nunca, y fui con él a más de cuatro bares, vi un bar que estuviera libre de ellas, ni unas cocinas, ni nada. No los hay, me decía, todos tienen cucarachas, todos.
Otra anécdota que tengo fue cuando fuimos a fumigar la nave industrial donde la fábrica de Kikos® almacenaba su producción. Sacó mi colega una especie de compresor y le dio a un botón. Ponte esta máscara, dijo, dándome una. Empezó a echar aquello un hilillo de humo que en un abrir y cerrar de ojos, de manera soprendentemente rápida, llenó por completo la nave, y no se veía una mierda. Luego, cuando se disipó la "termonebulización", así la llamó él, muy profesionalmente, pudimos encontrar la salida y salir de allí. El encargado nos dio un bolsón de Kikos a cada uno. Estuve comiendo una bolsa de Kikos al día yo qué sé cuántos meses, cada día me llevaba una nueva a clase.