Uncle Meat
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- 10 Sep 2005
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Después de llegar más lejos que nadie con Sgt Pepper's y su extensión, Magical Mystery Tour, editados el mismo año, The Beatles se lanzaron del todo a la piscina y se permitieron el lujo de hacer su disco más libre, experimental y arriesgado; dando rienda suelta a todas sus ideas y sin dejar que nadie opinara al respecto -ni siquiera su productor, George Martin, quien no estaba de acuerdo en aquel momento con la propuesta de editar un disco doble-. Aquí los Beatles se adentraron en terrenos a los que tenían poco acostumbrados a sus fans, y al mundo, y sorprendieron con un álbum lleno de contrastes y de diversidad; pero sin perder ni un momento la distancia que les separaba, y les sigue separando, del resto de músicos del planeta. Y es que el White Album, a pesar de su variedad de estilos y de lo poco representativo del sonido beatle de alguno de sus temas, está lleno de obras maestras, de arriba a abajo.
¿Cómo es posible que alcanzasen tanta maestría en campos que, a priori, parecían no pertenecerles? Creo que la respuesta es bien sencilla: estamos hablando de los más grandes. Sólo esto explica que el cándido McCartney se transforme en Satán para berrear un Helter Skelter que ninguna versión ha logrado superar; que John le dedique un blues al suicidio, y que ese blues sea tan original que no parezca un blues; que Macca se atreva con un surf como Back In The USSR y les moje la oreja a los mismísimos Beach Boys; que Harrison se descuelgue con un Piggies que haría las delicias de un Mozart; que Lennon se salga totalmente por la tangente con algo tan arriesgado y onírico como Revolution 9; que Paul se marque un swing del calibre de Honey Pie;... Sí, todo esto son logros más que sobresalientes -al margen de lo atípico de su naturaleza-, pero eso no es todo; aún quedan los temas por los que considero este doble álbum el mejor disco de rock de todos los tiempos: Happiness Is A Warm Gun, Sexy Sadie, While My Guitar Gently Weeps, Martha My Dear, Julia,... Una pasada total; y más si tenemos en cuenta que himnos como Hey Jude, Junk o Jealous Guy fueron concebidos en el mismo período mágico de creación de este White Album.
Hay que añadir que en las sesiones de grabación del disco que nos ocupa la relación de los Fab Four comenzó a resentirse seriamente. El cansancio, los excesos, las parejas de cada uno de los integrantes, etc., dieron al traste finalmente con el cuarteto. Paul no soportaba ver continuamente a Yoko Ono por el estudio de grabación. John no soportaba que el suegro de Macca les mangonease. Harrison llegó a darse de hostias con Lennon. Ringo estaba ya hasta los mismísimos cojones de todo y de todos -hasta el punto que abandonó unos días el estudio de grabación y Paul tuvo que ocuparse de la batería en más de un tema-. Menos mal que la música de este Doble Blanco fue concebida un poco antes de todo esto, concretamente en el período de vacaciones espirituales que los de Liverpool se dieron en La India, con la idea de iniciarse en la meditación trascendental junto al Maharishi Mahesh Yogi.
Back In The USRR. Paul coincidió en La India con Mick Love y de este encuentro surgió la idea de componer un tema en la onda de los Beach Boys/Chuck Berry; sólo que, en otro giro de tuerca -en plena Guerra Fría-, esta vez se iban a sustituir los clichés americanos por los rusos. El tema tiene la garra, el nervio y la belleza suficientes como para merecer un puesto de honor entre los mejores rocks primarios de la historia. Aquí abría que añadir que se grabó coincidiendo con la pataleta de Ringo, así que Macca se encargó de la batería.
Dear Prudence. Dedicada a la hermana de Mia Farrow, quien también se encontraba por allí. Se dice que con esta canción John trataba de bajar de las nubes a la chica y calmar su ansiedad. La verdad es que el fingerpicking de Lennon le da al tema un aire muy relajante y fascinante. Una preciosidad.
Glass Onion. Lennon estaba harto de los que decían encontrar referencias ocultas en las letras de la banda, así que aquí se dedicó a liar más la marrana y a citar un montón de títulos y letras de sus temas, sin orden ni concierto. Es un tema muy original; la voz áspera de John, las guitarras chirriantes y la orquesta le dan un toque muy extraño.
Ob-La-Di Ob-La-Da. El tema de la controversia lol. John decía que era una canción para viejas; Macca apostó por él y fue un éxito en las listas. En su génesis fue concebido por Paul como un tema reggae, aunque el resultado fue una divertida pachanga. A mí siempre me ha gustado esta canción.
Wild Honey Pie. En realidad es un fragmento de una extraña pieza instrumental de mayor duración. Es una simpática ida de pinza que siempre he considerado como intro del siguiente tema:
The Continuing History Of Bungalow Bill. Un niño pijo viaja a la India, se hace de unos cuantos elefantes y mata, por simple capricho, a un tigre. Es uno de los primeros temas que aborda el asunto de los derechos animales y de lo ético de cazar por mero placer. El niñato se alojaba, junto a su madre, en un bungalow cerca de donde se encontraban los Beatles, así que el título es un juego de palabras en plan despectivo. John lo compuso al poco de enterarse de lo sucedido. Es un medio tiempo con estribillo explosivo; parece concebido para cantar alrededor de una hoguera. Amo este tema.
While My Guitar Gently Weeps. Junto a Something, la cima de Harrison. Un medio tiempo mágico, con unas melodías insuperables y una guitarra, la de Clapton, llorando. Dicen que George no quiso utilizar ningún efecto de guitarra para este tema, así que tuvo que recurrir a la ayuda extra de Eric -por aquel entonces, un dios del blues- para plasmar su idea. Si tengo que escoger una palabra para definir este tema es DULZURA.
Happiness Is A Warm Gun. Viene a ser una suite de sólo 2 minutos y 43 segundos, donde cinco piezas encajan a la perfección. La primera sección es una ensoñadora balada acústica que inmediatamente se va transformando en un medio tiempo, dando entrada a guitarra eléctrica, bajo, batería y a una melodía de órgano en segundo plano que pone la carne de gallina. La tercera sección -I Need A Fix- es radicalmente distinta, donde aparecen unos guitarrazos distorsionados y la voz de Lennon se hace totalmente áspera y dura; estamos ante un claro precedente del sonido del hard rock. Después viene lo que se podría considerar el estribillo o coro del tema principal -Mother Superior Jumped The Gun-, siguiendo la onda hard del anterior; está tan bien encajado que parece proceder de éste. La parte final consta de unos efectistas coros que juegan con la letra del tema -Bang Bang Shoot Shoot- y de una estructura con obvias reminiscencias de la música de los 50. La letra hace clara alusión a la droga -heroína, muy probablemente- y parece estar concebida en pleno viaje.
Martha My Dear. Prodigio melódico fruto del afecto de Macca por su perra Martha y por alguna que otra hembra. Es una pieza redonda, tanto musical como afectiva. Uno de los cortes más tiernos del álbum.
I'm So Tired. Lennon estaba cansado de muchas cosas y lo refleja a la perfección en este tema, donde su entonación va desde la desgana a la desesperación. Honesta y brillante.
Blackbird. La primera pieza acústico-bucólica de Macca en este doble disco. Su desnudez y austeridad sorprenden bastante en la primera escucha; hasta el punto de no tomarse este temazo, en un principio, demasiado en serio. Según la leyenda, Paul fue despertado por el canto de un mirlo y el músico únicamente tuvo que transcribir la melodía -muy en la onda de Tartini con su Trino del Diablo-. Es delicado y ensoñador, muy alejado del concepto que le atribuyó el majara de Charles Manson.
Piggies. Muy en la línea temática de Taxman, aquí Harrison arremete contra las clases burguesa y política. Gruñidos porcinos y claves barrocos conviven en total armonía en este otro gran trabajo del tercer beatle.
Rocky Raccoon. Otra grandísima pieza acústica de Paul, y otra que va ganando enteros a cada escucha.
Don't Pass Me By. Aquí se destapa Ringo como compositor. Es una buena canción; y los arreglos a lo irlandés le hacen ganar puntos.
Why Don't We Do It In The Road? Nunca ha interpretado mejor un blues Paul McCartney. Cuentan que Lennon se enfadó al escucharlo por vez primera porque pensó que Macca le estaba imitando y metiéndose en su terreno. Un tema conciso, directo, redondo e inmejorable.
I Will. Otra deliciosa miniatura acústica de Paul. La anécdota aquí sería que no hay bajo; es Paul haciendo "dum dum" con la boca.
Julia. Uno de los mejores temas de The Beatles. Belleza, ternura e intimismo, a la enésima potencia. Sólo se necesita escuchar esta obra maestra para darse cuenta de lo que John era capaz de transmitir con su voz. Creo que este es mi tema favorito del White Album.
Birthday. Otro pedazo de blues, interpretado de forma frenética. Es una de las piezas más fusiladas de la historia.
Yer Blues. Otro blues, pero totalmente desfigurado por el tratamiento que le da Lennon. El tema, chirriante y enfermizo, retrata bastante bien lo que es un buen bajón. Inmejorable.
Mother Nature's Son. El mejor tema del McCartney acústico. Y uno de los primeros temas ecologistas de la historia. No le pondré adjetivos porque me voy a repetir demasiado.
Everybody's Got Something To Hide Except Me And My Monkey. Toda una declaración de principios de John, quien con este tema les da un zas en toda la boca a quienes llamaban a Yoko Ono "La Mona". Tal vez sea el tema más frenético que haya parido Lennon.
Sexy Sadie. Otra de las cumbres inalcanzables del White Album. Lennon arremete aquí contra el Maharishi revelando lo que realmente éste era: un aprovechado, un pesetero y un putero.
Helter Skelter. En su origen iba a durar unos 27 minutos, pero la EMI no estaba dispuesta a sacar un triple album -había temazos de sobra para ello: Junk, Child Of Nature, Hey Jude, etc-; así que el tema ha llegado hasta nosotros en su versión de 3,58. Esta canción, en su día, era la mayor brutalidad sonora que se podía escuchar. La leyenda dice que fue obra de un pique de McCartney con The Who; el beatle quiso superar en dureza a la banda de Townshend, y lo consiguió con creces. El tema hace alusión a un tobogán en el que Macca sube y baja -otra vez la droga-, y donde todo es absoluta euforia descontrolada. Objetivamente la canción es un completo subidón; con esos riffs balanceantes y esos vientos que te transportan a un estado mental enfermizo. Sólo los Stooges, años después, pudieron hacer algo parecido a esta maravillosa bestialidad. Para terminar, añadir que este tema ha quedado para la posteridad indisolublemente ligado a la matanza del clan Manson.
Long Long Long. Infravalorado tema de Harrison. Una canción mágica y ensoñadora. A mí me atrapó en la primera escucha.
Revolution 1. La toma definitiva duraba 10 minutos, pero se recortó por razones obvias. Dicen que John la cantó tumbado completamente en el suelo. Es una versión bastante más bluesera y tranquila que la del single. Otro clásico indiscutible.
Honey Pie. Muy al estilo New Orleans, nos muestra el talento de Paul para abarcar infinidad de estilos y con sobresalientes resultados. Muy buenas melodías y arreglos. Otro temazo.
Savoy Truffle. Otra joya de Harrison, injustamente algo olvidada.
Cry Baby Cry. Otro gran tema que, tal vez por su ubicación en el álbum, puede pasar algo desapercibido. Un medio tiempo brillante, al que la voz de Lennon y el acordeón le dan la magia marca de la casa.
Revolution 9. El tema más incomprendido y odiado del doble álbum. No imagino qué cara pondría McCartney cuando Lennon le dijo que Revolution 9 entraba en el doble disco, sí o sí, pero no creo que, teniendo temas como Junk o Child Of Nature de los que tirar, le hiciese mucha gracia la idea al beatle más melódico y clásico. Lo que sí me imagino es la cara que pondrían los fans más nerds del grupo. ¿Pero esto qué coño es?... Revolution 9 ha de entenderse como un collage de sonidos, una pieza de música onírica o algo por el estilo. No creo que haya que darle más vueltas. Bowie llegó a decir que éste era el tema más interesante y "artístico" de los Beatles. No estoy muy de acuerdo con Bowie en este aspecto, pero sí reconozco que es un rato interesante y también que me gusta bastante.
Good Night. John compuso esta nana para uno de sus hijos y creo que es el mejor colofón para esta monumental obra maestra. Ringo nos da las buenas noches y nosotros seguimos soñando.
Después de llegar más lejos que nadie con Sgt Pepper's y su extensión, Magical Mystery Tour, editados el mismo año, The Beatles se lanzaron del todo a la piscina y se permitieron el lujo de hacer su disco más libre, experimental y arriesgado; dando rienda suelta a todas sus ideas y sin dejar que nadie opinara al respecto -ni siquiera su productor, George Martin, quien no estaba de acuerdo en aquel momento con la propuesta de editar un disco doble-. Aquí los Beatles se adentraron en terrenos a los que tenían poco acostumbrados a sus fans, y al mundo, y sorprendieron con un álbum lleno de contrastes y de diversidad; pero sin perder ni un momento la distancia que les separaba, y les sigue separando, del resto de músicos del planeta. Y es que el White Album, a pesar de su variedad de estilos y de lo poco representativo del sonido beatle de alguno de sus temas, está lleno de obras maestras, de arriba a abajo.
¿Cómo es posible que alcanzasen tanta maestría en campos que, a priori, parecían no pertenecerles? Creo que la respuesta es bien sencilla: estamos hablando de los más grandes. Sólo esto explica que el cándido McCartney se transforme en Satán para berrear un Helter Skelter que ninguna versión ha logrado superar; que John le dedique un blues al suicidio, y que ese blues sea tan original que no parezca un blues; que Macca se atreva con un surf como Back In The USSR y les moje la oreja a los mismísimos Beach Boys; que Harrison se descuelgue con un Piggies que haría las delicias de un Mozart; que Lennon se salga totalmente por la tangente con algo tan arriesgado y onírico como Revolution 9; que Paul se marque un swing del calibre de Honey Pie;... Sí, todo esto son logros más que sobresalientes -al margen de lo atípico de su naturaleza-, pero eso no es todo; aún quedan los temas por los que considero este doble álbum el mejor disco de rock de todos los tiempos: Happiness Is A Warm Gun, Sexy Sadie, While My Guitar Gently Weeps, Martha My Dear, Julia,... Una pasada total; y más si tenemos en cuenta que himnos como Hey Jude, Junk o Jealous Guy fueron concebidos en el mismo período mágico de creación de este White Album.
Hay que añadir que en las sesiones de grabación del disco que nos ocupa la relación de los Fab Four comenzó a resentirse seriamente. El cansancio, los excesos, las parejas de cada uno de los integrantes, etc., dieron al traste finalmente con el cuarteto. Paul no soportaba ver continuamente a Yoko Ono por el estudio de grabación. John no soportaba que el suegro de Macca les mangonease. Harrison llegó a darse de hostias con Lennon. Ringo estaba ya hasta los mismísimos cojones de todo y de todos -hasta el punto que abandonó unos días el estudio de grabación y Paul tuvo que ocuparse de la batería en más de un tema-. Menos mal que la música de este Doble Blanco fue concebida un poco antes de todo esto, concretamente en el período de vacaciones espirituales que los de Liverpool se dieron en La India, con la idea de iniciarse en la meditación trascendental junto al Maharishi Mahesh Yogi.
Back In The USRR. Paul coincidió en La India con Mick Love y de este encuentro surgió la idea de componer un tema en la onda de los Beach Boys/Chuck Berry; sólo que, en otro giro de tuerca -en plena Guerra Fría-, esta vez se iban a sustituir los clichés americanos por los rusos. El tema tiene la garra, el nervio y la belleza suficientes como para merecer un puesto de honor entre los mejores rocks primarios de la historia. Aquí abría que añadir que se grabó coincidiendo con la pataleta de Ringo, así que Macca se encargó de la batería.
Dear Prudence. Dedicada a la hermana de Mia Farrow, quien también se encontraba por allí. Se dice que con esta canción John trataba de bajar de las nubes a la chica y calmar su ansiedad. La verdad es que el fingerpicking de Lennon le da al tema un aire muy relajante y fascinante. Una preciosidad.
Glass Onion. Lennon estaba harto de los que decían encontrar referencias ocultas en las letras de la banda, así que aquí se dedicó a liar más la marrana y a citar un montón de títulos y letras de sus temas, sin orden ni concierto. Es un tema muy original; la voz áspera de John, las guitarras chirriantes y la orquesta le dan un toque muy extraño.
Ob-La-Di Ob-La-Da. El tema de la controversia lol. John decía que era una canción para viejas; Macca apostó por él y fue un éxito en las listas. En su génesis fue concebido por Paul como un tema reggae, aunque el resultado fue una divertida pachanga. A mí siempre me ha gustado esta canción.
Wild Honey Pie. En realidad es un fragmento de una extraña pieza instrumental de mayor duración. Es una simpática ida de pinza que siempre he considerado como intro del siguiente tema:
The Continuing History Of Bungalow Bill. Un niño pijo viaja a la India, se hace de unos cuantos elefantes y mata, por simple capricho, a un tigre. Es uno de los primeros temas que aborda el asunto de los derechos animales y de lo ético de cazar por mero placer. El niñato se alojaba, junto a su madre, en un bungalow cerca de donde se encontraban los Beatles, así que el título es un juego de palabras en plan despectivo. John lo compuso al poco de enterarse de lo sucedido. Es un medio tiempo con estribillo explosivo; parece concebido para cantar alrededor de una hoguera. Amo este tema.
While My Guitar Gently Weeps. Junto a Something, la cima de Harrison. Un medio tiempo mágico, con unas melodías insuperables y una guitarra, la de Clapton, llorando. Dicen que George no quiso utilizar ningún efecto de guitarra para este tema, así que tuvo que recurrir a la ayuda extra de Eric -por aquel entonces, un dios del blues- para plasmar su idea. Si tengo que escoger una palabra para definir este tema es DULZURA.
Happiness Is A Warm Gun. Viene a ser una suite de sólo 2 minutos y 43 segundos, donde cinco piezas encajan a la perfección. La primera sección es una ensoñadora balada acústica que inmediatamente se va transformando en un medio tiempo, dando entrada a guitarra eléctrica, bajo, batería y a una melodía de órgano en segundo plano que pone la carne de gallina. La tercera sección -I Need A Fix- es radicalmente distinta, donde aparecen unos guitarrazos distorsionados y la voz de Lennon se hace totalmente áspera y dura; estamos ante un claro precedente del sonido del hard rock. Después viene lo que se podría considerar el estribillo o coro del tema principal -Mother Superior Jumped The Gun-, siguiendo la onda hard del anterior; está tan bien encajado que parece proceder de éste. La parte final consta de unos efectistas coros que juegan con la letra del tema -Bang Bang Shoot Shoot- y de una estructura con obvias reminiscencias de la música de los 50. La letra hace clara alusión a la droga -heroína, muy probablemente- y parece estar concebida en pleno viaje.
Martha My Dear. Prodigio melódico fruto del afecto de Macca por su perra Martha y por alguna que otra hembra. Es una pieza redonda, tanto musical como afectiva. Uno de los cortes más tiernos del álbum.
I'm So Tired. Lennon estaba cansado de muchas cosas y lo refleja a la perfección en este tema, donde su entonación va desde la desgana a la desesperación. Honesta y brillante.
Blackbird. La primera pieza acústico-bucólica de Macca en este doble disco. Su desnudez y austeridad sorprenden bastante en la primera escucha; hasta el punto de no tomarse este temazo, en un principio, demasiado en serio. Según la leyenda, Paul fue despertado por el canto de un mirlo y el músico únicamente tuvo que transcribir la melodía -muy en la onda de Tartini con su Trino del Diablo-. Es delicado y ensoñador, muy alejado del concepto que le atribuyó el majara de Charles Manson.
Piggies. Muy en la línea temática de Taxman, aquí Harrison arremete contra las clases burguesa y política. Gruñidos porcinos y claves barrocos conviven en total armonía en este otro gran trabajo del tercer beatle.
Rocky Raccoon. Otra grandísima pieza acústica de Paul, y otra que va ganando enteros a cada escucha.
Don't Pass Me By. Aquí se destapa Ringo como compositor. Es una buena canción; y los arreglos a lo irlandés le hacen ganar puntos.
Why Don't We Do It In The Road? Nunca ha interpretado mejor un blues Paul McCartney. Cuentan que Lennon se enfadó al escucharlo por vez primera porque pensó que Macca le estaba imitando y metiéndose en su terreno. Un tema conciso, directo, redondo e inmejorable.
I Will. Otra deliciosa miniatura acústica de Paul. La anécdota aquí sería que no hay bajo; es Paul haciendo "dum dum" con la boca.
Julia. Uno de los mejores temas de The Beatles. Belleza, ternura e intimismo, a la enésima potencia. Sólo se necesita escuchar esta obra maestra para darse cuenta de lo que John era capaz de transmitir con su voz. Creo que este es mi tema favorito del White Album.
Birthday. Otro pedazo de blues, interpretado de forma frenética. Es una de las piezas más fusiladas de la historia.
Yer Blues. Otro blues, pero totalmente desfigurado por el tratamiento que le da Lennon. El tema, chirriante y enfermizo, retrata bastante bien lo que es un buen bajón. Inmejorable.
Mother Nature's Son. El mejor tema del McCartney acústico. Y uno de los primeros temas ecologistas de la historia. No le pondré adjetivos porque me voy a repetir demasiado.
Everybody's Got Something To Hide Except Me And My Monkey. Toda una declaración de principios de John, quien con este tema les da un zas en toda la boca a quienes llamaban a Yoko Ono "La Mona". Tal vez sea el tema más frenético que haya parido Lennon.
Sexy Sadie. Otra de las cumbres inalcanzables del White Album. Lennon arremete aquí contra el Maharishi revelando lo que realmente éste era: un aprovechado, un pesetero y un putero.
Helter Skelter. En su origen iba a durar unos 27 minutos, pero la EMI no estaba dispuesta a sacar un triple album -había temazos de sobra para ello: Junk, Child Of Nature, Hey Jude, etc-; así que el tema ha llegado hasta nosotros en su versión de 3,58. Esta canción, en su día, era la mayor brutalidad sonora que se podía escuchar. La leyenda dice que fue obra de un pique de McCartney con The Who; el beatle quiso superar en dureza a la banda de Townshend, y lo consiguió con creces. El tema hace alusión a un tobogán en el que Macca sube y baja -otra vez la droga-, y donde todo es absoluta euforia descontrolada. Objetivamente la canción es un completo subidón; con esos riffs balanceantes y esos vientos que te transportan a un estado mental enfermizo. Sólo los Stooges, años después, pudieron hacer algo parecido a esta maravillosa bestialidad. Para terminar, añadir que este tema ha quedado para la posteridad indisolublemente ligado a la matanza del clan Manson.
Long Long Long. Infravalorado tema de Harrison. Una canción mágica y ensoñadora. A mí me atrapó en la primera escucha.
Revolution 1. La toma definitiva duraba 10 minutos, pero se recortó por razones obvias. Dicen que John la cantó tumbado completamente en el suelo. Es una versión bastante más bluesera y tranquila que la del single. Otro clásico indiscutible.
Honey Pie. Muy al estilo New Orleans, nos muestra el talento de Paul para abarcar infinidad de estilos y con sobresalientes resultados. Muy buenas melodías y arreglos. Otro temazo.
Savoy Truffle. Otra joya de Harrison, injustamente algo olvidada.
Cry Baby Cry. Otro gran tema que, tal vez por su ubicación en el álbum, puede pasar algo desapercibido. Un medio tiempo brillante, al que la voz de Lennon y el acordeón le dan la magia marca de la casa.
Revolution 9. El tema más incomprendido y odiado del doble álbum. No imagino qué cara pondría McCartney cuando Lennon le dijo que Revolution 9 entraba en el doble disco, sí o sí, pero no creo que, teniendo temas como Junk o Child Of Nature de los que tirar, le hiciese mucha gracia la idea al beatle más melódico y clásico. Lo que sí me imagino es la cara que pondrían los fans más nerds del grupo. ¿Pero esto qué coño es?... Revolution 9 ha de entenderse como un collage de sonidos, una pieza de música onírica o algo por el estilo. No creo que haya que darle más vueltas. Bowie llegó a decir que éste era el tema más interesante y "artístico" de los Beatles. No estoy muy de acuerdo con Bowie en este aspecto, pero sí reconozco que es un rato interesante y también que me gusta bastante.
Good Night. John compuso esta nana para uno de sus hijos y creo que es el mejor colofón para esta monumental obra maestra. Ringo nos da las buenas noches y nosotros seguimos soñando.