Lo malo de este país es que todo son alabanzas hasta que la cagas, entonces los que te lamían el trasero, los que reían las gracias sin gracia, los estómagos agradecidos que brindaban por ti sin parar, los que te ponían de Dios para arriba son los primeros en afilar el sable y clavarlo por los riñones en cuanto empiezas a ser un paria.
Es lo que le ha pasado a Calderón, se creyeron que iba a ser un continuista de la megalomanía del Florentaino, un filón para la inmundicia periodeportiva. Desgraciadamente, temporada a temporada, se han ido destapando los shows floklóricos tercermundistas de feriante de pueblo, típicos de un vividor como Caldelol, que podrá ser lo que sea, pero no ha engañado a nadie que tuviera más de dos dedos de frente, y ahora para Marca a pasado a ser de un hombre honorable a un muñeco de pim pam pum fuego.
Caldereta ha sido, es y será un impresentable, pero eso se sabía, hacer ahora leña del árbol caído, presentarlo como un payaso, resulta indecente, penoso y vergonzante, por parte de un diario, que hace tiempo se ubicó en las catacumbas de la inmundicia.