naxo
Muerto por dentro+
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A ver si consigo no soltar un tocho:
Es evidente que la amiga de tu novia es una elementa, pero de las gordas. No hara falta que diga que esa no es ni la primera ni la segunda (ni la quinta vez) que hace algo por el estilo. Y estoy seguro que otras muchas veces lo habrá hecho con erótico resultado, ya que el límite de un tonteo está donde uno quiere ponerlo. Como decía una amiga mía, "sólo son cuatro besos sin importancia".
Aquí entra en juego lo que alguien mencionó como "Teoría del 12", que se podría ampliar como "Teoría del banquillo". Con un jugador número 12 no es suficiente: puede fallar y no es garantía de satisfacción en época de vacas flacas, esa época en la que la relación con el novio no parece ir por buen camino y en la que ellas necesitan sentirse halagas, queridas y que alguien les recuerde a todas horas lo maravillosas que son (algo legítimo por otra parte, siempre y cuando no se sobrepase la barrera del respeto hacia tu pareja, barrera que se desborda con situaciones como la provocada por la amiga de tu novia). Por eso es mejor un banquillo de suplentes deseando entrar en juego que un simple jugador.
Que los tíos se fueran a casa con los huevos llenos de amor y un dolor más o menos contundente es algo secundario. El terreno está marcado, la hembra localizada y es cuestión de tiempo el que se consume el acto. Tan solo habrá que esperar a una pequeña crisis en la pareja, un poco de tristeza por parte de ella o un momento de duda y ¡ZAS!, ella cogerá el teléfono, querrá quedar y a jugar bien las cartas.
Parece que tú has encontrado un oasis en el desierto con esa novia que tienes, y ojalá te dure. Esperemos que sea así, pero a mi el tiempo ya se ha encargado de dejarme claro que siempre, siempre, siempre, hay que pasar las historias por un filtro, que evidentemente se nos cuenta lo que queremos oir y que poniendo la mano en el fuego por alguien las opciones de quemarse son enormes.
He soltado un tocho. Vaya.
Es evidente que la amiga de tu novia es una elementa, pero de las gordas. No hara falta que diga que esa no es ni la primera ni la segunda (ni la quinta vez) que hace algo por el estilo. Y estoy seguro que otras muchas veces lo habrá hecho con erótico resultado, ya que el límite de un tonteo está donde uno quiere ponerlo. Como decía una amiga mía, "sólo son cuatro besos sin importancia".
Sin duda apreciamos aquí, el gran respeto que esta tipa siente por el chaval con el que está saliendo. No tiene otra cosa mejor que hacer que dejarse dorar la pildora y sentirse deseada hasta el punto de dejar que dos pavos se sienten con ellas para que le regalen los oídos.
Aquí entra en juego lo que alguien mencionó como "Teoría del 12", que se podría ampliar como "Teoría del banquillo". Con un jugador número 12 no es suficiente: puede fallar y no es garantía de satisfacción en época de vacas flacas, esa época en la que la relación con el novio no parece ir por buen camino y en la que ellas necesitan sentirse halagas, queridas y que alguien les recuerde a todas horas lo maravillosas que son (algo legítimo por otra parte, siempre y cuando no se sobrepase la barrera del respeto hacia tu pareja, barrera que se desborda con situaciones como la provocada por la amiga de tu novia). Por eso es mejor un banquillo de suplentes deseando entrar en juego que un simple jugador.
Que los tíos se fueran a casa con los huevos llenos de amor y un dolor más o menos contundente es algo secundario. El terreno está marcado, la hembra localizada y es cuestión de tiempo el que se consume el acto. Tan solo habrá que esperar a una pequeña crisis en la pareja, un poco de tristeza por parte de ella o un momento de duda y ¡ZAS!, ella cogerá el teléfono, querrá quedar y a jugar bien las cartas.
Parece que tú has encontrado un oasis en el desierto con esa novia que tienes, y ojalá te dure. Esperemos que sea así, pero a mi el tiempo ya se ha encargado de dejarme claro que siempre, siempre, siempre, hay que pasar las historias por un filtro, que evidentemente se nos cuenta lo que queremos oir y que poniendo la mano en el fuego por alguien las opciones de quemarse son enormes.
He soltado un tocho. Vaya.