Como tantas otras veces, y de acuerdo a sus múltiples prejuicios y complejos, asume usted que le tengo envidia, que se le tiene envidia. ¿Se da cuenta de que nunca he criticado a su profesión, al gallego o gallegos, o a los funcionarios en general? y mire que conozco funcionarios, gallegos, y funcioanrios gallegos, pero muchos más de los que se imagina.
No hace falta que lo busque porque se lo adelanto: no existe. Y no existe, porque no entra dentro de mi principios ni envidiar, ni presumir, ni criticar lo que no conozco. Pero amigo, sí conozco y reconozco la soberbia, la prepotencia, el complejo de inferioridad y, sobre todo, la estupidez. Y ahí, querido dostol, es usted una puta mina de oro. Es usted la California del Gold Rush y, los que andamos por aquí, 49ers perdiendo a Clementine pozo abajo y picando aún más, que no pare, que es un cachondeo interminable, es usted una fuente inagotable de subnormalidad profunda. Y como buen subnormal, vive en la ensoñación constante de que es el más listo, el zorro del gallinero, como dice él mismo.
No es la primera vez que me llama neoliberal. ¿Es un tipo de insulto o algo?. Vaya ojo, buen dostol, vaya ojo tiene usted. Ojo clínico el del culo. Un conocimiento profundo de lo que le rodea, tanto viajar por la Galicia Brasileña para rodearse de monos, para sentirse superior por una vez en su patética vida de perdedor, y olvidar las collejas que le daban a pares en colegio, antes de huir al sobaco de momó a que le dijese que "es mejor que ellos".