A ver, imbéciles, a una corrida no se va a ver un toro morir, sino a ver morir a un hombre. Ahí está la verdadera grandeza del toreo, pero algunos os quedáis mirando el dedo que señala la luna, como buenos subnormales que sois. Al ruedo entran dos y sale uno, como con los gladiadores pero cambiando a una bestia por un animal. ¿Ya me dirás tú a mí que otro espectáculo te da la emoción de ver a un hombre lidiando con la muerte por unos 30 €? ¿el furgo, una penícula, un concierto de Los Planetas, ah? Mariconadas, pseudoespectaculos. Y bueno, las corridas te pueden gustar o no, pero he leído por ahí que son aburridas. Serán aburridas vistas desde la tele, porque vistas en la plaza son de todo menos aburridas, de hecho a muchas mujeres y mariconas como vosotras no les gusta precisamente porque se ponen histéricas al ver algo tan salvaje y arriesgado. Demasiadas emociones, demasiado real para muchos de vosotros. Ver a un tipo delante de un toro mientras te fumas un Farias y que dos segundos más tarde le meta un pitón, le suba por los aires como a un muñeco, y que cuando le veas caer al suelo tu corazón vaya a mil por hora y tu instinto te diga que la muerte ha pasado por ahí a cobrarse lo que es suyo. Y reflexionas sobre lo efímera que es la vida.