Malory rebuznó:Durante muchos años me ha pasado lo mismo que a saca-al-tarado, pero mi asco no residía en los fluidos corporales, a mi me daba asco el acto en sí. A veces incluso durante la relación, pero sobre todo al terminar de hacerlo.
Mi primer novio me lo notó muchas veces. Yo le quería y deseaba, pero el acto en sí me provocaba rechazo absoluto. Y por muy enamorada que estuviese, después de follar sólo podía sentir un profundo odio hacia la persona que tenía al lado.
Por suerte, con los años, el sistema fue cambiando y hoy en día no me importa dormir rellena como un pastel :D
Lo del odio que sentías es normal; suele pasar tras ciertos traumas de infancia, como cuando tu tío te empaló con su salchichita peluda y saladita.
Lo de que duermas rellena de lefa de cerdo no se como valorarlo, seguramente debería decir que eres una puuuta.