Que las costuras se le están viendo a todos los países que integran la UE es un hecho, desde Alemania a Bélgica pasando por Francia o el que os dé la gana. Que las costuras se le están viendo a la propia UE, que se está pasando los principios que deberían regirla -solidaridad entre naciones, igualdad, arrimar el hombro todos a una, etc.- por el forro de los cojones, no hay quien lo dude.
Ahora bien, si creéis que con el entramado económico y la de gente que vive de la UE en una Italia o en una España se va a ir nadie por más que pasen de tu culo en este caso de crisis, lo lleváis clarinete. De la UE se irá antes Francia que Italia, antes Alemania que España, como se ha ido antes Reino Unido que Portugal.
Esto está exponiendo claramente, para el que tenga ojos en la cara, la debilidad del estado autonómico, la poquísima o nula preparación de quienes parten el bacalao, el sinsentido de las administraciones duplicadas, la descoordinación interautonómica, la insolidaridad entre las CCAA que a fuerza de mirarse el ombligo miran al resto de compatriotas como casi extranjeros, la torpeza infinita de planteamientos, la incapacidad de previsión, planificación y ejecución que se tiene, lo nauseabundo de que las ideologías primen sobre las soluciones reales, el partidismo y, en fin, el funcionamiento y la naturaleza de esta administración incapaz y corrupta que ni comprar un test sabe. Vivimos en el mundo de la apariencia, donde tras la fachada rimbombante y opulenta del ministerio hay analfabetos llenándose los bolsillos en comandita con sus colegas. Se nos llena la boca de palabras como democracia, estado, España, ideología, progreso, solidaridad, futuro y llegada la hora de la verdad todos corren como pollos sin cabeza sin saber qué hacer ni cuál es su lugar pisoteando todas esas palabras.
Saldremos de esta, y ya vendrá algún hijo de puta a "construir el relato" de un éxito común cuando el relato es el de un país, una Europa o una humanidad incapaz de gestionar una epidemia que porque sólo es mortal en un porcentaje bajísimo, que si no nos hubiera borrado de la faz de la tierra.