Estaciones de Autobuses

Cuando era pequeño me tocaba coger el autobús muchos días para volver al pueblo después de las actividades extraescolares y el fútbol. Ya que mi padre pasaba de hacerse 20 km con el coche por su primogénito.
Recuerdo de encontrar entre los asientos monedas de 25 pesetas, colillas, bolígrafos, pañuelos,... Era uno de mis principales divertimentos mientras volvía a casa.
En la estación de autobúses tengo el recuerdo de un autobusero que siempre ponía copla española mientras fumaba ducados, viejos y gente del campo que había ido a la ciudad a hacer "papeles". Era otra época en la que no había multiculturalidad, y los morenitos lo eran por el duro trabajo del campo.
Ya de mayor me tocó coger el autobús en León para volver a casa los viernes, no tengo recuerdos desagradables de aquello. Como anécdota una vez uno me pidió un euro contándome una historia inverosímil de que no le llegaba para el billete y fui tan subnormal de dárselo.
 
No como usted, que le duran los polos 20 años.
Pues mismamente tengo dos polos de Fred Perry (fabricados en Inglaterra) que compré en Madrid en el lejano 1994, que sigue usando mi padre. Impolutos, con los elásticos en su sitio. Gran compra. Si quieres te los vendo por si vas a buscar cuasi modelos a Filipinas. Que te vean que eres un tipo moderno y cosmopolita.
 
Pues mismamente tengo dos polos de Fred Perry (fabricados en Inglaterra) que compré en Madrid en el lejano 1994, que sigue usando mi padre. Impolutos, con los elásticos en endrá su sitio. Gran compra. Si quieres te los vendo por si vas a buscar cuasi modelos a Filipinas. Que te vean que eres un tipo moderno y cosmopolita.

¿No tendrá también unos zapatos Gorila a juego para completar?

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Quizás sea la única oportunidad de ver la TV con la parienta al lado sin tener que tragarte lo que ella diga.
Que no se pierda esta guantá tan bien dá. Muy fino, estacas, y sobre todo verídico.

NADA supera un viaje nocturno de doce horas en autobús como el que en 2012 hice entre Bangkok y Chiang Mai. Quizá uno entre Chiang Mai no sé qué otra población del sur del país que hice en tren y duró no doce sino veinticuatro horas. Pero este hilo va de buses.

Eso sí que es la muerte en cueros. Eso sí que es la hostia. Esas carreteras no son como las de aquí. Ahí las autopistas no son lo que aquí entendemos por autopistas. El autobús, naturalmente, tampoco. La clase Supra de allí se llamaría Infra aquí. Y yo fui en la de más abajo. El conductor qué queréis que os diga, si creo que iba en sandalias. Y el paisanaje... o tailandeses enanos renegríos y feos como un mono tití o mochileros australianos, británicos o americanos. Ahí hay, además, una tipología de viajeros que aquí no existe: los que viajan en el compartimento del equipaje, con las mochilas. Les sale bien de precio, no sólo lo hacen gratis, sino que además suelen ganar pasta porque se dedican en las muchas horas que dura el viaje a hurgar en las mochilas y arramplar con cuanto efectivo ven en ellas. En la primera parada unas mochileras sudamericanas vieron como les habían levantado todo el dinero que tenían para el viaje, que estaba guardado en una de las mochilas en un compartimento secreto y ahora vacío. Viaje a Tailandia convertido en una pesadilla por llevar el dinero en la mochila. Paradas en bares de carretera tailandeses. Bares-choza. Carpas-bares. Carpas, sin bar. Coca cola tailandesa. Mosquitos tamaño A4. La espesa y negra jungla dos pasos más allá del círculo de luz que alumbraba una raquítica bombilla. Bonus point: mi ex la galesa me la chupó en el asiento, tapándose como una manta como si estuviera haciendo vahos de mentol, mientras el pasaje se deleitaba con Transformers, que era la película que nos pusieron en la tele de tubo que colgaba del techo.
 
Yo creo que le cogí paquete al levante español, porque cuando a mi puta madre se le ponía en el coño, me cogía, me llevaba a Bilbao, recogía a mi abuela y nos íbamos los tres en el Bilmanbus hasta la Manga del Mar Menor. Tedio, calor, abrir un puto grifo y salir agua salada...

Fueron varios años de veraneo obligatorio en ese punto horno que llaman Torrevieja, o en el paraíso de los domingueros y asimilados: Benidor.

Se me hacía larga la vuelta, pero sobre todo, la ida. 12 horas aprox. Con traca final recorriendo los hoteles Neptuno, Poseidón y su puta madre en salmuera y con manguitos.
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Millones de reflexiones profundas mirando por la ventana de un autobús y tal.
 
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Mi viaje en autobús más guay del Paraguay fue para ir a Abu Simbel, que uno es rata y no se pagó el avión de ida.

Toda la noche conduciendo por el desierto, a toda hostia, sin ver una puta mierda y con las luces del autobús apagadas. Cuando se cruzaban dos autobuses se daban brevemente unas ráfagas para localizarse el uno al otro. ¿Cómo sabían que se iban a cruzar? Pues ni puta idea.

Cuando llegué al lugar me enteré del porqué. Esos 300 km más o menos de desierto están controlados por los integristas moromier, y por eso los autobuses de pasajeros occidentales van de noche, a toda hostia y sin luces. Ni que decir tiene que la vuelta la hice en avión.
 
En enero de 2013 estuve en Madrid por motivos que no vienen al caso. A la ida desde el pueblo de Huesca en el que vivo temporalmente, lo hice en coche con un buen hamijo que iba desde Zaragoza, con lo cual tomé un autobús hasta susodicha ciudad. Desde Zaragoza a Mandril el viaje fue entretenido y todo fue de acuerdo con lo previsto. Llegué a Madrid, despaché mis asuntos y a la vuelta ya no pude coger sino una línea de autobuses que salía bastante tarde y que me iba fatal para poder llegar a mi pueblo a unas horas razonables. En el autobús me tocó una moza jovencita al lado, algo que celebré hacia mis adentros porque de un modo u otro ya tenía en mente tirarle la caña. Lo malo es que en el asiento de delante me tocó un nigro que iba vestido como un ejecutivo, con un chaquetón pederasta style, como aterciopelado con un maletín (lleno de cacahuetes, supongo) y otros complementos de mierda. En principio pensé que bueno, era algo inevitable viajar con gente de mierda en transporte público, y que era un mal necesario si quería volver a casa.

El problema vino cuando el autobús se puso en marcha y el puto negro inclinó el asiento hacia atrás, todo lo que podía, con el consiguiente perjuicio hacia mi persona, al tiempo que dijo algo así como "si te molesta te jodes, puedes ir a quejarte al conductor". Todo esto antes de que me diera tiempo ni a pestañear prácticamente. Ante tal circunstancia tuve una reacción salvaje, entre otras cosas porque estaba bastante cansado y con pocas ganas de soportar a gilipollas, y mucho menos a un puto conguito disfrazado de persona. Como decía, mi reacción salvaje e inesperada para el nigro, y le di un golpe bastante potente al asiento reclinado, al tiempo que me cagué en su puta madre, acompañado todo por una retahíla de insultos invitándole a que no me tocara los cojones. En ese momento éste se levantó gritando, como fingiendo un ataque rasista y tal. El conductor paró el autobús en una estación de servicio y acudió a la parte trasera del autobús, donde se produjo todo el incidente para, en teoría, dilucidar el conflicto y poner orden. Al final el muy gilipollas aceptó la versión del nigro, como no podía ser de otra manera en estos tiempos, y me ofreció la posibilidad de cambiarme de asiento por otro en la última fila. Al principio me negué, porque no estaba dispuesto a que ese saco de mierda se saliese con la suya, pero viendo que al final podía atollinarlo en pleno viaje, decidí hacer caso al autobusero, al que gustosamente también hubiese machacado el cráneo con mis brillantes mocasines.

El viaje fue bastante pesado, sin poder estirar las piernas y haciendo paradas en montones de pueblos, hasta que llegamos a Zaragoza como cinco horas y media después. En lugar de marcharme y olvidarlo todo, intenté pillar al nigro en el mismo autobús o fuera para decirle cuatro cosas. Casualmente fuimos de los últimos en bajar, y lo acorralé en las escalerillas de salida, donde antes de perdonarle su asquerosa vida, le dije que esa noche había tenido mucha suerte, y que su ridículo intento de montarme un lío en el autobús con el cuento del racismo le podría haber costado los dientes. El nigro, lejos de los prototipos que vemos por televisión, era de un físico más bien rechoncho y un poco más bajo que yo, vestido como un auténtico mamarracho, y con una maldad infinita, en busca de paguitas por rasismo o similares. Después de descargar un poco de mi ira sobre esa scum me marché tal cual, y cuando estaba en el andén vi al conductor con otro compañero suyo y me acerqué a él para recriminarle su actitud dentro del autobús, y como el nigro había buscado el enfrentamiento desde el primer segundo. Éste, que parecía medio monguer, se excusó respondiendo "que qué quería que hiciese él". No quise insistir por que vi que no merecía mucho la pena.

Desde entonces he evitado viajar en autobús y he preferido hacer uso del tren, en el AVE se viaja mucho mejor y normalmente, salvo alguna anécdota reseñable, no he tenido que lidiar con gentucilla de mal vivir.
 
Los dos viajes que he hecho más largos en autobús fue a ver dos partidos del Murcia, en buses fletados por el club, no de línea, que es peor ya que es llegar tres o cuatro horas antes del partido, verlo y regresar tras el encuentro.
Figueras y Orense, uno en la frontera con Francia y el otro en Galicia atravesando la península entera, panzadas de 26 horas de bus.

26 horas en un autobús lleno de murcianos... Eso debe ser el equivalente a 3 años de condena remando en las galeras de Felipe II
 
NADA supera un viaje nocturno de doce horas en autobús como el que en 2012 hice entre Bangkok y Chiang Mai.

Eso no es nada comparado con los buses de Laos. Yo también pillé un bus nocturno en Tailandia. No sé si el tuyo tenía literas. Aquello era razonablemente cómodo y limpio, con camastros individuales con su cortinita y todo, y el aire acondicionado funcionando. Clase deluxe (para sus estándares), azafata thai (creo que no era ladyboy), experiencia satisfactoria, y encima te ahorras una noche de hotel. Total, que en Laos volví a probar suerte, pero nada que ver.

Para empezar, y aunque al comprar el billete te asignaban un camastro, cuando subías al bus aquello era la ley de la selva. Tenías que despertar al que había sobando en tu sitio. Como aquel se hacía el longuis ibas a protestar al conductor, que ya había arrancado. Al final conseguí echarlo, gracias a la ayuda de un señor muy simpático que chapurreaba inglés. No sé si he comentado que en este bus los camastros eran dobles. Sí, amigos, tuve que compartir lecho con ese señor tan simpático, gordo y que roncaba. Como no cabíamos bien de espaldas me tuve que poner de lado. Toda la noche haciendo la cucharita con el gordo. No pegué ojo, claro. De todas formas, todavía había sitios peores. En la parte de delante del bus, en el piso de arriba, había un espacio indiviso para cinco o seis personas, al montonet. Olor y calor tropicales. Menos mal que respetaban la prohibición de no llevar durian.
 
Querido Doctor: El cargarse el tren fue cosa de sus queridos socialistas, los mismos que nos han llenado España (en colaboración con el Pipí) de negros, moros y malos olores. Amén de feministas de las que tanto gusta.

Pero vamos, que no creo que haya mucha diferencia en montarse en un bus con 40 negros a tenerlo de piloto con los polos de manga corta roídos y el olor a sobaquina que tiene que desprender. Amén de su encantadora conversación de "mujeres putas, putas mujeres, que mujeres más putas y que putas son las mujeres".

Pd. Han sido cuatro veces. El resto de viajes suelo hacerlo en Supra, como un sultán. O un marqués. No me he chupado media vida como tú metido en un bus ocho horas para ir a ver a las vacas, drogadictos y analfabetos de tu tierra :trump:

Cierto. Fue el psoe quien cerró muchas lineas de tren por que según ellos era deficitarias. Claro, que los trenes fueran de los años 50 y se quedasen parados varias veces en 100 kilometros por falta de mantenimiento y sus infraestructuras abandonadas igual tuvo algo que ver. A otras, las subvenciono, y siguen siendo subvencionadas mas 30 años despues como la linea Sevilla-Badajoz, aunque lleve 30 años perdiendo dinero. La linea Baza-Lorca no solo se suprimió, si no que tu fue totalmente desmantelada, arrancandose los railes y sus traviesas. Todavía se pueden comprar traviesas de esa linea en una area de servicio en la A92.

Esta linea, que pertenecía al Ferrocaril del Almanzora era la que hacía que la provincia de Granada estuviese conectada con el levante. La gente de mi pueblo que se iba a la vendimia, por ejemplo, pillaban el tren en Baza y tras el trasbordo en Lorca y Barcelona llegaban a Burdeos. Ahora todo en autobús y 12 horas mas de viaje.

Hubo mas motivos aparte del económico para cerrarla, pero eso ya es otra historia
 
Eso no es nada comparado con los buses de Laos. Yo también pillé un bus nocturno en Tailandia. No sé si el tuyo tenía literas. Aquello era razonablemente cómodo y limpio, con camastros individuales con su cortinita y todo, y el aire acondicionado funcionando. Clase deluxe (para sus estándares), azafata thai (creo que no era ladyboy), experiencia satisfactoria, y encima te ahorras una noche de hotel. Total, que en Laos volví a probar suerte, pero nada que ver.

Para empezar, y aunque al comprar el billete te asignaban un camastro, cuando subías al bus aquello era la ley de la selva. Tenías que despertar al que había sobando en tu sitio. Como aquel se hacía el longuis ibas a protestar al conductor, que ya había arrancado. Al final conseguí echarlo, gracias a la ayuda de un señor muy simpático que chapurreaba inglés. No sé si he comentado que en este bus los camastros eran dobles. Sí, amigos, tuve que compartir lecho con ese señor tan simpático, gordo y que roncaba. Como no cabíamos bien de espaldas me tuve que poner de lado. Toda la noche haciendo la cucharita con el gordo. No pegué ojo, claro. De todas formas, todavía había sitios peores. En la parte de delante del bus, en el piso de arriba, había un espacio indiviso para cinco o seis personas, al montonet. Olor y calor tropicales. Menos mal que respetaban la prohibición de no llevar durian.
Hostia los durián... huelen de cojones de fétido. Jamás pensé que una fruta (no pocha) pudiese oler tan mal.
 
En enero de 2013 estuve en Madrid por motivos que no vienen al caso. A la ida desde el pueblo de Huesca en el que vivo temporalmente, lo hice en coche con un buen hamijo que iba desde Zaragoza, con lo cual tomé un autobús hasta susodicha ciudad. Desde Zaragoza a Mandril el viaje fue entretenido y todo fue de acuerdo con lo previsto. Llegué a Madrid, despaché mis asuntos y a la vuelta ya no pude coger sino una línea de autobuses que salía bastante tarde y que me iba fatal para poder llegar a mi pueblo a unas horas razonables. En el autobús me tocó una moza jovencita al lado, algo que celebré hacia mis adentros porque de un modo u otro ya tenía en mente tirarle la caña. Lo malo es que en el asiento de delante me tocó un nigro que iba vestido como un ejecutivo, con un chaquetón pederasta style, como aterciopelado con un maletín (lleno de cacahuetes, supongo) y otros complementos de mierda. En principio pensé que bueno, era algo inevitable viajar con gente de mierda en transporte público, y que era un mal necesario si quería volver a casa.

El problema vino cuando el autobús se puso en marcha y el puto negro inclinó el asiento hacia atrás, todo lo que podía, con el consiguiente perjuicio hacia mi persona, al tiempo que dijo algo así como "si te molesta te jodes, puedes ir a quejarte al conductor". Todo esto antes de que me diera tiempo ni a pestañear prácticamente. Ante tal circunstancia tuve una reacción salvaje, entre otras cosas porque estaba bastante cansado y con pocas ganas de soportar a gilipollas, y mucho menos a un puto conguito disfrazado de persona. Como decía, mi reacción salvaje e inesperada para el nigro, y le di un golpe bastante potente al asiento reclinado, al tiempo que me cagué en su puta madre, acompañado todo por una retahíla de insultos invitándole a que no me tocara los cojones. En ese momento éste se levantó gritando, como fingiendo un ataque rasista y tal. El conductor paró el autobús en una estación de servicio y acudió a la parte trasera del autobús, donde se produjo todo el incidente para, en teoría, dilucidar el conflicto y poner orden. Al final el muy gilipollas aceptó la versión del nigro, como no podía ser de otra manera en estos tiempos, y me ofreció la posibilidad de cambiarme de asiento por otro en la última fila. Al principio me negué, porque no estaba dispuesto a que ese saco de mierda se saliese con la suya, pero viendo que al final podía atollinarlo en pleno viaje, decidí hacer caso al autobusero, al que gustosamente también hubiese machacado el cráneo con mis brillantes mocasines.

El viaje fue bastante pesado, sin poder estirar las piernas y haciendo paradas en montones de pueblos, hasta que llegamos a Zaragoza como cinco horas y media después. En lugar de marcharme y olvidarlo todo, intenté pillar al nigro en el mismo autobús o fuera para decirle cuatro cosas. Casualmente fuimos de los últimos en bajar, y lo acorralé en las escalerillas de salida, donde antes de perdonarle su asquerosa vida, le dije que esa noche había tenido mucha suerte, y que su ridículo intento de montarme un lío en el autobús con el cuento del racismo le podría haber costado los dientes. El nigro, lejos de los prototipos que vemos por televisión, era de un físico más bien rechoncho y un poco más bajo que yo, vestido como un auténtico mamarracho, y con una maldad infinita, en busca de paguitas por rasismo o similares. Después de descargar un poco de mi ira sobre esa scum me marché tal cual, y cuando estaba en el andén vi al conductor con otro compañero suyo y me acerqué a él para recriminarle su actitud dentro del autobús, y como el nigro había buscado el enfrentamiento desde el primer segundo. Éste, que parecía medio monguer, se excusó respondiendo "que qué quería que hiciese él". No quise insistir por que vi que no merecía mucho la pena.

Desde entonces he evitado viajar en autobús y he preferido hacer uso del tren, en el AVE se viaja mucho mejor y normalmente, salvo alguna anécdota reseñable, no he tenido que lidiar con gentucilla de mal vivir.

Un amigo de mi padre, que tiene una empresa de camiones tuvo una movida en coche con un negro en las aduanas de Abroñigal. El llevaba un camion y el negro se le cruzo con el coche sin mirar y le hizo pegar un frenazo que casi sale por la luna delantera. Vio al negro aparcar y bajarse tan tranquilo y este se tiró del camion y se fue para él. Pillo al negro del pescuezo mientras se cagaba en sus muerto y le decía que lo iba a matar. En esas el negro le dice que lo suelta ya o lo detiene por agresion a la autoridad. Que autoridad ni que pollas va a ser un colombiano de mierda, encima te vas a poner chulo!!! En negro se mete mano en la cartera y le abre la cartera mostrandole el carne de la guardia civil. Tu que coño vas a ser picoleto, negro!!! Todo esto mientras lo seguía sujetando de la pechera. En un movimiento rapido, el negro le dobla el brazo, lo inmoviliza, lo engrilleta, saca el movil y dice que venga una patrulla. Diez minutos despues estaba detenido y con denunciado por agresion a una agente de la autoridad.

Como decía él, con la cantidad de negros que hay en Madrid, y me tengo que tropezar con el unico que es Guardia Civil

Aquí pongo la muestra de que el negro existe, que luego me viene el burgues de norteño diciendo que no hay picoletos negros, igual que me negó que hubiese un picoleto chino.

 
Un amigo de mi padre, que tiene una empresa de camiones tuvo una movida en coche con un negro en las aduanas de Abroñigal. El llevaba un camion y el negro se le cruzo con el coche sin mirar y le hizo pegar un frenazo que casi sale por la luna delantera. Vio al negro aparcar y bajarse tan tranquilo y este se tiró del camion y se fue para él. Pillo al negro del pescuezo mientras se cagaba en sus muerto y le decía que lo iba a matar. En esas el negro le dice que lo suelta ya o lo detiene por agresion a la autoridad. Que autoridad ni que pollas va a ser un colombiano de mierda, encima te vas a poner chulo!!! En negro se mete mano en la cartera y le abre la cartera mostrandole el carne de la guardia civil. Tu que coño vas a ser picoleto, negro!!! Todo esto mientras lo seguía sujetando de la pechera. En un movimiento rapido, el negro le dobla el brazo, lo inmoviliza, lo engrilleta, saca el movil y dice que venga una patrulla. Diez minutos despues estaba detenido y con denunciado por agresion a una agente de la autoridad.

Como decía él, con la cantidad de negros que hay en Madrid, y me tengo que tropezar con el unico que es Guardia Civil

Aquí pongo la muestra de que el negro existe, que luego me viene el burgues de norteño diciendo que no hay picoletos negros, igual que me negó que hubiese un picoleto chino.


Sorprendente historia que no pongo en duda, sobre todo cuando creo que también existen agentes con síndrome de down.

Además, habiendo chinos y mujeres no sorprende.

Soplan vientos de cambio en la Benemérita.

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Un amigo de mi padre, que tiene una empresa de camiones tuvo una movida en coche con un negro en las aduanas de Abroñigal. El llevaba un camion y el negro se le cruzo con el coche sin mirar y le hizo pegar un frenazo que casi sale por la luna delantera. Vio al negro aparcar y bajarse tan tranquilo y este se tiró del camion y se fue para él. Pillo al negro del pescuezo mientras se cagaba en sus muerto y le decía que lo iba a matar. En esas el negro le dice que lo suelta ya o lo detiene por agresion a la autoridad. Que autoridad ni que pollas va a ser un colombiano de mierda, encima te vas a poner chulo!!! En negro se mete mano en la cartera y le abre la cartera mostrandole el carne de la guardia civil. Tu que coño vas a ser picoleto, negro!!! Todo esto mientras lo seguía sujetando de la pechera. En un movimiento rapido, el negro le dobla el brazo, lo inmoviliza, lo engrilleta, saca el movil y dice que venga una patrulla. Diez minutos despues estaba detenido y con denunciado por agresion a una agente de la autoridad.

Como decía él, con la cantidad de negros que hay en Madrid, y me tengo que tropezar con el unico que es Guardia Civil

Aquí pongo la muestra de que el negro existe, que luego me viene el burgues de norteño diciendo que no hay picoletos negros, igual que me negó que hubiese un picoleto chino.

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Que no se pierda esta guantá tan bien dá. Muy fino, estacas, y sobre todo verídico.

NADA supera un viaje nocturno de doce horas en autobús como el que en 2012 hice entre Bangkok y Chiang Mai. Quizá uno entre Chiang Mai no sé qué otra población del sur del país que hice en tren y duró no doce sino veinticuatro horas. Pero este hilo va de buses.

Eso sí que es la muerte en cueros. Eso sí que es la hostia. Esas carreteras no son como las de aquí. Ahí las autopistas no son lo que aquí entendemos por autopistas. El autobús, naturalmente, tampoco. La clase Supra de allí se llamaría Infra aquí. Y yo fui en la de más abajo. El conductor qué queréis que os diga, si creo que iba en sandalias. Y el paisanaje... o tailandeses enanos renegríos y feos como un mono tití o mochileros australianos, británicos o americanos. Ahí hay, además, una tipología de viajeros que aquí no existe: los que viajan en el compartimento del equipaje, con las mochilas. Les sale bien de precio, no sólo lo hacen gratis, sino que además suelen ganar pasta porque se dedican en las muchas horas que dura el viaje a hurgar en las mochilas y arramplar con cuanto efectivo ven en ellas. En la primera parada unas mochileras sudamericanas vieron como les habían levantado todo el dinero que tenían para el viaje, que estaba guardado en una de las mochilas en un compartimento secreto y ahora vacío. Viaje a Tailandia convertido en una pesadilla por llevar el dinero en la mochila. Paradas en bares de carretera tailandeses. Bares-choza. Carpas-bares. Carpas, sin bar. Coca cola tailandesa. Mosquitos tamaño A4. La espesa y negra jungla dos pasos más allá del círculo de luz que alumbraba una raquítica bombilla. Bonus point: mi ex la galesa me la chupó en el asiento, tapándose como una manta como si estuviera haciendo vahos de mentol, mientras el pasaje se deleitaba con Transformers, que era la película que nos pusieron en la tele de tubo que colgaba del techo.
Voy a subir la apuesta, excepto en lo de la mamada.

Agosto año 2002. Viajando solo por Bolivia. Un desconocido Evo Morales acababa de ilusionar a todos los tiraflechas al quedar segundo en las elecciones. Solo tres carreteras asfaltadas en un país que hace por 2 Españas. No existe ferrocarril: lo compraron los chilenos y les salió más rentable desmontarlo. Altiplano a 4000 metros de altura y al ser invierno en el hemisferio sur, un frío de cojones.

Viaje La Paz-Potosí, con parada en Oruro. Unas 6 horas teóricas. Autobús decrépito pero digno. Compañera de asiento chola indígena con sombrero hongo a la que es imposible arrancar nada que no sea un monosílabo. Hasta Oruro todo normal: carretera asfaltada y tiempo aceptable. Paisaje de altiplano monótono, con ovejas, llamas y algunos niños vestidos con ropa de lana de colores.

Parada para almorzar en la estación de autobuses más fría y deprimente que he pisado en mi vida. Reembarcamos rumbo a Potosí y empieza la pesadilla. Desaparece el asfalto, carretera de tierra asimilable a una pista forestal gallega de los años 50. Empieza a nevar copiosamente y pronto cuaja. El bus se detiene, todos abajo: las mujeres sentaditas en un rincón, los hombres tenemos que empujar el bus mientras el conductor acelera. Lo desencallamos y volvemos a subir. 200 metros y nueva parada. Bajamos a empujar otra vez. Noche cerrada, frío mortal, voy con un simple polo, mi ropa de abrigo está en la mochila en el compartimento de equipajes, enterrada bajo el equipaje de mil indios, el soroche del mal de altura empieza a afectarme. Una mujer y su hija me ven tan congestionado rodeado de lugareños con tórax de barril que me piden que me quede con las mujeres. Antes la muerte. Sigo empujando con manos congeladas y volvemos a subir. Nueva detención. Más de 10 veces se repite la historia y pienso que voy a quedarme muerto en ese páramo inhóspito. Pasa un coche del gobierno, lo insultan y le tiran cosas. En el medio de la asfixia y el frío veo por primera vez la Cruz del Sur. La nieve empieza a rarear y circulamos con fluidez: a la izquierda de la carretera, un precipicio monstruoso en el que caeremos al menor patinazo, el conductor no se inmuta e incluso derrapa. Dejo de mirar por pura angustia. Trece horas y llegamos a Potosí. Me despido de algunos viajeros y acabó derrumbado en la cama de una bonita pensión de estilo colonial.
 
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No conozco la clase supra ni la conoceré, porque no pienso volver a viajar en autobús en mi vida. Ya tuve suficiente con los viajes que me encasquetaban mis padres de pequeña. Mi padre, más bien, que tenía un Ford Escort ghia recién comprado por mi madre que era la que tenía los cuartos y, como no le gustaba conducir al señor, nos obligaba a todos a ir en autobús. A ver qué sentido tiene eso, como el año que compró la Sony Trinitron, que le dijo al dependiente que solo la compraba si no venía con teletexto.

- Asegúrate de que no lleva teletexto, que si no, los chavales me joden el mando.

Mi padre es capaz de comprarse un audi a7 y le pide al del concesionario que le cambie el motor original por uno de un seicento y ponerle los ruedines de una bici para que "no nos acostumbremos a la vida fácil". Ese es su razonamiento. No vayamos a ser felices o algo.

Pues ese mismo año hicimos el viaje en bus Madrid- Sevilla- Huelva. Que no había otro sitio más lejano para ir en autobús que Huelva. No quedaban plazas para Marte, al parecer.
El viaje duró como 18 horas. Mi padre que subió al autobús como un resultón hombre de edad media bajó de él como una ruina miserable, con incipientes síntomas de alzheimer, mi madre falleció por el camino, y yo tuve mi primera regla y dos embarazos que gracias a Dios llegaron a buen término.

Con todo esto, mi padre todavía tenía la desfachatez de decir "Pues no se ha hecho tan pesao".


Después la estación de autobuses de Sevilla, que tuvimos que pasar ahí parte de la noche por no sé qué de un problema con el otro autobús. Recuerdo el edificio desangelado, con gente desarrapada, todos tirados por el suelo. Que yo al principio me negaba a tumbarme y me mantenía dignamente en un asiento pero a eso de las 4 de la madrugada aquello era ya insostenible y me dejé caer con los demás, que parecíamos víctimas de una horrible catástrofe natural reubicados en un pabellón municipal. Solo nos faltaba llevar encima una de esas mantas de papel de albal.

Pasé miedo de verdad. Nunca entendí a mi padre por hacernos pasar por aquello. Que encima fue el año de la estampida en la semana santa de Sevilla y casi nos matamos.
 
coño y era pistolo del aire, y con medallitas, supongo que por limpiar bien las ruedas a los f18, porque ya me diras.
Curso de paracaidista, y medalla de la OTAN de Afganistan probablemente, si era de la EZAPAC te podria arrancar las orejas con unos alicates antes de que te dieras cuenta.
 
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Fue este, que es café con leche.

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El amigo de mi padre se pensaba que era colombiano. Pero claro, su padre era español. Negro dice, si hay gente en Cádiz más negra que el

Anda que se puede fiar uno de un negro hoy en día. Están infiltrados en todos lados.
 
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