Experiencias comiendo pollas (no h0mo)

Y digo más, yo he dejado calcetines lefados y camisetas lefadas tiradas en mi habitación después de gayolearme y mi madre me decía " deja de sonarte los mocos en la ropa"
Amos que lo último que pensaba era que algún amigo mio se me había corrido encima.
Por cierto, ahora que están saliendo los foreros del armario y el pobre bedel sin saberlo


Que te crees tú que tu madre no sabía ferpectamente lo que era aquello, a saber que hacía con ello, si lo remojaba con la lengua para que salieran mejor las manchas o qué. A ti te lo iba a contar...

¿A qué os saben las pollas?

No sé ¿a que te saben a ti? ¿Te saben todas iguales?
 
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Siendo un efebo me quede una temporada en casa de unos familiares. Tenia las pelotas tan hinchadas que en una mañana amanecí con el bañador (en aquella época también utilizaba bañadores para dormir) corrio, había tenido un sueño húmedo (eran una puta mierda, siempre soñaba que cuando estaba a punto de tocar coñeta tenía una eyaculación precoz y era cuando me despertaba con todo le lechazo).

No recuerdo muy bien, si se me olvidó la prueba del delito, si lo intente limpiar como pude, o si lo metí en la lavadora del tirón, el caso es que cuando me pusieron el bañador limpio y planchado en un cajón, me lo encontré con resto de costra quemada, una costra que jamas se quitaría hasta que dí de baja con honores aquel bañador verde pistacho.

Me hubiera gustado oler, el hedor que desprendían los resto de correiduría al ser tostados por la plancha.
 
Si todo esto va en serio eres escoria. No sé cómo puedes vivir con el recuerdo del sabor a polla ajena. Si es broma pues lol te bendiga.
 
A mi la adolescencia me vino de golpe, y no supe como llevarla, no me sentó muy bien. De pasar con 14 años a tener cuerpo de niño a crecer de golpe con 15. Con los guevos cargados, podía pintar una pared a lefazos en un solo día.
 
Tito @Verruga, cuentanos otra vez cuando le metiste el hocico al ojete de un niño (cuando ambos erais crios) y del olor a caca fresca te mareaste y dolio la cabeza.
 
Sí, así fue. Esa fue mi segunda expe homo. Pero como era un juego tampoco cuenta. Antes, cuando mi mundo se circundaba a mi calle, tuve mi primera expe homo. Fue con un amigo, el primero que tuve, que estábamos todo el día juntos. Ya os he contado que ahí fue donde yo vi la diferencia entre el trato que su madre le daba a él, y el trato que yo recibía de la mía.
Una mañana fui a su casa y aún no se había levantado, me dijo su madre que pasase que ya le iba a despertar. Pasé, me senté en el salón, y me cago en Dios santo, oigo como su madre entra en la habitación y con una voz super melosa le despierta, le da un beso, le hace unos mimitos, y le deja un tiempo para que se espabile y salga en pijama a desayunar, desayuno que era a la carta. Ya le había anunciado mi presencia. Era como en un puto cuento. A mí mi madre me despertada como si fuese un perro. Me gritaba, la molestaba que estuviese dormido porque tenía que hacer las camas y estorbaba. De la puta habitación no he salido en mi puta vida con pijama. Y como en dos minutos no estuviese fuera y lavándome, me montaba un pollo totalmente desproporcionado. Con aquellos despertares que me hacía mi madre era normal que odiase la vida desde nada más empezar el día.
Bueno, voy al tema que divago. Este hijo de puta era un puto niño mimado, yo en cambio era una especie de rata del barrio que me arrimaba a él para estar recogido en invierno y a la sombra en verano.
Un día, nada me hacía a mí sospechar, dijo él de meternos en la cama, no había nadie en la casa. Yo no entendía muy bien el juego, la verdad. Pues nos metimos en la cama y se quita la ropa el muy cerdo. No sé cómo lo hizo pero me convenció a mí para que me desnudase también.
Y allí que nos metidos los dos en pelotas en la puta cama aquella. Éramos tan críos que no hacíamos nada, solo nos rozábamos los cuerpos. Ni se nos ponían duras las colitas, ni nada. Recuerdo que tenía la piel muy suave, y que aquella suavidad y que sus manos, brazos y piernas me recorriesen mi desnudo cuerpo me producía un placer parecido a un calambre frío.

Pero a los cinco minutos de aquella mariconada fui yo quien dijo que se acabó el juego. Y me salí y vestí. Luego supongo que cambiamos a jugar al baloncesto o a ver el Equipo A.
 
Tuve un amigo de la infancia del estilo Verruga, el pobre desgraciado era el menor de una familia numerosa, los padres debían de ser medio del opus, la peor era su madre, metida en temas de asociaciones de padres de alumnos, catequesis, incluso política (Alianza Popular por supuesto), cosas de una señora aburrida, casi analfabeta, sin oficio ni beneficio que decide meterse en mierdas para sacar provecho y dar consejos sobre la vida. De todo menos dedicarle un segundo a su hijo.

Pese a lo que quisiera aparentar, no dejaba de ser una mari en todo, en su forma de comportarse, de hablar, de ser. Su casa parecía una casa cuartel, con mas mierda que un gallinero, y la familia actuaba casi como un clan mafioso, cuando este amigo mio me tocaba los cojones con alguna historia (era un buen pájaro) y salia a corriendo tras él a conseguir venganza siempre había un hermano mayor preguntándole si le estaba pegando. Incluso muchas veces sin tener yo la finalidad de golpearle, le preguntaban si le estaba pegando.

Pues si, la madre era una buena hija puta, clasista y al mismo tiempo bajuna en su esencia. Su hijo (el amigo mio) siempre andaba tieso, y siempre intentaba cobijarse en casa de alguien, así luego salio hecho un trápala, lo último que supe de él, es que lo echaron del ejercito por cocoso y que se puso atrabajar en un hotel de Ibiza al mismo tiempo que llevaba hash y/o coca a la isla. A saber a que precios se vende allí eso.

Pues resulta que un día, no recuerdo muy bien pero ya estaba en edad de sentir curiosidad morbosa por los coño, ni a cuento de que vino, me enseño una revista porno que tenía escondida alguno de sus hermanos, de aquellas revistas de los 80, 90, que no conocían la lubricación y salían con los coños y nabos al rojo.
La revista estaba totalmente acartonada, las hojas estaban casi pegadas entre sí, que parecía que habían hecho un bukake con la revista los 8 hermanos (+1 hermana), yo por aquel entonces no sabía de que iba la cosa, pero no quise ni tocar una hoja, y le pregunte que mierda habían hecho con la revista, y él que aunque no estaba en edad de soltar grumos al menos de manera consistente, debía saber de que iba el rollo, y me contesto que es que se le había caído un bote de pegamento.
 
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Sí, así fue. Esa fue mi segunda expe homo. Pero como era un juego tampoco cuenta. Antes, cuando mi mundo se circundaba a mi calle, tuve mi primera expe homo. Fue con un amigo, el primero que tuve, que estábamos todo el día juntos. Ya os he contado que ahí fue donde yo vi la diferencia entre el trato que su madre le daba a él, y el trato que yo recibía de la mía.
Una mañana fui a su casa y aún no se había levantado, me dijo su madre que pasase que ya le iba a despertar. Pasé, me senté en el salón, y me cago en Dios santo, oigo como su madre entra en la habitación y con una voz super melosa le despierta, le da un beso, le hace unos mimitos, y le deja un tiempo para que se espabile y salga en pijama a desayunar, desayuno que era a la carta. Ya le había anunciado mi presencia. Era como en un puto cuento. A mí mi madre me despertada como si fuese un perro. Me gritaba, la molestaba que estuviese dormido porque tenía que hacer las camas y estorbaba. De la puta habitación no he salido en mi puta vida con pijama. Y como en dos minutos no estuviese fuera y lavándome, me montaba un pollo totalmente desproporcionado. Con aquellos despertares que me hacía mi madre era normal que odiase la vida desde nada más empezar el día.
Bueno, voy al tema que divago. Este hijo de puta era un puto niño mimado, yo en cambio era una especie de rata del barrio que me arrimaba a él para estar recogido en invierno y a la sombra en verano.
Un día, nada me hacía a mí sospechar, dijo él de meternos en la cama, no había nadie en la casa. Yo no entendía muy bien el juego, la verdad. Pues nos metimos en la cama y se quita la ropa el muy cerdo. No sé cómo lo hizo pero me convenció a mí para que me desnudase también.
Y allí que nos metidos los dos en pelotas en la puta cama aquella. Éramos tan críos que no hacíamos nada, solo nos rozábamos los cuerpos. Ni se nos ponían duras las colitas, ni nada. Recuerdo que tenía la piel muy suave, y que aquella suavidad y que sus manos, brazos y piernas me recorriesen mi desnudo cuerpo me producía un placer parecido a un calambre frío.

Pero a los cinco minutos de aquella mariconada fui yo quien dijo que se acabó el juego. Y me salí y vestí. Luego supongo que cambiamos a jugar al baloncesto o a ver el Equipo A.


benditos hongos de los pies, que jamas permitieron que en mi tierna infancia, nadie pudiera permanecer 5 minutos en la misma estancia que yo, habiendome quitado los calcetines.
 
Yo tuve un vecino que también en cierta ocasión se dio un restregón con mi cuelpo.
Resulta que me había invitado a ir a un camping donde sus padres tenían aparcada una rulot de esas, o como se llamen. El caso que para dormir nos habían sacado a nosotros una tienda de campaña y va el notas y me dice que si hacemos como que follamos y sin esperar respuesta se me abalanzó y empezó a a restregarse y yo notándole todo el rabo empalmado, me cago en mi vida.
Salí de la tienda con risa nerviosa porque no quería estar ahí pero estaba en territorio hostil y no sabía cómo mierda salir bien parado de esa situación así que fui a la rulot con la excusa de que me meaba y el lol también me esperaba ahí porque sus padres, ahora lo sé con claridad, estaban follando. Se despegaron el uno del otro a mi entrada como si les hubiera dado una descarga y les dije que me estaba meando. El padre va y me dice que para otra vez que eche la meada fuera, que si será por campo pa mear y que si me cago lo mismo.
Al volver a la tienda de los horrores me inventé que sus padres me habían preguntado que qué estábamos haciendo, que habían oído mucho ruido y le dije que lo mejor era que durmieramos.
Os puedo decir que no le quité ojo en toda la noche, cualquiera duerme con semejante depredador sexual al lado.
Tenía fresco el recuerdo de la semiviolación de mi hermano y no quería que otro niño abusase de mi.
 
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Yo tuve un vecino que también en cierta ocasión se dio un restregón con mi cuelpo.
Resulta que me había invitado a ir a un camping donde sus padres tenían aparcada una rulot de esas, o como se llamen. El caso que para dormir nos habían sacado a nosotros una tienda de campaña y va el notas y me dice que si hacemos como que follamos y sin esperar respuesta se me abalanzó y empezó a a restregarse y yo notándole todo el rabo empalmado, me cago en mi vida.
Salí de la tienda con risa nerviosa porque no quería estar ahí pero estaba en territorio hostil y no sabía cómo mierda salir bien parado de esa situación así que fui a la rulot con la excusa de que me meaba y el lol también me esperaba ahí porque sus padres, ahora lo sé con claridad, estaban follando. Se despegaron el uno del otro a mi entrada como si les hubiera dado una descarga y les dije que me estaba meando. El padre va y me dice que para otra vez que eche la meada fuera, que si será por campo pa mear y que si me cago lo mismo.
Al volver a la tienda de los horrores me inventé que sus padres me habían preguntado que qué estábamos haciendo, que habían oído mucho ruido y le dije que lo mejor era que durmieramos.
Os puedo decir que no le quité ojo en toda la noche, cualquiera duerme con semejante depredador sexual al lado.
Tenía fresco el recuerdo de la semiviolación de mi hermano y no quería que otro niño abusase de mi.
¿Y qué fue de semejante criatura? ¿Violador en serie? ¿Es Jorge Javier Vázquez?
 
¿Y qué fue de semejante criatura? ¿Violador en serie? ¿Es Jorge Javier Vázquez?
Yo me juntaba con aquél niño por interés. Estaba podrido de juguetes. Era una de los pocos que tenía consola y el único que tenía ordenador. Yo me quedaba flipao en esa casa. El chaval era malísimo jugando al fútbol lo que le había válido ser reprendido por el resto y apenas bajaba a la calle. Yo de vez en cuando me dejaba ver por su casa, normalmente cuando no había gente para jugar al furgol, y pasábamos la tarde jugando a cualquiera de sus mil juegos de mesa o a la consola o al pc fútbol. Su madre nos hacía unas meriendas que flipas.
En fin, después de lo contado ocurrió que no se le llamó para jugar la liga de furgol ese año, por su comentada subnormalidad a la hora de dar patadas al balón. Esto se sumó a que por su intento de violación yo había enfriado la relación y su madre un día bajó a mi casa hecha un obelisco y se me acusó de haber rallado su puerta con diversos insultos, como si de un vulgar spizo me tratase.
A partir de aquí ya sólo fuimos vecinos que a veces se decían hola y otras no. Un par de veces le vi con chicas así que gay declarado no era, o quizá eran una tapadera o quizá es que ese día estaba más salido que una mona.
Cosas de niños.
 
Muy bien, ya van saliendo cositas. Sabía yo que quien más y quien menos tiene algo que contar. Venga, que pase el siguiente.
 
Dios mío!
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