Fantastic Mr. Fox
Tras el leve deterioro causado por Darjeeling Limited en la clara línea ascendente que mostraba la calidad del cine de Wes Anderson conforme aumentaba el grueso de su filmografía, asisto a un repunte con la presente película, si bien no llega a alcanzar los niveles de Life Aquatic, cumbre hasta ahora y elemento con el que presenta ciertas similitudes: guión compartido con el rohmeriano Noah Baumbach (sobre la obra de Roald Dahl), profundidad de campo como pocas veces veremos en el cine contemporaneo, mesmerizantes travellings de estructuras y maquetas, planos cargados de información no asumible en un único visionado, el epifánico encuentro con ¨algo¨ (el lobo aquí, el tiburón tigre en Life Aquatic... bueno, y Rushmore en la peli homónima)... En cualquier caso, y mas allá de la enumeración de virtudes narrativas y visuales, que se antoja interminable en el caso de Wes Anderson, tenemos una película notable, personal, con el sello intransferible de Wes (pese a las majaradas vertidas por la prensa hace meses asegurando que Wes se comportó como un sátrapa ausente), disfrutable al máximo y que pide revisiones instantaneas a los 5 minutos de haberla gozado.
Había cierto temor ante el hecho de que Wes adaptara un texto ajeno por primera vez, y ademas en formato animado, pero como es un ser de luz y exquisito gusto optó por lo mejor: stop-motion (con los frames/segundo reducidos a la mitad, para que se apreciase mejor lo laborioso de la técnica), gama cromática otoñal (en su acepción colora, no viejuna), diseños acertados a más no poder, enfatización visual a través de múltiples elementos, planificación de secuencias ejemplar, inclusión de homenajes a videojuegos por vez primera... Todo esto, sin historia, no sería más que un bonito artefacto sin fondo, como la típica ex-novia buenorra pero retra que todos hemos tenido (mentira, yo no), solo que Wes sigue rematando cada escena con un golpe humoristico marciano casi impercepible y hace de lo aparéntemente nimio algo revelador para el protagonista en la ficción (y casi hasta para el espectador, por el grado de empatía que se llega a desarrollar con sus personajes e historias), convirtiendo la suma de las partes y trasfondos en algo que redunda en un cariño y apreciación a todo lo que implica su cine casi inexplicable para el no simpatizante.
Como curiosidad, y no quiero que el fan de este titán del cine se decepcione antes de ver la peli, comentar que aquí no tenemos las mitiquérrimas tomas a cámara lenta finales o las de agua, pero nos compensa musicando algunas de esas secuencias que tanto nos gustan a sus incondicionales con los Beach Boys.
Talento inconmesurable y posible fóbico social. Lo que se dice un ¨mostro¨.