A propósito de la eterna guerra entre el hombre y la mujer, en 1982, Patxi Larrainzar (escritor y teólogo),hizo a mi parecer una de las reflexiones más racionales y sinceras que se pueden llegar a obrar acerca de la desavenecia entre sexos, cuando contestó de esta guisa a la crítica recibida por parte de una mujer acusandole de ser machista.
Lo voy a citar entero porque en el foro también hay mentes entrenadas que gustan leer,quien no tenga ganas de leer que le dé al scroll o que se vaya a contar guisantes.
Oye chata, que quiero empezar el año sin enemigos en el horizonte, y voy a darte una explicación para desfruncir ese morrito que me pones desde que en este diario hice un comentario sobre las mujeres, a mi parecer inofensivo. Y olviadando todos los tópicos maculinos sobre vosotras, unos para exaltaros y otros condenaros con tozudez ( desde los sesudos Padres de la Iglesia hasta el sexudo padrecito Freud), prefiero contarte la historia personal de mis relaciones con las gevas, porque sospecho que es bastante parecida a la de otros machos de mi generación: a ver si de una vez nos entendemos y amistamos.
Recuerdo que siendo niño, mi abuela decía que yo era demasiado guapo para ser hombre: pero el día de su entierro, una nena que me gustaba mucho y me hacía ascos, supo hundirme este puñal con su manita de nieve: "Ahora que ya no nos oye tu abuelita, has de saber que eres más feo que Picio". Y ahí creo que comenzó mi aborrascada relación con vosotras, mitad atracción y mitad repulsión: fascinado por vuestra misteriosa lejanía que la educación castradora nos impuso, y obsesionado por vuestro abismo devorador del que la religión nos espantaba hasta extremos patológicos,¡con decirte que nos porponían como modelo de vida a san Luis Gonzaga, porque jamás había mirado a una mujer a la cara, ni siquiera a su porpia madre, tú verás! Y por otra parte, el libro, el libro sagrado del Talmud nos hacía saber que "Dios os pedirá cuentas de los placeres de este mundo que no aprovechasteis", por despreciar su creación. Así que, imagínate qué lío en mi pobre cabecita, que no sabía a qué carta quedarse sobre si sois el infierno o el paraíso, diosas o demonios, el éxtasis o la abyección, lo más sublime o lo más guarro para las ansias de un joven idealista, ¡menudo caco, chatunga!
Y al llegar a los estudios serios, yo creí poder aclararme cuando vi que lo llenabais todo: porque Poesía eres tú, y la Literatura mejor no es sino describir y explorar el matorral espinoso tras el que yace una mujer bellísima; y la Moral se reduce a hablar de vosotras, para advertir de vuestra peligrosidad, claro; y la Biblia es un desfile de modelos femeninos desde Eva hasta María, unos lamentables y agregios otros pero todos extremosos; y el tema de conversación tanto entre los dioses del Olimpo como en las tabermas de barrio, también vosotras; y la moderna sicología nos alecciona que los sótanos del incosciente varonil están habitados por mujeres perfectas, y " el futuro será lo que sea el modelo de muchacha que bulle en la cabeza de los jóvenes de hoy" , cito de memoria lo que decía Ortega y Gasset, el filósofo más leído en aquel tiempo.
Os veíamos pasar, corzas altaneras, y mi sentimiento respecto a vosotras, aparte de esa fascinación-rechazo tan contradictorios, era el de envidia pura y simple: yo odiaba el estudiar materias pesadísimas, mientras vosotras andabais de acá para allá con vuestras risitas mordedoras, ¡están siempre de fiesta, me decía, multiplicando la luz con sus remeneos ojivales!, y saben hacer de todo: hacen una bizcochada que te relames de gusto, te montan el traje más vistoso con cuatro retales baratos, adornan la cosa como el mejor diseñador, le sacan a un duro seis pesetas y estiran el presupuesto como ningún ministro de Economía, y encima saben parir, tú, qué maravilla, ¿se puede pedir más a un ser humano? Ellas en fin, "mueven el sol y las altas estrellas", lo dijo el Dante resumiendo toda la sabiduría antigua;y ésa era también mi sabia conclusión, envidioso de unos seres prodigiosos que hacían girar el mundo en torno a su cintura de Eurídice, o de sus cabellos de Helena, o de su mano corajuda de Judit... Creía entonces que la educación judeo-cristiana había fracasado con nosotros, al lograr todo lo contrario de lo que pretendía, ya que os convirtieron en nuestras divinidades y a nosotros en bobos adoradores de ese angelismo turbador...Tanto, que cuando mi obispo en una de sus broncas me preguntó si era un obseso sexual, no pude menos que responder: "Sí, padre, pero ¿quién que es, no es obseso sexual?". Y así, muchos años de ensueño, ¿o quizá de hipocresía?
Y ahora, escucha, chatilla: cuando más arrodillados estábamos ante vosotrs, aímos un restallante "así no, tíos", dicho por una voz exasperada de valquiria y al borde del ataque de nervios, seguido de otras voces más amigas que nos reconvenían suavemente. " No queremos ser diosas sino compañeras vuestrs, no queremos se objetos de adoración ni de usar y tirar, desamos ser porque podemos ser ingenieros, curas o futbolistas, y no estas relegadas en la jaula del hogar como reinas sin corona, ni depender del sueldo del hombre, que es el úncio dios verdadero de esta civilización injusta y estúpida". Y mira, a este tontín y de seguro que amis colegas de sexo, se nos puso una cara de tarados que daba risa, y es que no entedíamos nada de nada:" Pero ¿qué estoy oyendo, que no están contentas de ser princesas y musas y hadas benéficas?, ¡pero si viven como dios, pero si el mundo se deja guiar por el eterno femenino hacia lo alto!, ¿pues qué quieres ahora?". Así de perdidos y alucionados, así de papanatas.
Y como queríamos ser progres y sobre todo no pecar de injustos ( te juro que esverdad), nos pusimos a la tarea humillante de darle la vuelta al calcetín de nuestra estructura mental: un calcetín pringadísimo y cada vez más maloliente conforme íbamos visitando las trincheras del feminismo limitante: desde Simone de Beauvoir hasta Betty Frieda, pasando por los informes Kinsey y Hite, docenas de ensayos y novelas escritos por mujeres, y que nos fueron apenado del machito y haciéndonos perder la inocencia no del todo inocente, ¡y qjé sudores desmontando el andamiaje sexista y vigilando nuestro leguaje, y cuántos gopes de pecho en nombre de una cultura brutal que margina obscenamente a la mitad de la Humanidad!, y de nuevo arrodillados pero ahora para pedir perdón por tanta chorrada cortesana y paternalismo baboso, tanta teología misógina y tanto arrobamiento y adoración sospechosa... Tenéis mucha razón: el Patriarcado os explota sexual y económicamente, y de ahí el desprecio, la minusvaloración y las cadenas doradas que esclavizan a la mujer en general y ala mujer de la clase obrera en particular, que vive sin vivir en sí, y tal alta vida espera, que muer porque la matan. ¡De acuerdo, chati, caminemos juntos, mi conversación es sincera!
¿Y? Pues que llegamos a lo más peliagudo de este asunto: que uno ya se creía en paz con las mujeres después de ese trabajo de normalizar las relaciones mutuas, ¡años de escucharnos y dialogar para ser tiernos compañeros en la aventura humana, diferentes pero amigos!, y ahí va, cuando menos te lo esperas, elevas tu naricita respinga y ¡zas! a la remaguillé nos lanzas tu dardo afiladísimo "¡Machista, no tenéis remedio, tarde o temprano asoma tu arrogancia de macho cabrío, sois irrecuperables!"
Y esto, una y no pocas veces. Por eso, mi humilde súplica de hoy :¿Quieres decirme de una puta vez qué es lo que tenemos que hacer para mereces vuestra aprobación, ( lo digo sin el menor asmo de ironía), y para no merecer esas inesperadas puñaladas? Porque yo ya no sé qué hacer, se me está poniendo cara de huevón y calzonazos, y eso tampoco os gusta ¿no? ¿O no habré entendido aú nada de nada? Entonces, tú diras, bella donostiarra. Fumando espero.